Opinión

El forraje de Hacienda y el pesebre

María Jesús Montero, ministra de Hacienda

Polonia ha rebajado el IVA de los alimentos básicos al 0%, el del gas al 0,8% y al 5% el de la electricidad para combatir la inflación. En Francia, el gobierno ha anunciado una rebaja de 15 céntimos por litro en los carburantes y ha aprobado un paquete de 28.000 millones de euros para los sectores afectados por la guerra de Ucrania. Suecia también ha rebajado gasolinas y gasóleos 12 céntimos. Irlanda reduce el impuesto especial sobre los combustibles para rebajar 20 céntimos por litro. Rumanía congelará durante un año el precio del gas y de la electricidad. Bélgica bajará el IVA del gas hasta el 6 y reducirá los impuestos especiales a los combustibles. ¿Y aquí, en España? Nada. Esperar a fin de mes para "hacer las cosas bien" como dijo la ministra portavoz.

Pero bien, ¿para quién? Porque con los transportistas en huelga, los agricultores en la calle, las flotas pesqueras amarradas, la industria láctea paralizada, riesgo de desabastecimiento en los mercados y los hogares empobrecidos por la subida desbocada de los precios, los españoles no pueden esperar. Además de qué en sus previsiones de marzo, EthiFinance Ratings (antes Axesor) ha rebajado dos décimas, hasta el 5,3%, la previsión de crecimiento para España este año por la caída del consumo de los hogares, alertando que la rebaja podría alcanzar el punto porcentual.

Aunque eso a Sánchez y a su gobierno les importa poco o nada. Porque para quien si hacen bien las cosas es para ellos y para las arcas de Hacienda que se está literalmente forrando, como decía Alberto Núñez Feijóo. Y cuanto más tarde en adoptar medidas para reducir los precios y rebajar impuestos, que no parece sea esa su intención, más ingresos tiene para seguir derrochando el dinero público en pagar ministerios innecesarios, ministros incompetentes, miles de asesores y amiguetes enchufados, sus caprichos en maquillaje o los delirios de Irene Montero

En lugar de atender a la realidad social el gobierno socialpodemita se dedica a hacer un lucrativo negocio con el aumento de la recaudación impositiva por la subida de los precios. Sólo por no deflactar las tarifas del IRPF el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, José Félix Sanz, estima que cada trabajador medio va a pagar 200 euros más lo que supone 4.110 millones de euros más por este impuesto para Hacienda. Recordar aquí que como explicó el director del Instituto de Estudios Económicos, Gregorio Izquierdo, cada punto extra de IPC se traduce en 800 millones de euros de recaudación adicional.

A ello hay que añadir que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), resalta que la Agencia Tributaria recauda ya entre 3.000 y 3.500 millones de euros adicionales por IVA a consecuencia de la subida de los precios de la electricidad, el gas, la gasolina y el gasóleo. Sólo por los impuestos a la gasolina el Ministerio que dirige María Jesús Montero está ingresando 250 millones de euros más el mes, mientras que los hogares españoles están perdiendo poder adquisitivo entre un 6% las rentas más altas y un 26% las más bajas a causa de una inflación desbocada y que no cesa.

Por eso el Gobierno miente, cuando dice que van a hacer las cosas bien. La auténtica verdad es que Sánchez necesita ganar tiempo para recaudar aún más a costa del empobrecimiento de los españoles, esperando que la Unión Europea le resuelva el problema y porque no sabe que hacer. Por eso se ha ido de gira por Europa -el no paga el combustible- a ver si alguien le da alguna idea convincente y para evitar dar la cara, cuando debería estar al mando del timón.

Y todo esto se hace ante el silencio vergonzante y despreciable de los sindicatos. Ni una manifestación, ni una declaración, ni una denuncia. Claro que el pasado 8 de marzo el Consejo de Ministros aprobaba una subida del 18,33% en las subvenciones anuales que reciben las centrales sindicales, 3,11 millones de euros más que elevan a 17 millones el dinero que recibieron el año pasado del Gobierno. Y de esa Cantidad la mayor parte se la llevan CCOO y UGT. Así se entiende que permanezcan callados como Judas, traicionando a quienes deberían defender y vendidos al poder.

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