A medida que se van desarrollando los hechos y conocemos más los entresijos y motivaciones aparecen más nítidas dos conclusiones sobre las causas y los efectos de la salida de Pablo Iglesias del Gobierno. Que el vicepresidente se va del Ejecutivo antes de que le echen y a sabiendas que su finiquito ya estaba preparado, por un lado, y, por otro, que todo apunta a un adelanto de las generales, posiblemente para otoño y en contra de los deseos de Moncloa que las planeaba para antes de las andaluzas de 2022.
El fracaso estrepitoso de la cuadratura del círculo que urdían los "estrategas Redondo y Cuadrado, que lo son de Sánchez y Arrimadas, respectivamente, ha provocado la eutanasia y sálvese quien pueda en Ciudadanos, y ha dejado a Sánchez sin el socio que necesitaba para, sin romper con Podemos pero debilitándole, dejar de depender de los independentistas y dar en Europa la imagen de centrismo y de moderación que necesita para recibir los fondos europeos, que todavía están en el aire.
España vive artificialmente y con la respiración asistida del eje París-Berlín-Roma
Una Europa que está en el trasfondo de este vodevil que han montado nuestros en teoría gobernantes y representantes, jugando a la política en lugar de ocuparse de gestionar la pandemia sanitaria y la crisis económica, No olvidemos que con datos de cierre de 2020 España duplica la tasa de paro con Europa sin contar los trabajadores en ERTE ni los autónomos en cese de actividad, que alcanza una deuda pública que supera el 117 por ciento del PIB y duplica la de Alemania, además de tener un déficit público desbordado por encima del 11 por ciento, el mayor de los 27 estados miembros de la UE. Eso, y que desde el pasado agosto nuestro país entraba en un problema de financiación sólo salvado por la intervención del Banco Central Europeo.
Es decir, España vive artificialmente y con la respiración asistida del eje París-Berlín-Roma, y los mercados que nos financian para poder pagar las pensiones, las prestaciones por desempleo, o las ayudas a las empresas exigen que quien adjudique esas ayudas no se asemeje ni recuerde al tándem de Tsipras y Varufakis, que hundieron económica y socialmente a Grecia y que Europa eliminó para asistir financieramente al país heleno.
Ayudas que como recuerda un prestigioso analista económico tienen para España dos plazos, abril y noviembre de cada ejercicio, previo examen de los "hombres de negro" y bajo la supervisión de Bruselas y de los llamados países frugales de la Unión, quienes ya han insinuado que antes de esos plazos el comunismo tiene que estar fuera del Gobierno para que el Ejecutivo de Madrid tenga las manos libres a la hora de hacer las reformas y los ajustes inexcusables para recibir el dinero del fondo de Reconstrucción.
Consciente de este escenario económico que viene, de los errores de Unidas Podemos, que les han llevado a la irrelevancia política en Galicia, País Vasco y Cataluña, y de la que llevaban camino también en Madrid y de que el expediente Neurona tendrá derivadas penales en el equipo de Iglesias En consecuencia de todo lo anterior Pablo Iglesias que, en modo alguno quería ser cómplice de los recortes que vienen, no ha dudado en cambiar su vicepresidencia del Gobierno de España por la de candidato a la Comunidad de Madrid y desde allí acelerar la oposición contra Sánchez y la celebración de elecciones anticipadas en España.
Así las cosas y con este personal que nos ha tocado lidiar, los empresarios pueden seguir clamando en el desierto cuando piden unidad, estabilidad y moderación, como demuestra el enredo que se ha formado con el reparto de esos 7.000 millones de euros en ayudas directas aprobados que llega tarde, son insuficientes -sólo Alemania destina 10.000 millones semanales para ayudar a sus empresas- y que van a favorecer a las regiones gobernadas por el PSOE y sus aliados dejando las migajas para el resto. Pero eso sí, dinero hay y urgente de la SEPI para rescatar con 53 millones de euros a la aérea venezolana Plus Ultra, una "empresa zombi" que nunca ha dado beneficios pero que está vinculada a la amiga venezolana del ministro Ábalos, Delcy Rodríguez y a la mujer del tirano Nicolás Maduro.