
En esa misma tesitura se encuentra Mercadona, otra compañía paradigmática sin cotizar en el Ibex, de impronta familiar, con un patrimonio neto de 6.674 millones de euros que supone el 63% de su financiación y bajo la batuta de Juan Roig, sin que apenas figure deuda a largo plazo en su balance y ni rastro de endeudamiento bancario.
Mercadona, como Inditex, es una empresa cuya marcha ascendente es edificante. Si en 2005 facturaba 9.602 millones de euros, con un beneficio neto de 183 millones, el importe de su cifra de negocios en 2020 asciende a 24.680 millones de euros y su resultado neto sumó 727 millones.
Su expansión tanto nacional como internacional, recalando en Portugal, con un dinámico ritmo de apertura de plantas de venta, está medida y controlada. Mercadona, en constante proceso de inversión, financia su crecimiento con recursos propios; nada de deuda.
En aquel año 2005, Mercadona contaba con unos activos totales por importe de 2.985 millones de euros, una deuda total de 2.181 millones y 804 millones de patrimonio neto. Al cierre de 2020, sus activos suman 10.536 millones, su deuda total asciende a 3.862 millones y sus recursos propios son de 6.674 millones. En ese lapso, los activos han crecido en 7.551 millones, la deuda en 1.681 millones y el patrimonio neto lo ha hecho en 5.870 millones.
El secreto de Mercadona, como en el caso de Inditex, reside en saber generar excedentes y en su empleo para capitalizar la empresa. De ahí su bajo grado de apalancamiento, una deuda que de hecho se concentra en la comercial y operativa del negocio, sin inventos societarios, ni "opas" ni "contraopas", sabiéndose adaptar en todo momento a lo que demanda la clientela que en algún momento le ha llevado a tomar decisiones drásticas, imprimiendo un espíritu de empresa local y su política de precios ajustados, aumentando empleo, pagando sueldos por encima de la media del sector y tejiendo una complicidad con sus empleados que lucen el ADN de Mercadona.
A diferencia de otras empresas del sector de distribución alimentaria, en línea también con Inditex, año tras año obtiene resultado de explotación positivo sin tener que recurrir a otros ingresos accesorios o complementarios, ni forzando la máquina de los resultados atípicos. La calidad de sus resultados es otra de las referencias que considerar al analizar la evolución económica y financiera de Mercadona, con una cualidad agregada: el impacto cero de gastos financieros.
Si una cualidad destaca en sus balances es la elevada liquidez que presenta, más de 2.500 millones de euros en 2020. Sin embargo, los últimos años han sido intensivos para la empresa valenciana en crecimiento y, por tanto, en inversiones. Sus activos fijos han ido aumentando focalizados en los inmovilizados materiales. Ahora, el perfil inversor, como antes hizo Inditex, se reformula. Y cambia ladrillos por dinero. Lo hace desprendiéndose de locales de su propiedad que vende a firmas de inversión y en los que Mercadona permanece como arrendataria. En 2020 vendió 27 supermercados percibiendo 180 millones de euros. Y ahora negocia un preacuerdo, bajo la fórmula de "sale & leaseback", para vender 30 tiendas a otro fondo que reportaría a la firma valenciana 200 millones. En suma, descargarse de activos fijos para ganar liquidez con la que seguir financiando su expansión, inversiones y su negocio a través de fondos propios y sin endeudamiento. La liquidez es el pivote de las nuevas finanzas empresariales. Por eso, en etapas como ésta es preciso desinvertir para invertir. El dinero en el negocio, no en tochos. Los tiempos cambian, los activos se reformulan, los apalancamientos con mesura y la liquidez como pilar. Las finanzas empresariales se reconvierten.