
Es posible (pero no probable) que con la remodelación el Gobierno cambie de estrategia. ¿Cuál es esa estrategia?
La estrategia de Sánchez tiene un solo objetivo: mantenerse en el poder y para ello ganar las próximas elecciones generales. Pero esa estrategia se ha visto seriamente dañada. ¿Por qué? Porque las dos componentes que configuran la estrategia de Sánchez están en horas bajas. Esas dos líneas son 1) el enfrentamiento izquierda versus derecha. Ya durante el confinamiento el Gobierno no paró de elaborar leyes y otras normas sin ninguna vocación de consenso, con la sola intención de dividir a los españoles para que su dogma de las dos Españas se confirmara. Con esa intención se hizo la ley de Eutanasia, bajo la querencia anticlerical del Gobierno, que debe de pensar que la Iglesia no se ha movido desde los años treinta. Una ley orgánica de regulación de la eutanasia, y poco importa el riesgo de que la parentela pueda deshacerse de los viejos (con problemas graves como el alzheimer), cuyo mantenimiento sale muy caro y cuyas vidas "no merecen ser vividas". Estamos ante un problema físico y moral que no se soluciona con la muerte.
Hay pocos países en Europa que hayan aprobado leyes de eutanasia, y no solo ni principalmente por cuestiones religiosas. Los casos más conocidos de aprobación han sido Países Bajos y Bélgica, y los dos han dado resultados muy criticables.
Esa querencia que pretende enfrentar permanentemente a la izquierda está destinada al fracaso, entre otras razones porque pretende llevar a la sociedad española a los años de la Guerra Civil, es decir, al suicidio. Eso es lo que pretendía la ley Celáa, que entre otras barbaridades machacaba al español (o castellano), que deja de figurar como lengua vehicular de la enseñanza y como lengua oficial del Estado, la asignatura de Lengua Cooficial y Literatura pasa a llamarse Lengua Propia y Literatura y en cuanto al currículo, los contenidos básicos de las enseñanzas mínimas fijados por el ministerio no supondrán más del 50% de los horarios para las comunidades con lengua cooficial ni del 60% para el resto.
Así pues, la gran pregunta es: ¿dejará ahora el Gobierno de enviar a las Cortes proyectos de ley para el enfrentamiento, como esa basura de la Ley de Memoria democrática? Esa ley pretende obtener el olvido de las barbaridades que la izquierda cometió en su retaguardia (1936-1939) en forma de asesinatos y otras tropelías.
La segunda línea estratégica no es otra que el entreguismo ante los separatistas y a este propósito cabe preguntarse lo siguiente: ¿puede ser este cambio ministerial el final de la bajada de pantalones ante los separatistas vascos y catalanes? Pues es ahí, en esa bajada de pantalones, donde reside la mayor parte de la enorme caída electoral que vaticinan todas las encuestas (menos las del CIS de Tezanos). Caída que será ya muy difícil de remontar por mucho dinero que entre procedente de la UE.
Me temo que esta renovación ministerial llega tarde, que es un paso que no evitará el suicidio político perpetrado por Sánchez, que primero mató al PSOE y luego quiso hacer lo mismo con España. Espero y deseo que en esto último no tenga nunca éxito.