
Según el índice de precios de los alimentos de FAO, estamos en niveles máximos desde el año 2011: los cereales en el último año han subido un 13% a nivel global, la carne un 17%, el azúcar un 20% y los aceites vegetales han llegado a subir hasta un 34% en un solo año, y, si nos remontamos a hace 18 meses, los precios de los alimentos se han incrementado un 34% a nivel mundial.
Existen muchos factores que empujan el coste de los alimentos al alza, ya que los sistemas alimentarios son muy complejos e involucran a muchos actores interrelacionados a lo largo de toda la cadena: materias primas, fertilizantes y pesticidas, mano de obra, maquinaria, agua, energía, transporte, entre otros. El encarecimiento de cualquiera de estos componentes se repercute a todo el sistema, llegando en última instancia al bolsillo del consumidor.
Así, estamos asistiendo a un aumento generalizado de los precios de la energía, de otras materias primas y del transporte de mercancías, todos factores que a su vez desempañan un papel fundamental en los precios de los insumos y productos.
Además, un elevado el coste de la energía se traduce, entre otras cosas, en altos precios de los fertilizantes, cuyo aumento sin precedentes desde noviembre del año pasado, se está volviendo extremadamente problemático y podría tener efectos significativos en la próxima cosecha, en los precios de los alimentos, en la seguridad alimentaria y la nutrición a lo largo de los años 2022-2023.
Pero a estos niveles de inflación alimentaria que estamos viviendo y a los estragos de la pandemia que no acaba de terminar, tendremos que sumar ahora las trágicas consecuencia de una guerra anunciada pero inesperada.
Rusia y Ucrania, graneros del mundo
A pesar de las expectativas de una cosecha mundial casi récord, la producción en varios de los principales exportadores de trigo se ha reducido, en Canadá y EE. UU por las condiciones de sequía prolongada, y en la Federación Rusa, por condiciones climáticas adversas.
Estos factores se han traducido en aumentos sostenidos de los precios internacionales del trigo en la segunda mitad de 2021, tanto que, en enero de 2022, las cotizaciones de exportación de trigo se encontraban de media un 26% por encima de sus valores un año antes. En este contexto, cualquier interrupción adicional a las exportaciones exacerbará la escasez del mercado, incrementando los precios.
Para hacerse rápidamente una idea de las posibles consecuencias a nivel global será suficiente pensar que la Federación Rusa es el principal exportador de trigo del mundo, representando un promedio del 20% de las exportaciones mundiales de trigo entre 2016/17 y 2020/21. La mayor parte del trigo ruso se origina en los Distritos Sur y Central, con la mayor parte del grano exportado a través de los puertos del Mar Negro, Novorossiysk, Taman y Tuapse.
Al mismo tiempo, la cuota de mercado mundial de trigo de Ucrania se situó en el 10% entre 2016/17 y 2020/21, posicionándose el país como el quinto mayor exportador de trigo del mundo. La mayor parte del trigo de Ucrania se origina en Ciudad de Kiev y región de Mykolaiv. Los principales puertos de cereales de Ucrania, también en el Mar Negro, son Odesa y los puertos de Mykolaiv.
En cuanto a la cuota de mercado mundial de exportación de maíz de la Federación Rusa es comparativamente limitada, situándose en solo el 3% entre 2016/17 y 2020/21. Por otro lado, la participación de las exportaciones de maíz de Ucrania durante el mismo período fue mucho más significativa, con un promedio del 15%, lo que le confirió el lugar de la cuarta región exportadora de maíz del mundo.
Los puertos del Mar Negro de Ucrania envían el 95% de las exportaciones de cereales del país. Si se corta el acceso de Ucrania al Mar Negro, el transporte terrestre, camiones y ferrocarril a través del oeste de Ucrania y la frontera con Polonia, no compensará la pérdida de acceso al puerto debido a problemas logísticos y económicos (como la falta de vehículos o la necesidad de cambiar vagones de ferrocarril en la frontera con Polonia debido a diferentes ancho de las vías férreas en los dos países), mientras que los transbordos a través de Bielorrusia a los países bálticos se vería probablemente bloqueado de la misma manera por Rusia.
En estos momentos, los puertos ucranianos no pueden recibir nuevos buques para su carga. Tampoco hay nuevos envíos de granos que lleguen por ferrocarril a los puertos desde el interior, ya que el ferrocarril está dirigido a evacuar a las personas del sureste al oeste. Esto significa que ya se está produciendo una gran interrupción de la cadena de suministro y su gravedad depende de cuándo termine la guerra.
Dicho esto, a nivel mundial, el trigo y el maíz proporcionan aproximadamente el 20% y el 7% del suministro diario promedio de calorías, respectivamente, frente al 12% de los productos lácteos, el 10% del azúcar y el 8% de la carne. El comercio de cereales se multiplicó por cinco, de 83 millones de toneladas por año en 1960-1963 a 447 millones de toneladas por año en 2014-2017, respondiendo a la creciente demanda de alimentos, piensos y materias primas industriales, ya que, si bien el trigo es de importancia crítica para la alimentación humana, el maíz es importante para la industria de piensos.
Si bajamos a nivel de países, intuimos las consecuencias nefastas que este conflicto va a traer consigo en términos de alimentación: Egipto importa el 78% de su trigo tanto de Rusia como de Ucrania. El trigo de Ucrania representa más del 10% del consumo anual de trigo de 14 países; el 28% de las necesidades de trigo de Indonesia y 21% de las de Bangladesh. Cualquier interrupción del comercio tendrá consecuencias negativas. Suministros de EE. UU. Argentina, Australia, Canadá solo podrán llenar parcialmente el vacío y definitivamente implicarían costos más altos para los importadores.
Asimismo, Ucrania es el exportador número uno de aceite de girasol, representando el 30% de cuota mundial, mientras que Rusia ocupa el segundo lugar, cubriendo el 11% del comercio global.
Finalmente, es importante mencionar que Rusia también es un exportador clave de fertilizantes y dada la situación actual de altos precios de fertilizantes por los precios de energía esto llevará a afectar la producción del 2023.
¿Existen alternativas?
En primer lugar, es importante notar que de las exportaciones estimadas de trigo de Ucrania en el año 21/22 (finaliza el 30 de junio de 2022) de 24 millones de toneladas, se han exportado 17 mill. de toneladas?(29%).?Considerado el promedio de las exportaciones mensuales mundiales en febrero-junio, vemos que solo Ucrania todavía tiene alrededor del 10-11% de los volúmenes de exportación mundial restantes. Ante esta situación el saldo a cubrir por otros países es de alrededor de 7 millones de toneladas.
La Unión Europea, especialmente Francia y Alemania, es el principal competidor en exportaciones de trigo de Rusia y Ucrania, gracias a una buena cosecha esta temporada y su proximidad geográfica respecto a muchos de los principales mercados de Rusia y Ucrania.
Australia también podría ampliar su cuota de mercado, especialmente en Indonesia y Bangladesh. Aunque no es un gran exportador, La India también tiene amplios excedentes exportables tras una buena cosecha y ha aumentado sus envíos a Bangladesh esta temporada.
Sin embargo, la capacidad real de estos países de desplazar las exportaciones de trigo de Rusia y Ucrania a corto plazo queda por ver dadas las existencias y los obstáculos logísticos que habría que superar.
En cuanto al maíz, de las exportaciones de Ucrania para el 21/22 estimadas inicialmente en 33 millones de toneladas, el país ha exportado 21 millones de toneladas con 12 millones de toneladas (36%) restantes, siendo las exportaciones mundiales de maíz son de aproximadamente 185 millones de toneladas al año.
Estados Unidos, por su parte, es el principal exportador de maíz del mundo, especialmente para los mercados chinos. Sin embargo, su capacidad para impulsar aún más las exportaciones esta temporada podría verse limitada por los muy bajos niveles de existencias resultado de dos cosechas consecutivas por debajo del promedio.
Argentina y Brasil ocupan el segundo y tercer lugar exportadores de maíz, respectivamente. Se espera que las cosechas en curso en ambos países estén por encima del promedio, pero aún enfrentan cierta incertidumbre de rendimiento debido a las condiciones secas. Por todo ello, desafortunadamente es pronto para saber cuánta demanda global adicional ambos orígenes podrían satisfacer.
En el caso de Argentina, el segundo mayor exportador mundial en 2021/22, la incertidumbre adicional se deriva de la posibilidad de cierres temporales adicionales de registros de exportación por parte del Gobierno, como se hecho a fines de 2021, con el fin de asegurar el abastecimiento local y moderar la presión inflacionaria.
En segundo lugar, las sanciones impuestas a Rusia podrían también tener efectos negativos a la movilidad de los cereales restantes en tal sentido una alternativa es excluir a los alimentos de estas sanciones y evitar cualquier restricción a la exportación en el mundo.
Precios de los alimentos por las nubes
La incertidumbre para los mercados continuará en la próxima campaña de comercialización, ya que la siembra de primavera puede verse afectada en Ucrania. La mayor parte de la producción de trigo de Ucrania es trigo de invierno (plantado en septiembre de 2021 para la cosecha en julio de 2022, por lo que no se ve afectado en términos de planificación).?Sin embargo, todo el maíz y la cebada son cultivos de primavera (que se plantarán en abril-mayo de 2022) y toda la cosecha de 2022 se vería afectada por la guerra.
Asimismo, con los mercados de cereales y semillas oleaginosas afectados, es probable que la inflación de los alimentos se acelere a nivel mundial. Suponiendo que solo se pierda la participación de Ucrania en las exportaciones mundiales de alimentos, solo en el año comercial actual sería comparable a la pérdida de alrededor del 3-4% de las exportaciones mundiales de trigo y el 9% de las exportaciones mundiales de maíz antes de julio de 2022.
Si bien el mercado ya ha estado asumiendo algunos de los riesgos del conflicto con el aumento de los precios de los cereales y del petróleo, la mayoría de los participantes del mercado del Mar Negro no han tenido en cuenta hasta ahora el impacto de una posible interrupción de los flujos comerciales. Por lo tanto, es muy probable que el conflicto conduzca a un incremento notable de los precios de cereales y oleaginosas.
En suma, podríamos vernos abocados a una crisis de precios tal como la que vivimos en 2008, con consecuencias dramáticas para los más pobres de todo el planeta.
La inflación a la que hemos asistido a lo largo del último año ya ha puesto incluso los alimentos más básicos fuera del alcance de muchos hogares. Muchas familias gastan más de la mitad de sus ingresos en alimentos y están ahora obligadas a elegir entre comida, alquiler y medicinas. "El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2021" nos muestra que ya en 2020 padecieron hambre unos 800 millones de personas, es decir unos 160 millones de personas más que en 2019 y tres millones de personas no tenían acceso a dietas saludables.
Más aún, hoy en día existen 20 países en situaciones muy serias de hambruna (hunger hotspots) y el fuerte incremento de precios reduce automáticamente la capacidad de intervención de las agencias humanitarias.
Así, los factores que contribuyen al aumento del hambre -los conflictos en primer lugar, el cambio climático, las recesiones económicas- seguirán amenazando la seguridad alimentaria, a menos que los países tomen medidas concertadas, mediante una mayor cooperación multilateral, invirtiendo mayores recursos y adoptando un nuevo enfoque para los sistemas alimentarios, incluso en contextos bélicos.