
Todo parece indicar que otra pareja del baile de las fusiones bancarias, una que siempre estuvo en las quinielas (BBVA-Sabadell), parece estar más cerca de su fusión. Bueno... la palabra fusión es un eufemismo, puesto que el sustantivo apropiado es la absorción por parte de la entidad vizcaína de la alicantina. Como hemos visto con la fusión de CaixaBank y Bankia, aun utilizando este término, realmente es una absorción amistosa donde se negocia cuotas o roles de poder que algunas personas de la absorbida van a tener en el nuevo organigrama del grupo.
Aun cuando todo es rumorología, parece apreciarse en la venta de la filial estadounidenses por parte de BBVA un aumento de la capacidad financiera, músculo, de cara a la posible operación de absorción. Desde luego no será, como comentaba anteriormente, al haber estado en boca de muchos esta posible operación, una sorpresa inesperada. Es conocido que el Banco Sabadell tiene encargado al banco americano Goldman Sachs, desde hace tiempo, la búsqueda de soluciones a la caída de rentabilidad del negocio crediticio.
En diversas ocasiones desde la cúpula del Sabadell se ha dicho que su negocio, con reajustes, mejoraría la rentabilidad, así como que las nuevas políticas comerciales darían resultado y hacían posible que este banco continuase solo. Pocos eran los crédulos que aceptaban esta posibilidad y muchos nos inclinábamos por su fusión. Hay que recordar que Sabadell tanteó a Kutxa Bank, fusión donde muchos veíamos la poca disposición del PNV, incluso se habló de una posible fusión a triple banda, algo muy complicado de manejar, en las conversaciones Unicaja-Liberbank.
Pero, volviendo a la absorción, hay que señalar que se llegaba a estimar en unos 2.500 millones de euros el monto necesario que tendría que tener BBVA para acometer la absorción del Sabadell. La llegada de casi 9.700 millones de euros al banco vasco, parece ser el detonante de las expectativas entre los inversores. Tanto Sabadell como el BBVA han registrado una fuerte subida de cotizaciones, alrededor del 20% sobre el cierre del viernes. Un efecto que se extiende al precio de las acciones de todos los bancos del Ibex-35, en menor medida por supuesto, salvo a Santander cuyo avance es especialmente modesto. Los inversores parecen interpretar que el Santander no está interesado en ninguna fusión, prefiriendo una operación transfronteriza más adelante.
Precisamente detrás de estas fusiones transfronteriza puede estar la motivación del banco con sede en Bilbao para, esta vez sí, llevar a cabo la absorción. BBVA, después de la fusión CaixaBank-Bankia quedaría en el ránking como tercera entidad; además, el banco vasco se ve debilitado por las expansiones realizadas en México y Turquía, especialmente. Sin embargo, para cuando llegue la hora de las fusiones transfronterizas, la entidad no tendría el tamaño suficiente para tener un papel preponderante en ese acercamiento de entidades más grandes en Europa. No duden ni un momento que lo que estamos viendo es tan solo la primera parte de fusiones en el área euro; posteriormente, vendrán las fusiones transfronterizas. Son precisamente éstas el punto final que el BCE desea.
Detrás de esta absorción o fusión, escojan el nombre que prefieran, se encuentra la baja rentabilidad que el negocio bancario ofrece hoy ante la acumulación de dos grandes impactos negativos seguidos: el estallido de la burbuja de crédito y ahora la de la pandemia. Los tipos de interés negativos, los cuales parecen haber venido para quedarse muchos más de lo que era previsible es uno de los huracanes que golpea al sector, no el único. Otro de los vientos, y este sí que es permanente, radica en la competencia que el sector afronta frente a las posibilidades que los bancos virtuales ofrecen actualmente. Recientemente se nos ha anunciado la llegada a España del Banco Renault ya operativo en Francia.
Son precisamente las posibilidades de Internet y la llegada de una operativa muy diferente a los usos y costumbres de los negocios tradicionales (y pocos los hay que lo sean tanto como el bancario) los que espolean a las entidades. Por otra parte las consecuencias de la pandemia del virus se dejarán sentir fuertemente en Europa y especialmente en España, mete prisa por formar grandes bancos que sean demasiado grandes para caer, too big to fail, que son la apuesta de nuestra banco central para solventar la situación.
Una vez más se presentará la unión como algo fundamental para generar sinergias y aumentar la rentabilidad. Las sinergias para entendernos es: despido de trabajadores, cierre de oficinas, contracción de los servicios centrales, mejores posibilidades de negociación con proveedores, es decir, ganar tamaño en el balance para recortar en los gastos fijos y estructurales en la cuenta de resultados.
Cuando se gana tamaño no supone que el uno más uno del balance de cada banco sea dos, mucho menos que la cuenta de resultados sea el resultado de sumar ambas. Para el ciudadano y las empresas supone avanzar rápidamente a un fuerte oligopolio en este sector, el cual se verá roto de una forma disruptiva por la cada vez más presentes posibilidades de Internet y los diferentes desarrollos que en este campo se están llevando a cabo.