Opinión

Las fusiones y adquisiciones se vacunan contra la pandemia

Las fusiones y adquisiciones resisten a la pandemia

El mercado español de fusiones y adquisiciones vuelve a agitarse. La actividad del sector casi se colapsó en marzo tras el estallido de la pandemia, cuando los inversores dieron prioridad a dar liquidez a sus participadas y los mercados de deuda se cerraron. Pero una vez superado el shock inicial, cuyos efectos negativos se prolongaron en los meses posteriores, las operaciones empresariales han empezado a recuperarse y las favorables expectativas hacen pensar que el sector ya está vacunado contra el impacto negativo de la crisis. En septiembre, el número de operaciones realizadas fue de 35, todavía por debajo de las 55 que se registraron en el mismo mes de 2019, según los datos recopilados por Mergermarket, pero con un volumen de más de 5.000 millones, que es la cifra más alta de la historia.

En este récord ha influido la OPA lanzada sobre la compañía cotizada de telecomunicaciones MásMóvil por los fondos internacionales KKR, Cinven y Providence (la mayor inversión de capital privado realizada nunca en España, con una valoración de 2.900 millones de euros), que abre la puerta a otras operaciones de transformación de empresas cotizadas en no cotizadas (public to private). Pero también son operaciones de gran envergadura la adquisición del portal inmobiliario Idealista por parte del fondo de origen sueco EQT (otros 1.000 millones) o la venta de Miya, el negocio de aguas del fondo de capital riesgo Bridgepoint, a Antin (más de 600 millones).

El capital privado ha demostrado muchas veces que no se asuste ante las dificultades

Ya con fecha de octubre, la desinversión realizada por el Grupo Prisa (la venta a la finlandesa Sanoma del negocio español de Santillana por 465 millones), parece confirmar el renovado vigor del mercado nacional. Y en rampa de lanzamiento hay otras operaciones de calibre: Carlyle busca un comprador para el fabricante de envases Logoplaste y también están pendientes la venta de T-Solar o las concesiones de Acciona.

El protagonismo del capital privado

En esta recuperación de la actividad en el sector tiene un papel protagonista el capital privado (private equity), que representa casi una cuarta parte de las operaciones de fusiones y adquisiciones que se realizan en España. Cuando estalló la crisis sanitaria, los fondos de capital privado tenían un montón de dinero en la hucha. A finales de 2019, contaban con un capital para invertir de casi 1,5 billones de dólares en todo el mundo y de 3.900 millones de euros en España, según los datos publicados por Ascri, la patronal del sector del capital riesgo. Es lo que se conoce como drypowder (pólvora seca), es decir, el capital ya captado por los fondos que no se ha destinado a ninguna inversión y que por tanto está disponible para emprender cualquier operación.

Ese drypowder ha servido de munición para algunas de las operaciones más importantes cerradas en España en los últimos meses, en algunas de las cuales PwC ha participado. Es el caso de la OPA sobre MásMóvil y de la compra de Idealista, ya citadas, o la venta de Apax de la compañía Neuraxpharm a Permira. También ha estado muy activo Bridgepoint, que además de deshacerse de Miya vendió su negocio de fertilizantes Rovensa (la antigua Sapec) a Partner Group y posteriormente recuperó el 50% de capital.

Los sectores defensivos serán los protagonistas de las operaciones del próximo año

Esta efervescencia en un periodo de incertidumbre como el actual no debe sorprendernos. El capital privado ha demostrado muchas veces que no se asusta ante las dificultades. Al contrario, arriesga su dinero, incluso en situaciones adversas, cuando encuentra activos atractivos que encajan con su estrategia de inversión, están dirigidos por equipos directivos comprometidos y de talento, y cuentan con proyectos empresariales capaces de crear valor. Esa capacidad para exponerse en circunstancias complejas ha permitido a la industria del capital privado obtener importantes retornos en crisis anteriores.

La progresiva reactivación del mercado de fusiones y adquisiciones y las muchas operaciones que están en la recámara invitan a pensar que 2020 se cerrará con buenas noticias y que 2021 será un ejercicio de notable crecimiento. No solo porque hay dinero para invertir. Además, existen cuatro tendencias empresariales que configuran un caldo de cultivo favorable: la necesidad de la transformación digital, que ha cobrado un nuevo impulso tras la pandemia; el foco en el negocio principal y la revisión de actividades no esenciales; la búsqueda de fórmulas para mitigar la crisis, y la apuesta por los modelos sostenibles. A ello se unen también las facilidades existentes para financiar operaciones, con tipos de interés muy bajos y amplia liquidez en los mercados.

Expectativas por sectores

Si analizamos el mercado por sectores, es de esperar que en el corto plazo las operaciones de fusiones y adquisiciones se concentren en las actividades defensivas, es decir, aquellas menos afectadas por la pandemia, como infraestructuras, energía, sanidad, tecnología, telecomunicaciones o agroalimentación. En estos sectores los inversores están dispuestos a pagar múltiplos elevados (a nivel mundial, por ejemplo, en septiembre el fabricante de chips Nvidia compró Arm por 40.000 millones de dólares) y no se aprecian grandes variaciones con respecto a las valoraciones previas al Covid-19.

Pero también prevemos una gran actividad transaccional en los sectores más castigados por la crisis actual (turismo, transporte de viajeros, automoción, restauración, ocio o distribución y consumo) y otros que sin estarlo (como ocurre con las entidades financieras) necesiten acometer procesos de concentración para ganar competitividad. En estos casos sí podremos ver ciertas correcciones a la baja en su valoración. Los descuentos aflorarán con mayor fuerza en aquellas empresas que una vez que se agoten las medidas de apoyo (los préstamos ICO, las moratorias, el fondo de rescate, los ERTE, etc.) se encuentren con un nivel de deuda insostenible y tengan que reestructurarse o acogerse a operaciones de distress para asegurar su supervivencia.

Todos estos movimientos son bienvenidos, porque contribuirán sin duda al despegue de la economía española. Las fusiones y adquisiciones constituyen una palanca fundamental para dinamizar la actividad empresarial y adaptarla al nuevo escenario de los mercados, potenciando la inversión, creando empleo, profesionalizando la gestión y modernizando los modelos de negocio.

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