
La crisis que arrancó en 2008 cambió el modelo de crecimiento de la economía española y posicionó la internacionalización en el centro de la estrategia de muchas de nuestras empresas. En el nuevo contexto de crisis económica generado por la pandemia, el comercio internacional ha sido uno de los grandes damnificados, pero el comportamiento de nuestro sector exterior no es peor, y en algunos casos incluso mejor, que el de algunos de los países de nuestro entorno como Francia o Reino Unido. Hay sectores como alimentación y bebidas o mercados como China, que están experimentando un gran dinamismo. Así como una cifra de exportadores regulares que sigue creciendo interanualmente.
Algunos elementos, que van a marcar el funcionamiento de los mercados en los próximos años, pueden fácilmente anticiparse. En primer lugar, no es descartable que la búsqueda generalizada de los Estados de una mayor autonomía estratégica derive en una mayor injerencia del Estado en las decisiones económicas.
En segundo lugar, la digitalización deja de ser una condición necesaria de competitividad para pasar a serlo de la propia supervivencia internacional de la empresa. Por último, el impulso a los modelos de consumo y producción responsable volverá a tomar protagonismo para una sociedad hoy más vulnerable a los riesgos globales que antes de la pandemia. Sostenibilidad también referida a la inclusión y el buen gobierno.
Nuevas exigencias
Así, el mundo que nos espera será indiscutiblemente global, pero será también más local. Y en este marco, la información sobre el terreno pasa a tener un valor incalculable y el foco prioritario debe ser la cercanía al cliente, proveedor o regulador, con el fin de identificar rápidamente los cambios en los hábitos de consumo; compensar una posible prima al producto o industria nacional en materia de suministros o anticipar cambios en el marco regulatorio que pueden incidir de forma directa en la actividad de la empresa.
Y es en este marco donde el reto debe convertirse en oportunidad. Si la crisis de 2008 consiguió que la internacionalizacion dejara de ser una componente contracíclica de la estrategia empresarial, la actual debe permitir el salto definitivo de la empresa internacionalizada a la empresa multinacional.
Tres datos son especialmente relevantes. En 2019, las exportaciones a nuestros cinco primeros mercados (Alemania, Francia, Italia, Portugal y Reino Unido) ascendieron a 48,2%. Dicha cifra era del 54% en 2009. La dependencia de las exportaciones a la UE es hoy menor que hace una década, y el año 2020 probablemente será positivo en este sentido, pero aún es necesario reforzar esfuerzos en esta dirección.
Por otra parte, según la encuesta EPAI-ICEX cerrada en febrero de 2020, el 50% de los clientes de ICEX sólo venden regularmente a entre uno y cinco países. Por último, de las 6.919 filiales de empresas españolas registradas en 2018 por el Instituto Nacional de Estadística, sólo un 8,4% de las mismas se sitúan fuera de los continentes americano y europeo.
Mitigación de riesgos
ICEX seguirá apostando firmemente por la diversificación de mercados en el marco de la estrategia de Países de Actuación Sectorial Estrategica (PASE) de la Secretaría de Estado de Comercio, que está resultando extraordinariamente eficaz. Pero dicha apuesta debe ir acompañada de mecanismos que ayuden a mitigar los riesgos ya de por sí inherentes a todo proceso de internacionalización, más aún en entornos tan inciertos como el actual.
Si siempre incidimos en la importancia del asesoramiento estratégico y la inteligencia de mercados, ahora más que nunca. La red de oficinas económicas y comerciales de la Secretaria de Comercio Exterior es la perfecta aliada para aplanar la curva de aprendizaje de entrada a un nuevo mercado, con servicios cada ver más flexibles y adaptados a las necesidades de la empresa. Asimismo, reforzaremos aquellos instrumentos que incentiven la presencia permanente en los mercados de destino y un mayor arraigo en la estructura local.
El nuevo programa ICEX Localiza, que lanzaremos en los próximos meses, o nuestra estrategia revisada de servicios a las empresas filiales en el exterior, van en esta dirección. Seguiremos además intensificando nuestras alianzas internacionales para favorecer la implantación de las empresas españolas en los mercados objetivos. La penetración en los mercados pre-emergentes a través de instituciones multilaterales o la colaboración con las principales plataformas de comercio electrónico internacionales son dos líneas en las que ya trabajábamos intensamente y cobrarán aún más importancia en el futuro.
En definitiva, un sector exterior diversificado refuerza la capacidad de una economía para crecer de forma sostenida en el tiempo. Este es el momento de convertir la diversificación en una verdadera herramienta de competitividad y de resiliencia ante disrupciones en el mercado como la que hemos conocido a lo largo de este año. En 2021, la estimación de crecimiento del PIB mundial es de 5,4% (WEO, octubre 2020) y confiamos en que la vacuna devuelva al 100% la movilidad de las personas. La empresa española está preparada para abordar este reto y nuestro esfuerzo está en reforzar su capacidad para hacerlo con éxito. Juntos debemos aprovechar esta oportunidad.
Relacionados
- Las exportaciones se recuperan de la crisis
- Andalucía logra superávit de 2.000 millones por las exportaciones agroalimentarias
- Dcoop aumentó el valor de sus exportaciones un 17% hasta los 507 millones de euros
- El secreto que esconde el impresionante auge de las exportaciones chinas en plena crisis global