Opinión

La pandemia y la energía aún afectan al crecimiento del PIB

Este viernes conocimos el dato avanzado, por tanto provisional, del PIB para el último trimestre de 2021. Antes de entrar en el análisis es necesario remarcar que es una cifra provisional. No es una cuestión baladí, ya hemos visto en el año que hemos dejado atrás que la revisión puede aparejar modificaciones relevantes. Recordemos la corrección del PIB del tercer trimestre con una rebaja de 1,7% sobre el provisorio.

El año 2021 terminó con un incremento interanual del 5% a precios corrientes, el último trimestre el incremento fue de un 2% en volumen. El dato del 5% queda muy lejos de las previsiones mantenidas por el Gobierno, un 6,5%, lo que implica una desviación de casi un 25%.

Este año tenía que haber acaecido una fuerte recuperación económica, así se vendió. Avalaban esta visión las campañas de vacunación; sin embargo la llegada de la variante ómicron causa una menor velocidad en la recuperación. La otra es el encarecimiento de la energía.

Ómicron sigue entre nosotros, lo demuestra el dato de la EPA y el número de personas que están de baja por enfermedad. Conforme a esta estadística "la ausencia por enfermedad se ha incrementado en 109.600 personas" el pasado trimestre. Ómicron y otras posibles variantes están o pueden materializarse en un futuro, por lo que hay que tener precaución de cara a las previsiones del presente año 2022.

En paralelo, nuestro mercado laboral sigue siendo precario y afectado por la temporalidad. El descenso de los desempleados en el año 2021 es una buena noticia pero no se trabajan las mismas horas. "Si se compara con el cuarto trimestre de 2019, antes de la pandemia, el número de horas trabajadas es un 3,80% inferior", según leemos en la última EPA. Además el colectivo de los mayores de 55 años es el único grupo que aumenta el número de desempleados.

Sobre la energía tampoco cabe ser positivo. La luz continúa a precios altísimos y por el mercado de futuros no parece que vaya a producirse un vuelco. El petróleo sube constantemente. El Brent se mueve ligeramente por debajo de 90 dólares por barril. En enero de 2021 estaba por encima de 50 dólares por barril, por lo que se ha producido un avance del 80%. Si miramos al gas se ofrece una foto semejante: en enero el precio está sobre 4,40 dólares mientras que hace un año se situaba en el entorno de los 2,25 billetes verdes, lo que implica un incremento del 96%. La presión del precio de la energía no parece que vaya a dar buenas noticias.

El avance del 5% no permite recuperar los niveles de actividad prepandemia, tan solo atenuamos la mitad de la caída de 2021. Somos una de las economías más rezagadas en la recuperación del mundo. La recuperación es insuficiente, pese a que volver a los niveles previos a la pandemia es indispensable. Recordemos, volviendo a la EPA, que aun no se han recuperado los puestos de trabajo que había antes de la llegada de la crisis vírica.

Además, no parece creíble el 7% de incremento del PIB que el Gobierno estima para el presente año. Tanto el Banco de España, con su previsión del 5,4%, como el FMI, con un 5,8% , son de mi misma opinión. Eso sí, Hacienda, que ha recaudado la cifra histórica de 223.382 millones de euros, un 15,1% más sobre el año anterior, espera este año un incremento de recaudación de un 7,5%.

Nueva política monetaria

Veremos cómo la factura fiscal se eleva más que las predicciones sobre el PIB. Ello en un año donde sobrevuela en Bruselas la vuelta al equilibrio presupuestario, a la austeridad fiscal en otras palabras. Además el BCE va a terminar con su política de compra de activos, mayoritariamente deuda pública, que hasta ahora ha embridado la prima de riesgo.

En este 2022, donde nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fiaba todo a la economía, pueden volver a torcerse por completo sus esperanzas. Surgen tensiones políticas demostrándose que no es un Gobierno de coalición sino una coalición de Gobiernos.

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