
El plan de reestructuración de Celsa aprobado por la Justicia incluye la capitalización por parte de los fondos acreedores de 1.291 millones del pasivo de la compañía y la refinanciación del resto. Pero estas firmas han tenido que elevar su aportación en otros 414 millones para alargar los vencimientos previstos en un préstamo sindicado firmado por la filial polaca de la empresa. Este imprevisto y la posibilidad que los propios fondos no descarten encontrarse con situaciones similares en otras filiales supone una muestra más de lo endeudada que estaba la empresa. Una situación financiera más que crítica que es producto de una serie de errores de gestión en una compañía que se ha mostrado incapaz de competir en un mercado maduro como el del acero.