Opinión

Sin ampliación del Prat por motivos aparentes

Interior del Aeropuerto del Prat en Barcelona

Con el anunció de Raquel Sánchez, ministra de Transportes, sobre la suspensión del plan de ampliación del Aeropuerto del Prat, termina el acuerdo entre el Gobierno y la Generalitat logrado hace a penas 5 semanas. Aunque ya hace tiempo que la política nos tiene acostumbrados a los cambios de criterio y al donde dije digo digo diego, la decisión de ampliar el aeropuerto de la capital catalana es uno de esos proyectos que no puede tomarse tan a la ligera, ya que, de llevarse a cabo, tendría una repercusión en la economía catalana y española durante décadas.

El motivo alegado por la ministra Sánchez es la oposición al proyecto mostrada por parte del gobierno catalán después de alcanzar el citado acuerdo. Por su parte, el consejero de Territorio de la Generalitat, Jordi Puigneró, acusa al ejecutivo español de deslealtad por su incumplimiento. Un nuevo frente abierto entre ambos gobiernos a pocos días de la reunión de la mesa de diálogo. Uno más, se podría añadir, pero en este caso no se trata de convenir sobre el encaje político de Cataluña en España sino sobre una inversión pública de gran impacto económico que debería trascender de la disputa territorial.

Lo cierto es que, el acuerdo logrado por los respectivos responsables de infraestructuras a principios de agosto, del PSOE y de JuntsxCatalunya, recibió casi de inmediato las protestas de sus respectivos socios de gobierno. Se alzaron voces en contra tanto desde Podemos y los Comuns, su referente en Cataluña, con la alcaldesa Colau al frente, como desde Esquerra Republicana y el propio presidente Aragonés, que llegaron a declarar que no descartaban asistir a la manifestación contra la ampliación del aeropuerto organizada para el próximo 19 de septiembre en Barcelona. Sí, sí, miembros de ambos gobiernos manifestándose en contra de lo acordado unos días antes por los dos gobiernos.

El debate oficial enfrenta las macrocifras del proyecto, con una inversión de 1.700 millones de euros, la creación de 45.000 empleos directos, más un nuevo parque empresarial en el Prat y las estaciones y conexiones por AVE de los aeropuertos de Reus y Girona, además del impacto sobre el turismo y todos los servicios asociados, frente a las denuncias de los efectos perniciosos de esta ampliación sobre el medioambiente y de seguir con un modelo de crecimiento económico considerado negativo para la lucha contra el cambio climático. Aunque todos ellos sean argumentos de peso, la finalidad de la política tendría que ser precisamente llegar a acuerdos ponderando todos los efectos positivos y negativos de las medidas.

Sin embargo, no parece que los motivos en contra señalados sean la causa de la ruptura del acuerdo, sino la posterior demanda del sector de Esquerra Republicana del gobierno catalán del traspaso de la gestión de la instalación aeroportuaria una vez ampliada, rompiendo el monopolio estatal de AENA. No son las aves o el ecosistema el problema de fondo, ni el supuesto pelotazo que harían las empresas adjudicatarias de las obras, sino lograr que una estructura de Estado cambie de manos y termine bajo el control de la Generalitat gracias a uno de los partidos del procés. ¿Es extraño que, ante esta nueva condición del govern de Aragonés para apoyar el proyecto de ampliación del aeropuerto, el Gobierno de Sánchez haya pisado el freno?

Dicen que lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. Sin duda, los efectos de la ampliación sobre el medioambiente no pueden ni deben eludirse, y menos teniendo en cuenta que quedan bajo la supervisión y autorización de la Unión Europea, de modo que el proyecto definitivo deberá tenerlos en cuenta y adaptarse a los mismos. Ahora bien, supeditar una inversión del calado de la propuesta a la permanente lucha entre los dos principales partidos independentistas para ver quién la tiene más grande, a su hegemonía me refiero, es de una necedad que no sólo afecta a la recuperación económica en unos momentos realmente difíciles para la mayoría, sino que también tendría que hacer cuestionar a sus bases sobre la estrategia de sus líderes, que han cambiado la ilusión de una Catalunya rica i plena por la consigna de Cataluña será independiente gracias a mi o no será.

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