Yolanda Díaz ha reclamado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que el Ministerio de Industria sea una de las carteras que le correspondería a Sumar en la nueva legislatura. Pero además, la vicepresidenta ha pedido que la Sepi, que ahora depende de Hacienda, pase a estar también bajo el paraguas de Industria. Si Sánchez cede, esta maniobra permitiría a la líder de Sumar controlar directamente Telefónica. La estrategia de Díaz pasa por ejercer dicho control a través de la entrada de Sepi en la operadora con la compra del 5% del capital, una operación que ya se ha puesto en marcha. Con ello el núcleo duro de la teleco estaría bajo el mando del Estado, ya que la buena relación de España y Arabia asegura la fidelidad de STC, que controla otro 4,9% del capital.
Esto supondría un grave perjuicio para la operadora, que perdería la necesaria agilidad en su toma de decisiones para competir en un sector muy competitivo y puntero donde se lucha por cada cliente. Pero es que además, conllevaría una caída en la valoración bursátil de la compañía y expulsaría a muchos inversores, sobre todo extranjeros, del capital. No obstante, el riesgo del control estatal que Díaz persigue va mucho más allá de Telefónica. Tener el mando del holding público permitiría a la vicepresidenta del Gobierno repetir operaciones similares en otras firmas que España considere estratégicas, como las eléctricas por ejemplo. Un creciente intervencionismo que la propia Díaz ya adelantó tras la irrupción de STC en Telefónica al reclamar "un mayor control del Estado frente a intereses extranjeros que a menudo son difícilmente compatibles". Urge que Sánchez impida que Sumar dirija Sepi ya que ello amenazaría las inversiones y el crecimiento de las grandes empresas.
