La necesidad de garantizar la transformación hacia una economía verde es cada vez más evidente en Europa, que se prepara para conseguir el objetivo de cero emisiones en 2050. El mix energético (porcentaje de participación de las diferentes tecnologías de producción eléctrica dentro de la producción total de un país) es un componente crítico para entender la evolución de un país hacia un modelo sostenible. ¿Cuál es la relación existente entre el mix energético y el precio de la electricidad en el proceso de transición?
Los participantes de la sociedad necesitan herramientas para monitorizar la evolución hacia una producción eléctrica más verde. Para realizar este seguimiento de forma rigurosa la plataforma www.360smartvision.com ha desarrollado el indicador sintético EGMX (Efficiency in Generation Mix), el cual mide cualitativamente la contribución de un país a la emisión de gases efecto invernadero tomando valores entre 0 y 1 (cuanto más contaminante es un país más cercano es el valor a 1 y viceversa). Según los datos que arroja el EGMX se observa que la eficiencia del mix energético de España es, en general, mejor que la del benchmark de la UE y que hay una tendencia positiva en la reducción de emisiones. Esto se debe principalmente a la apuesta por la generación renovable y la eliminación de generación de tecnologías contaminantes.
El EGMX también mide la evolución del mix de generación en España y muestra cómo a partir de 2019 se sustituye la producción en base a carbón por la producción en base a gas. También se incrementa la proporción de generación de energía eólica y solar.
Se puede observar que nuestro mercado eléctrico ha sido capaz de integrar progresivamente elevados volúmenes de renovables desde la década pasada. Sin embargo, esto tiene ciertos riesgos, ya que típicamente muchas de las energías renovables tienen un claro componente estacional. Esto hace que, en momentos de baja producción renovable, haya que satisfacer la demanda con generación no renovable y gestionable. En el caso de España, dada la eliminación de las centrales de carbón, la falta de generación renovable tiene que suplirse con los ciclos combinados de gas.
Esto tiene un efecto muy significativo en el mercado eléctrico mayorista debido a su diseño marginalista, donde la central de generación más cara que entra en el mercado (que en la mayoría de los casos será no renovable) es la que fija el coste de la energía, que es una parte fundamental de la factura eléctrica.
La combinación de la estructura del mercado de la electricidad y la dependencia en España de las centrales de gas hace que los precios de la electricidad sean sensibles al sistema de los mercados globales de commodities (como el gas natural y los derechos de emisión de CO2), que repercuten directamente en los costes de generación de las plantas que están expuestas al precio de estas commodities.
En el caso del gas, la transición hacia una economía verde ha aumentado la demanda y el precio (un 500% de incremento entre enero y octubre del 2021), ya que es la fuente "puente" entre los hidrocarburos y las renovables. Esta escalada ha estado vinculada a factores que afectan a toda Europa, ya que los países europeos compiten por su abastecimiento porque Rusia o Noruega reducen sus exportaciones. El nivel de inventario de gas en Europa se encuentra muy por debajo de los niveles usuales. En España, la previsión de exportación de gas por gaseoducto desde Argelia será menor, lo cual agrava el problema. Además, la actual escasez de fuentes energéticas como el gas o el petróleo contribuyen significativamente a los cuellos de botella que dificultan la recuperación post COVID.
Como resultado, los precios de la electricidad en España están desbordados, y recientemente hemos alcanzado precios horarios históricos, con una media mensual en el mercado diario de septiembre de 2021 de 156,1 euros por MWh, frente a una media en septiembre de 2019 de 42,1euros, según datos de OMIE. Esto afecta la tasa de inflación en España, que se sitúa en el 5,5%, marcando su valor récord de la última década.
Si bien se prevé que la generación eólica recuperará fuerza en invierno, el mercado eléctrico todavía seguiría siendo sensible a los precios de gas. Para evitar una situación de debilidad estructural derivada de la dependencia del gas importado es necesario avanzar hacia un mix energético diversificado y con alta penetración de renovables. Durante una conferencia impartida en la Universidad Pontificia Comillas el pasado mes de octubre, los expertos sugirieron que el precio de la electricidad bajará cuando los porcentajes de renovables estén en 60% o 70%. Está claro que el proceso de transición energética planteará retos en el mercado eléctrico que requieren soluciones eficientes, pero también oportunidades derivadas de la actividad económica vinculada al despliegue renovable. Estos retos y oportunidades deben motivarnos a redoblar nuestros esfuerzos por conseguir el objetivo de cero emisiones en 2050
