
El presidente Sánchez presentó su trabajo de primer año de legislatura para la asignatura de economía. El tribunal era variopinto y amistoso. Todos dispuestos a darle una buena nota, los partidarios de la izquierda porque si no se juegan los asientos y el poder, la "sociedad civil", económica y social, porque piensa chupar de la vaca Estado que parece va alimentar la UE. De manera que presentó un esquema aprendido de los eslóganes a la moda: transición ecológica, economía digital, inclusión social y de género, ...
Pero la escena tenía un examinador oculto: la Unión Europea. Sánchez sabe que si no convence a la Comisión y al Consejo Europeos no habrá dinero y sin él todas sus palabras serán en vano. Así que del dicho al hecho hay un buen trecho; en este caso el trecho se llama: Bruselas.
Toda la actividad de Moncloa en los últimos meses se ha conducido para arrancar los famosos 140.000 millones de euros del plan de reconversión de la UE; más los fondos del SURE y el MEDE que nos salven de la bancarrota en la que la inactividad económica de los últimos meses nos está sumiendo.
La escenificación fue completa. Se trataba de demostrar más al norte del Pirineos que toda España estaba detrás de la propuesta del Gobierno de coalición social-populista-comunista. De hecho la siguiente escenificación será en el Senado con la presencia de la Presidenta de la Comisión Europea: Ursula von der Leyen. Ahí se tratará de mostrar que detrás del Gobierno están las autonomías de todo signo. Una trampa saducea para la oposición. Si dicen que sí, estarán consolidando el Gobierno del que discrepan. Si dicen que no, serán acusados de ir contra los intereses de la nación.
Máxime cuando la propuesta de ese Gobierno está llena de buenas intenciones ¿Quién se va a oponer a la inversión en transición ecológica, a la modernización digital de nuestra economía, a la inclusión, a la educación, a la FP, a una reforma fiscal, (por cierto, nada sobre la Reforma Laboral)...?
Ni siquiera los economistas más ortodoxos lo harían. Pero detrás de las grandes líneas estarán los proyectos concretos. Ahí hay fallos garrafales a los que los sucesivos Gobiernos no han sido capaces de "meter el diente".
Detrás de las buenas palabras están los proyectos y ahí existen fallos garrafales
Por ejemplo, todos sabemos que el "oro líquido" de los siglos venideros es el agua. En este campo el proyecto hace "aguas", nunca mejor dicho. Habla de la gestión integral del agua en zonas de costa. Pero olvida que España es un país con desequilibrios territoriales en esta materia. Las regiones sedientas, en las que el agua sería muy rentable sufren la negativa de las que tienen caudales sobrantes que regarían feraces huertas e instalaciones industriales y turísticas rentables. La izquierda egoísta ha olvidado el Plan Hidrológico Nacional. Un Plan que sería rentable. Zonas como la Comunidad Valenciana, Murcia, Almería etc,.. que se convertirían en la California de Europa, verán constreñido su desarrollo por falta de agua. Ya vimos en que quedaron las plantas desaladoras del anterior Gobierno de Rodriguez Zapatero; además de caras son insuficientes.
Es decir que tenemos un plan "político" para que nadie pueda oponerse frontalmente y, como político, con mucha imagen y poca eficacia. Luego el proyecto habla de educación como una de sus prioridades; ocultando que en los próximos presupuestos parece que tiene la intención de aumentar la presión en la educación privada con un IVA del 21% y lo mismo en la sanidad privada. Pues Sr. Sánchez, que se sepa, en Europa son partidarios de la cooperación público-privada en estos campos. Entre otras cosas porque resulta más eficiente y barata. No me explico por qué la oposición no dice esto a través de sus grupos en el Parlamento Europeo.
Como ya empieza a ser un "ritórnelo" en las alocuciones monclovitas al final pide la unidad de todos alrededor de sus propuestas ¿Hay en ellas alguna participación de los criterios de la oposición en temas discrepantes? No parece. Pues si no se les ha tenido en cuenta es difícil que se les pida apoyo.
Por tanto, en ese cúmulo de buenas intenciones: del dicho al hecho ...hay Bruselas. Veremos como responde.