A pesar de las bendiciones con condiciones y reparos de la Comisión Europea al Plan de Reconstrucción de Resiliencia de España, con anticipo de 9.000 millones de incluido, y de la sonrisa petulante de Pedro Sánchez junto la presidenta Úrsula von der Leyen, todos los analistas de las entidades financieras, de la patronal CEOE y de los equipos económicos de la oposición constitucionalista coinciden en destacar que el rebrote de la economía española derivado de la mejoría de la crisis sanitaria, sólo se convertirá en una recuperación sólida, sostenible en el tiempo y generadora de empleo y de riqueza si el estímulo de los fondos europeos va acompañado de las reformas estructurales pendientes que permitan recuperar la competitividad perdida durante la pandemia y que son exigencia ineludible de las autoridades europeas.
Reformas que, también hay coincidencia generalizada, deben ir en la dirección apuntada recientemente por el Gobernador del Banco de España, van más de esa transformación digital y transición ecológica de las que tan pomposamente habla el Gobierno, para abordar problemas estructurales como la sostenibilidad de las pensiones, la mejora del sistema educativo en la dirección contraria a la mediocridad y la indolencia a la que conducen las leyes de la ministra Celáa, el envejecimiento de la población, la lucha contra la desigualdad y reducir la dualidad del mercado laboral. Cuestión esta que no implica derogar la reforma laboral de Fátima Báñez, porque no sólo ha demostrado su eficacia para crear empleo, sino que ha sido recomendada y bendecida por todas las autoridades europeas.
Todo un paquete de cambios que están en la letra pequeña del aprobado de Bruselas y que deben ir dirigido a un doble objetivo: recuperar un tejido productivo deteriorado por los efectos de la crisis sanitaria y, sobre todo, reducir nuestra desmesurada deuda pública, en máximos históricos superando el 125% del PIB.
No olvidemos que pese al visto buenos de la Comisión el Plan español debe ser refrendado por los parlamentos de todos los estados miembros de la Unión, en unos momentos en que los llamados países "austeros", especialmente Austria, Holanda y los conservadores alemanes, que son los que prestan el dinero y quieren que se lo devuelvan, han instado ya al Banco Central Europeo (BCE) a reducir sustancialmente las compras de deuda por el exceso del dinero en circulación en determinados sectores y de actividad. A ello se suman las serias dudas de los gobiernos de estos países acerca de cómo va a gestionar los fondos europeos el gobierno socialpopulista de Sánchez, recelando seriamente de un posible reparto discrecional, sin control y partidista.
Gestión esta de los fondos que voces relevantes de la CEOE aseguran es una de las causas principales que motivaron el sorprendente apoyo, no suficientemente matizado, de Antonio Garamendi a los indultos para los golpistas catalanes del 1-0. "Son muchos los grandes del Ibex que están presionando para participar en el reparto del botín de los fondos", asegura un miembro de la Junta Directiva de la patronal, que apunta también a la concesión, ocultada y sin publicidad, el día anterior a esas declaraciones de la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco a Garamendi.
Sea como fuere, y sin confirmar o desmentir las citadas presunciones, lo que si es cierto es que el inesperado respaldo de Garamendi a las medidas de gracia, sin contar ni consultar con los órganos de gobierno de la patronal, ha provocado un cisma en la organización empresarial y movimientos de sus contrarios para mover la silla a un presidente que consideran "ha perdido credibilidad y liderazgo". Como decía el maestro Francisco de Quevedo, "Poderoso caballero es Don Dinero".