Opinión

China apuesta a la prosperidad compartida

Importantes cambios en la gestión de la economía de China

El año 2021 fue el inicio de un nuevo paradigma para la economía de China. El país está pasando de un modelo que promueve el crecimiento económico ante todo a otro que pone el acento en la eficiencia, el bienestar y la protección de los consumidores, la mitigación del cambio climático y la protección del medioambiente. La expansión de las empresas chinas ya no será tan descontrolada, sino que habrá más regulación y supervisión. Del objetivo de crear una potencia industrial mundial se pasa a la búsqueda de un tecnonacionalismo. La dirigencia china cree que el país está al borde de una transformación que la llevará a la condición de auténtica «economía socialista moderna».

China no está sola. Más allá de la denominación que apliquen a sus respectivos sistemas políticos, y a pesar de las tensiones bilaterales, China y Occidente enfrentan desafíos similares. Ambos confrontan un aumento de la disparidad de ingresos, la expansión ilimitada de las megatecnológicas y una divisoria cada vez más profunda entre las élites y las bases. Pero a diferencia del resto del mundo, China decidió tomar el toro por las astas.

En el transcurso de 2021, el gobierno chino tomó unas veinte o treinta medidas importantes en el sentido de regular y disciplinar a una variedad de corporaciones líderes, que incluyen desde plataformas orientadas a los consumidores hasta empresas educativas. Estas intervenciones se basaron en la defensa de la competencia, la seguridad de los datos y la igualdad social (y a veces, en las tres cosas juntas).

La prensa internacional se tomó estas acciones de amplio alcance con gran alboroto, pero son sólo el inicio de una transformación más profunda en marcha. Medidas regulatorias y de fiscalización son necesarias y bienvenidas en un país que antepuso por mucho tiempo las perspectivas de crecimiento de las empresas y sus contribuciones al PIB al bienestar y la protección de los consumidores.

Los cambios iniciados en 2021 constituyen un «momento de maduración» para la economía china, que señala que la gente es más importante que las cifras agregadas. Dentro del nuevo concepto de «prosperidad compartida», el objetivo oficial del gobierno para la próxima década es crear condiciones para el crecimiento de una clase media próspera y numerosa, mejores oportunidades para todos y una conducta más «empática» de parte de las empresas chinas. Se trata de evitar el capitalismo irrestricto al estilo occidental, que dio lugar a un «estrechamiento de la clase media», en favor de una estructura de ingresos más «ovalada».

Hace cuarenta años, Deng Xiaoping anuló el tabú ideológico contra el afán de lucro individual, con la idea de permitir que alguna gente se enriqueciera primero, para que después la marea alzara todos los barcos. La dirigencia actual de China cree que es hora de que actúe la marea. La COVID? 19 desnudó la desigualdad entre ricos y pobres. Las megatecnológicas se volvieron durante la pandemia más grandes y poderosas. El encierro en los hogares y la cercanía entre las personas (las élites y las masas) centraron la atención en cuestiones internas y en la necesidad de independencia y autonomía nacional.

Contra lo que suele pensarse en Occidente, el impulso regulatorio chino no obedece a un mero deseo de reprimir al sector privado indiscriminadamente, humillar a los multimillonarios o limitar el acceso internacional de las empresas chinas. En 2021, 407 empresas chinas cotizaron en bolsa y más del 83% eran corporaciones privadas (no empresas estatales).

La prosperidad compartida se vincula con el objetivo más amplio de la armonía social. Una de las mayores ironías en la sociedad contemporánea china es la hipercompetencia educativa, que genera ansiedad en los padres y grandes padecimientos en los hijos. Las familias gastan montañas de tiempo y dinero en actividades extracurriculares, llenando las agendas de los niños de cosas que no son imprescindibles en la economía moderna. Se ha comparado el fenómeno con un teatro lleno de gente en el que unos pocos se ponen de pie para ver mejor y obligan a todos a hacer lo mismo. Al final, nadie está mejor que antes.

Ahora que la mayor parte de la población china adoptó la vida digital, hay más preocupación por el uso inadecuado de la información personal, que en algunos casos famosos llevó a que las personas afectadas perdieran no sólo el patrimonio sino la vida. Además, las megatecnológicas chinas han mostrado muy poco interés en el bienestar de sus empleados, y eso desmotivó a jóvenes extenuados que esperaban formar familia y ahora están «tumbados» (ya no crecen ni avanzan en sus puestos de trabajo).

Las autoridades chinas se han dado cuenta de las tensiones y vulnerabilidades sociales aparejadas al crecimiento sin control dirigido por el mercado. Aunque los fallos del mercado y las desigualdades de la nueva era digital son universales, la estrategia de China para encarar estos problemas tiene características que la diferencian de la mayoría de los otros países. Para empezar, la respuesta tiende a ser más veloz y drástica. Por el contrario, las autoridades estadounidenses no han hecho casi nada por poner freno a Facebook, por ejemplo, a pesar de reiteradas revelaciones de sus prácticas cuestionables y frecuentes recordatorios de los profundos problemas sociales que su modelo de negocios ha causado.

Otra diferencia es que no es probable que China adopte el tipo de Estado de bienestar a gran escala que es posible hallar en algunos países europeos. En China, se ensalza el esfuerzo como una virtud nacional y tradicional. Y a diferencia de Estados Unidos, no se castiga al 1% superior, aunque de vez en cuando se apele a la vergüenza pública en casos individuales (o peor, si hay de por medio un delito). La dirigencia china sólo quiere eliminar las fuentes de desigualdad «injustas», por ejemplo las barreras contra el acceso, el poder monopólico excesivo y los vacíos legales que hacen posible la obtención de «ingresos ilegítimos».

El intento chino de regular las empresas y limitar sus ambiciones de crecimiento podría criticarse diciendo que eliminará el incentivo a innovar. Pero este argumento no tiene en cuenta el hecho de que en China los emprendedores no buscan sólo recompensas monetarias. Hacerse «importante» a través de la dedicación a una carrera o algún aporte valioso a la sociedad es, según reza el dicho confuciano, una forma de «glorificar a los ancestros». Puesto que los mueve un fin más grande, los emprendedores chinos se adaptan rápidamente a cambios en las circunstancias para no cejar en la búsqueda de sus objetivos.

Además, por cada multimillonario descontento que no hará más donaciones benéficas a menos que se lo «persuada», hay muchos más millonarios felices que realmente agradecen que se introduzcan regulaciones al tamaño y alcance de las grandes empresas, ya que mejorarán sus propias chances de volverse a su vez multimillonarios.

A China le aguarda un camino plagado de dificultades. No hay ejemplos de un país de tamaño similar que haya cultivado una economía política a la vez equitativa y capaz de aprovechar a pleno la innovación dinámica y la eficiencia. Existen riesgos relacionados no sólo con la desglobalización sino también con una continuación de la globalización que excluya a China. Otro riesgo importante, según algunos observadores externos, es que políticas pensadas para transformar el clima de inversión y el entorno empresarial empeoren la situación o resulten excesivas. Y todavía mayor es el riesgo de que la ideología se anteponga a la gestión económica prudente y anule la liberación mental que hizo posible la adopción de una economía de mercado en los últimos cuarenta años. Pero es improbable que suceda.

Felizmente, el año que pasó también trajo consigo muchos acontecimientos favorables a una economía de mercado, como el lanzamiento del primer fondo de BlackRock para China o la autorización para que la Bolsa de Hong Kong ofrezca futuros de acciones clase A. Actores de todo el mundo se preparan para ampliar la escala de la inversión institucional extranjera en China, lo que demuestra que una mayor liberalización económica puede coexistir con una supervisión regulatoria más estricta. Además, desde la firma del acuerdo comercial en fase uno con Estados Unidos, China aprobó 28 licencias financieras y el 100% de las exenciones arancelarias solicitadas por empresas estadounidenses. A pesar de las tensiones entre ambos países y de los trastornos de la pandemia, los flujos comerciales y financieros se han mantenido.

China también reforzó sus compromisos con la acción climática y anunció que dejará de financiar proyectos de generación de energía basados en el carbón en el extranjero. La conciencia del tema en las corporaciones y en las familias es cada vez mayor, y el Banco Popular de China, los gobiernos de nivel local y las instituciones financieras se comprometieron a dar apoyo a empresas más pequeñas, y los reguladores publicaron una taxonomía de bonos verdes, como parte de un esfuerzo más amplio por integrar las cuestiones climáticas a la gestión macroprudencial. La diplomacia climática sigue siendo un importante canal a través del cual China puede reforzar sus vínculos con el resto del mundo y dar muestras de liderazgo internacional. Eso implica colaborar con las economías avanzadas y ayudar a otros países en desarrollo a alcanzar sus metas de emisión neta nula.

Igual que muchos otros países, durante el año entrante China tendrá que estar atenta a una variedad de cuestiones cíclicas inmediatas, entre ellas la lentitud de la recuperación pospandemia, el aumento del endeudamiento y del riesgo de impago, una mayor frecuencia de desastres naturales y bajos niveles de inversión y consumo. Pero por debajo de los flujos y reflujos naturales de las economías de mercado, el país irá camino de una mayor ecuanimidad, tolerando tasas de crecimiento más bajas con énfasis en la calidad, y una mayor volatilidad cíclica. Para la mayoría de los chinos, los sacrificios hechos para lograr la «prosperidad compartida» serán a la vez necesarios y sabios.

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Comentarios 9

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Bin
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Qué bien, qué bonito todo. Cómo se preocupan por sus ciudadanos.

Una preguntita, sólo por aprender algo

¿Cuándo son las próximas elecciones libres en China?

Puntuación 2
#1
para Bin
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Las proximas elecciones en China??

Pues cuando EEUU deje de invadir paises y arruinarlos: Siria, Irak, etc

Si tuviese la desgracia de ser estadounidense por quien votaria? Biden o Trump? Ninguno me gusta, los dos continuan con la politica de invadir y masacrar pueblos para los intereses de EEUU. Ah, entonces no puedo votar, eso es democracia, soy libre?

Prefiero el modelo Chino

Puntuación -7
#2
yomismo
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Así es en China se preocupan por el bienestar de la gente pero sin contar con lo que piensa la gente, están en el Despotismo Ilustrado, algún día acabarán por descubrir la democracia y la venderán al resto del Mundo como el gran invento chino.

Puntuación 2
#3
Usuario validado en elEconomista.es
Hector
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Esta Chica que escribe esto es fanática del socialismo chino....seguramente es izquierdista acostumbrada a que controlen su vida y pide mas, mas intervención del estado y mas control....Xin PIng y el PCCh sabe lo que es bueno para ella...

Lo que ha comenzado es el declive de China, ya no crecerá como antes, dejara de crecer luego y decrecerá en el próximo estadio....No hay desarrollo ni bienestar sin LIBERTAD y eso falta en China cada vez mas....en lo económico y en lo social aun mas...pero ya se les olvido Mao....necesitan revivirlo y lo van a tener....disfrútenlo!

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#4
Ji Li Poi
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He dejado de seguir leyendo cuando has puesto: que la gente es más importante que las cifras agregadas. Wue pase un socialista día kamarada.

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#5
No Me Jo
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Dejé de leer cuando pusiste.... que la gente es más importante que las cifras agregadas. Un beso volao mi querida kamarada, que pase un bonito día sociata....

Puntuación -1
#6
Terrorismo informativo
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Prosperidad para quien? Para los han perdido todo lo que habían invertido en vivienda gracias a los bandazos del gobierno? Para los Uigures en campos de concentración con esterilización forzada? Para los accionistas del laboratorio vírico P4 de Wuhan? Para los pescadores otros países acosados por barcos de guerra chinos? Para los prisioneros políticos a los que se le extraen los órganos? Para un país libre y próspero como Taiwán?

El gobierno chino es de los peores cánceres del planeta

Puntuación 0
#7
Bien por la clase media!
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Me ha gustado LO DE ensanchar LA CLASE MEDIA. Y lo están haciendo ya hace tiempo.

AL REVÉS DE LO QUE ESTÁ HACIENDO LA M..... DE GOBIERNO CORRUPTO ACTUAL, SÍ, SOCIAL COMUNISTA.

A ver si aprenden "nuestros" comunistas de los chinos.

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#8
Lin
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Larga vida a Xi Jinping.

Puntuación 1
#9