
Recientemente conocíamos que Alemania está tratando de eximir a miles de pequeñas y medianas empresas de presentar informes de sostenibilidad, una medida que, corre el riesgo de destripar los esfuerzos para concienciar a las compañías de su impacto en el medio ambiente. Esta sensibilización que pretende la directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), con la que, hasta el momento, se obliga a las grandes empresas y las pymes que coticen en mercados regulados a informar sobre su cadena de valor, ha propiciado que la sostenibilidad esté en auge en los discursos corporativos.
Sin embargo, las organizaciones se enfrentan a un dilema: limitarse a cumplir la normativa existente o plantearse la sostenibilidad como fuente de creación de ventajas competitivas que pueda incrementar su rentabilidad y crecimiento, llevándose a cabo desde un plano más natural y no tan impositivo. Una disyuntiva que refuerza la tarea de quienes defendemos el tan necesario cambio en la relación de una empresa con su entorno.
Las compañías debemos ser conscientes del importante papel que jugamos en el escenario global, yendo más allá del estricto cumplimiento de la ley e impulsar nuevos modelos de gestión que contribuyan a crear un futuro sostenible y prometedor para las generaciones venideras.
Nos encontramos en un momento en el que el consumidor cada vez está más comprometido con el presente y el futuro del planeta. Un cambio de tendencia que hace que, sin sostenibilidad, no haya rentabilidad empresarial. De ahí la necesidad de lograr, desde las empresas, un equilibrio entre los diversos ámbitos de la sostenibilidad y la rentabilidad, priorizando el largo plazo y compitiendo en valores, pues los consumidores ya no solo adquieren productos fijándose en su precio, sino también en lo que aporta esa compañía a la sociedad.
Todo ello hace que empresas como Galletas Gullón hayamos incorporado la sostenibilidad en nuestro día a día como una convicción, como una forma de hacer las cosas y no como un objetivo más dentro de la compañía. Somos conscientes del reto climático al que nos enfrentamos y, por esa razón, hemos creado, entre otras cosas, un Grupo de Trabajo de Descarbonización. Es decir, un foro de diálogo que permite a los responsables de todos los departamentos, identificar, coordinar y priorizar actuaciones que faciliten la transición energética y reduzcan la huella de carbono.
Además, estamos poniendo todos nuestros esfuerzos en alcanzar la neutralidad en carbono antes de 2050 y, por eso, desde enero de 2023 también auditamos las emisiones de alcance 3 realizadas por Galletas Gullón y todas las atribuidas de nuestra actividad económica. Actuamos así porque estamos convencidos de que es la única estrategia que garantiza el éxito y que debe tener no solo el ámbito ambiental, sino también el económico, social, laboral y la ética y responsabilidad; tal y como hacemos en la galletera.
Conseguir el equilibrio de todos ellos en la estrategia de ASG, centrada en aspectos ambientales, sociales y de gobernanza, debe responder a preguntas esenciales como qué hay detrás de la compañía, qué hacemos y cuáles son nuestros valores y principios, pues todos ellos, sumados a largo plazo, definen la empresa sostenible.
Esto nos sitúa ante tres grandes retos en la narrativa de la sostenibilidad: diferenciación, autenticidad y coparticipación, sin olvidar que es fundamental vincular de forma estrecha y convincente la sostenibilidad con el modelo de negocio de cada organización y buscar alianzas con otros actores regionales o nacionales que abarcan desde ONGs y asociaciones a las administraciones públicas.
En este sentido, la información juega un papel esencial. Las compañías ya son conscientes de ello y hacen grandes esfuerzos por comunicar al exterior, a accionistas y consumidores lo que hacen, pero, en muchas ocasiones pasan por alto un elemento clave: sus propios empleados. ¿Entienden la estrategia de sostenibilidad de la marca para la que trabajan? ¿Saben qué supone la descarbonización o reducir la huella de carbono? Y lo más importante, ¿están alineados con la estrategia de su compañía?
Solo de esa manera podremos incorporar la sostenibilidad a la estrategia empresarial como una convicción y caminar a través de ella hacia nuestros objetivos de negocio, siendo algo constitutivo e indisoluble de la actividad empresarial; al tiempo que devolvemos a nuestros stakeholders el valor que nos aportan y dejamos huella positiva construyendo un mundo mejor.