
¿Cuántas veces oímos al día hablar sobre el cambio climático y la necesidad de actuar contra él? Posiblemente no sepamos una respuesta para ello, sí que está claro que es un tema que está candente en la sociedad, como no puede ser de otra manera.
Sí que tenemos certeza de que la temperatura media del planeta es hoy en día 1,1 ºC más elevada que a finales del siglo XIX, y este verano está suponiendo que sea uno de los más cálidos en tiempo, marcando temperaturas récord en varios observatorios, como así registra la AEMET. Hasta 46,8 ºC se registraron en el aeropuerto de Valencia el pasado 10 de agosto, superando en 3,5 ºC el segundo dato, que databa de 1986.
Es por ello que la población cada vez es más consciente de este problema e intentan que su huella de carbono se reduzca lo máximo posible. Ante esta demanda, el sector público cada vez lleva más a cabo políticas destinadas a un entorno sostenible, y el sector privado también también lleva años contribuyendo con medidas para ser sostenible y acogerse a la Agenda 2030 implementada por la ONU.
Son muchas las empresas que han acuñado el término ESG, siglas basadas en los términos Environmental (ambiental), Social (social) y Governance (gobernanza), que hace referencia a criterios y estándares aplicables a las operaciones de la empresa desarrollados a través de protocolos para mantener una relación adecuada con el entorno, tal y como explica el equipo de I+D+i de Overlap en su Informe de tendencias empresariales 23/25, al que ha tenido acceso en exclusiva elEconomista.es.
¿Quiénes lo implementan?
En concreto, algunas como Unilever han lanzado una estrategia llamada Unilever Compass, que tiene como objetivos conseguir un crecimiento más consistente, competitivo, rentable y responsable. De acuerdo al Anuario de Sostenibilidad de S&P Global, , la compañía angloholandesa encabeza el listado de empresas de alimentación más sostenibles del mundo y una de las más preparadas para el futuro.
De igual manera, otras como Natura & CO se comprometió con la economía circular. Esta consiste en utilizar los recursos de forma eficiente, da prioridad a los productos renovables y alarga la vida útil de los que no lo son. En el caso de esta compañía, se comprometió con el movimiento B Corp, que es una acción global formado por personas que se apoyan en la empresa para crear un impacto positivo en la sociedad. La compañía de productos de belleza es líder en la circularidad: hasta el 81% de sus embalajes son reutilizables, y la meta está en el 100%. Pero no solo eso, sino que el 94% de los elementos de producción que utilizan también son ecológicos.
En España este año ya son 30 las empresas que figuran entre las más sostenibles del mundo, según el Anuario de Sostenibilidad de S&P Global, y dos de ellas están entre el 1% más sostenibles (Indra y Melia Hotels). Este ranking evalúa a más de 7.800 empresas de todo el mundo y de todo tipo de industrias, y en dicho listado entraron las 710 mejores, seis menos que en el 2022.
Inversores responsables
Las iniciales ESG acotan prácticas de la empresa enfocadas al medio ambiente, al impacto de la firma en la comunidad y a las directrices de gestión empresarial. Las organizaciones, al igual que trasladan y hacen transparentes sus resultados económicos del año, también lo hacen del estado de las medidas medioambientales que han llevado a cabo. Y esto no solo con el fin de conseguir una buena imagen corporativa, sino porque cada vez más, existen los llamados "Inversores Socialmente Responsables" (ISG):es decir, aquellos que valoran los factores ambientales, sociales y de buen gobierno de la compañía más allá de sus resultados financieros.
Cada vez son más los inversores que buscan activos socialmente responsables y sostenibles. De hecho, en España existe desde 2009 existe SPAINSIF, una asociación sin ánimo de lucro constituida por entidades interesadas en promover la Inversión Socialmente Responsable en España, y que desde el 2016 tienen un convenio de colaboración con el Ministerio de Trabajo para fomentar esta Inversión Responsable.
¿Cómo medir la sostenibilidad?
En su misión, visión y valores, muchas organizaciones pueden hablar de la sostenibilidad y de la importancia del medio ambiente. Pero para los ISG no basta con que la empresa se comprometa con una serie de objetivos sostenibles, sino que debe cumplirlos. Ahora bien ¿cómo podemos saber si lo hace? Pues el Foro Económico Mundial, junto a Deloitte, EY, KPMG y PwC, desarrolló un sistema de medición basado en cuatro pilares, y que se desdobla en 55 métricas diferenciando las 21 Métricas Core (y las 34 Métricas Expandidas.
Dichos cuatro pilares son los mismos que desarrolla la ONU en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): Princípios de Gobernanza, Planeta, Personas y Prosperidad. Los tres primeros están destinados a lograr el cuarto, pero para ello, hace falta compromiso con las métricas que hemos mencionado: compromiso de los stakeholders, actuar en consecuencia de la pérdida de recursos naturales y del cambio climático, dignidad, igualdad y salud para la sociedad, o la innovación y la creación de empleo y riqueza son algunas de las mediciones para saber si una compañía cumple con los ESG.
La ESG, en el centro
Para conseguir una empresa que cumpla sus ESG, es fundamental que la coloque en el centro de la estrategia. Para ello, debe distribuir la planificación en tres fases: asimilación, movilización y transición. Las tres etapas son consustanciales con un proceso de gestión del cambio, necesario para conseguir la implicación de los equipos humanos y actuar directamente en la cultura de la organización. Innovar, establecer objetivos a largo plazo y llevar a cabo una medición del progreso, son factores clave para mejorar la sostenibilidad de la empresa.
Los riesgos de no aplicar una correcta ESG
Aunque la ESG traslade muchos beneficios a la empresa, no siempre es así. La ESG tiene sus riesgos, como por ejemplo la inanición de la estrategia, que conlleva a muchas compañías al ser sostenibles únicamente por lo que dicen, pero no por lo que hacen. Sin embargo, adoptar una buena estrategia trae consigo oportunidades que la empresa puede aprovechar, definiendo las métricas ESG. Si se lleva a cabo una correcta medición, una exposición transparente de los datos siempre será positivo para la compañía, así como le aportará valor. Por último, esta tendencia empresarial da lugar a la colaboración entre firmas cuyo centro sea la ESG, y de esta forma serán más atractivas y tendrán más valor en el mercado.