
La deuda global acumula una pérdida por precio del 2,4%, lo que supone su peor desempeño en un mes de enero desde 2009. Un porcentaje que es incluso mayor en el caso de los bonos soberanos, que retroceden un 2,87%. La razón de ello está en el enfriamiento de las expectativas sobre las bajadas de tipos dibujada en la recta final de 2023, al pasarse de las siete de entonces a las cinco actuales. Esto ha provocado incrementos en la rentabilidad final de la renta fija, pero también ha generado ventas en masa por parte de los inversores, lo que tumba los precios. Con todo, la situación actual en el mercado de deuda es más normalizada y las caídas se presentan incluso como una segunda ventana de oportunidad para optar a este tipo de activos.