Opinión

La paradoja del autónomo al subir la persiana

  • Rafael Amor Acedo, Presidente de la Asociación de Autónomos de Andalucía, ATA-Andalucía

La pandemia por el virus COVID-19 ha cimbreado a la humanidad por sus graves repercusiones no solamente en el ámbito de la salud, sino también en el económico, político y social. Ha evidenciado la vulnerabilidad de la condición humana y ha mostrado a los gobiernos que la salud es el bien más importante de su población, sin ella no hay economía, sociedad ni estabilidad.

Afortunadamente la ciencia ha sido la gran aliada para luchar contra la pandemia y con la vacunación empezamos a ver la luz al final del túnel, siempre a sabiendas de que la Covid19 sigue instalada entre nosotros.

Pero la existencia siempre está rodeada de riesgos y, desde abril de 2021, la inflación mes a mes prosigue imparable su escalada. El IPC ha superado actualmente los dos dígitos, liderado una vez más por un incremento de los precios energéticos (electricidad, petróleo, gas...), que ya ha afectado intensamente al resto de la cesta de bienes y servicios.

En este escenario, las personas trabajadoras autónomas cuando levantan la persiana de su negocio se encuentran con la paradoja de que, tras la crisis del Covid se ha reactivado la actividad, pero los costes de esta, principalmente los de suministros y salariales, han sufrido un incremento desorbitado que es imposible trasladar en su totalidad a los precios finales de los productos o servicios porque las ventas no suben.

La inflación afecta ya de por si, en un sesenta por ciento, a la cesta de la compra según el último informe del Banco de España y tiene como consecuencia directa la caída del consumo. Por tanto, levantan la persiana de los negocios cada día sabiendo que la rentabilidad de su trabajo y los ingresos son cada vez menores, que han reactivado la actividad pero aún no se han recuperado con respecto a la etapa anterior a la pandemia.

Las ventas no suben, han agotado sus ahorros e incluso se han endeudado para que su negocio pueda sobrevivir durante los duros y largos meses de restricciones a los que nos ha llevado la pandemia.

Una vez más, los autónomos se convierten en uno de los sectores más afectados por una crisis, ahora la de la inflación.

Las medidas tomadas hasta ahora por el gobierno son insuficientes y subir los impuestos o cotizaciones no es el camino más adecuado para contener la inflación.

Con ingresos cada día menores, afrontando la subida de materias primas, sin ahorros, endeudados o sufriendo un incremento de la morosidad, si además se incrementan los costes laborales, se verán obligados a incrementar sus productos o servicios a igual ritmo que los costes que soportan sus ya mermadas cajas registradoras. Un bucle muy perjudicial para la economía.

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