Opinión

La gran estafa europea

El autor denuncia que el dinero de los fondos europeos lo pagamos los propios europeos vía nuevos impuestos

Con los oídos y los ojos que Dios me ha dado, he escuchado y visto a Manuel de la Rocha decir que el Gobierno sólo tiene intención de solicitar, de los famosos fondos europeos, la parte de los mismos que son transferencia (o sea, que no hay que devolver), y que ascienden a 68.000 millones de euros. De la Rocha, que es el responsable del encargo del presidente Sánchez de conseguir el parné, ha dicho que el resto hasta los 140.000 millones, que sí habría que devolver pues son vía préstamo, que ya verán si los piden o no.

Mientras tanto, la Unión Europea ha aprobado esa partida extraordinaria de 750.000 millones que se unen al presupuesto ordinario de la UE para el periodo 2021-2027. Partida que se va a obtener por deuda pura y dura. ¿Y quién respalda esa deuda en última instancia? En efecto, los Estados miembros. A España, por su peso en la UE, le toca responder de alrededor de 68.000 millones. Curiosa coincidencia, ¿no?

La UE también ha dicho que ese dineral tomado prestado se devolverá "creando nuevas fuentes de ingresos", maravilloso eufemismo para no decir "nuevos impuestos". Es decir, que el dineral de los fondos lo van a pagar en última instancia los ciudadanos europeos vía nuevos impuestos. ¿Acaso creían que hay algo gratis?

Resumo hasta el momento: España va a pedir 68.000 millones para tres años, España va a responder por 68.000 millones del préstamo de la UE, y los españoles van a tener que devolver 68.000 millones a base de nuevos impuestos europeos. Una bicoca. Pero esto no es lo peor. Sigo.

Sólo en 2020 España se ha endeudado por más de 120.000 millones de euros. Deuda que sirve para mantener el momio del elefantiásico Estado de las Autonomías, el Bienestar del Estado. Pero de esto no habla nadie. A ningún partido le interesa. Y la pregunta que cualquiera se hace es: "¿para qué todo este montaje del pomposo Mecanismo de Resiliencia, para obtener unos fondos en tres años que son la mitad de lo que nos hemos endeudado este año sólo para mantener el momio administrativo?" Porque los fondos son un señuelo. Porque el verdadero objetivo no es la recuperación, sino una excusa para aplicar una agenda ideológica y procurar el sometimiento de la población a través de todos los resortes posibles.

Para obtener estos fondos, los que nos gobiernan pretenden saquearnos por valor de 80.000 millones. Han decidido subir las primas de seguros, elevar los impuestos a las bebidas azucaradas, elevar los impuestos al diésel, introducir peajes para uso de autovías, han recortado las deducciones a los planes de pensiones, anuncian nuevos impuestos a plásticos y residuos, así como las tasas Google y Tobin. Van a subir los impuestos de matriculación y circulación y gases fluorados. Y por si fuera poco pretenden elevar el IVA, el Impuesto de Patrimonio y Sucesiones, y eliminar la mayoría de deducciones en Sociedades y algunas en IRPF. Incluso la contrarreforma laboral, la ley "rider" o la inefable ley de vivienda toman como excusa "Bruselas". ¿Es que nadie, aparte de nosotros, va a levantar la voz? ¿Qué tomadura de pelo es esta? Pero ni siquiera esto es lo peor. Sigo.

En lugar de destinar esos fondos a paliar la situación de las pymes y los autónomos, que son el 97% del tejido empresarial nacional, se van a vertebrar a través de lo que llaman "proyectos tractores", que van a estar en manos de una porción de actores económicos, entre los que se encuentran las grandes consultoras, los grandes bancos, y un puñado de las compañías más relevantes del país. No sorprende la buena acogida que han tributado las élites económicas al proyecto. Y ahora sí. Lo peor.

Lo peor de todo es la condicionalidad a la que se somete todo el montaje. Detrás de las bellas palabras hay un propósito de someter la iniciativa privada a objetivos políticos y politizados, de teledirigir al empresario hacia proyectos arietes de la ideología de género, el climatismo irracional, y la intervención y el control del individuo en sus esferas más privadas.

Para obtener un dinero que avalamos y que vamos a acabar pagando vía impuestos europeos, y que podríamos obtener por nuestro propio endeudamiento, y que va a ser gestionado por un ramillete de grandes empresas, ¿estamos dispuestos a sufrir la mayor subida de impuestos y tasas de nuestra historia, y a permitir que la economía se convierta definitivamente en una herramienta ideológica para insertar en la mente de nuestros hijos la agenda 2030 y los nuevos fanatismos del marxismo cultural?

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