Opinión

El voto del Ibex indigna a las empresas

La incomprensible atracción de los empresarios hacia el Ejecutivo de Sánchez

Si para algo ha servido la apertura del curso político de Pedro Sánchez con los llamados "grandes del Ibex" como figurantes, aparte de para la propaganda y mayor gloria del presidente del Gobierno, ha sido para constatar la profunda división que existe en España entre el empresariado oficial y sus representantes y el empresario real, los autónomos y las pymes que se juegan su dinero, no el del accionista, y que supone más del 98% del tejido empresarial de este país.

Una foto que Sánchez necesitaba para mostrar a los "jefes" de Bruselas que es él el elegido de las entidades financieras y las multinacionales, y no el aspirante del PP, y que ha avivado también la contestación interna contra la dirección de la CEOE y su presidente Antonio Garamendi entre las bases de la patronal, al que muchos miembros de la Junta Directiva y de la Asamblea General consideran demasiado blando.

Qué el Presidente monte un show mediático y vuelva a mentir cuando exige, que no pide, unidad y arrimar el hombro por encima de las ideologías -él que es incapaz de mantener la unidad en su Gobierno y después de más de cinco meses sin llamar al jefe de la oposición y lanzando veneno y falsedades contra un Ejecutivo y una Comunidad, la de Madrid, a la que odia porque no consigue dominar- es algo que entre el empresariado real no sorprende pero indigna. Cómo también indigna que nadie protestara por el veto de Moncloa a la representación de los autónomos.

La foto de Sánchez con los "grandes" del Ibex y el empresariado oficial, con más de 900.000 empresas cerradas desde marzo indigna a los empresarios reales

Y que los representantes de la élite empresarial acudan a la cita a sabiendas de la inanidad y nula fiabilidad del personaje y de sus socios de coalición, se asume como algo que les va en el cargo y que cortesía y la educación exigen.

Pero que esos supuestos líderes empresariales callen como Judas e, incluso, algunos de ellos se conviertan en palmeros ante el discurso vacío del jefe de un gobierno que es reconocido internacionalmente como el que peor ha gestionado la pandemia en el mundo desarrollado y con una economía al borde del abismo es algo que no se entiende y sonroja de vergüenza.

Expresiones como "ha estado muy bien", o "buen discurso", con las que algunos de estos considerados líderes del mundo empresarial exteriorizaron su satisfacción al término de la comedia, y el silencio de los otros, se consideran "inadmisibles" por algunos dirigentes sectoriales y territoriales de las pymes, ante la teatralización de un Presidente que no anunció reformas económicas ni sanitarias, ni habló de prorrogar los Erte, y con la realidad de más de 900.000 empresas cerradas desde marzo ante la indolencia de un Ejecutivo cuyas medidas de apoyo a la recuperación de la actividad empresarial son seis veces inferiores a las de Alemania, en porcentaje del PIB, y la mitad de las adoptadas por Italia y Francia.

El respaldo al Presidente de las multinacionales y las entidades financieras apunta a que todavía no se creen a Pablo Casado

Un silencio y unos elogios, prudentes para algunos y cobardes para otros que, a primera vista, invitan a una pregunta y suscitan una reflexión. La interrogante es ¿a cambio de qué? ¿Les ha garantizado el jefe del Ejecutivo la prórroga de los Erte, aunque allí no lo dijera? ¿Les ha dado garantías de que no subirá el IRPF, Sociedades y la imposición a grandes fortunas, aunque si toque el bolsillo de las clases medias y los más desfavorecidos con impuestos medioambientales a las tecnológicas que pagaremos los consumidores? ¿Les ha convencido de que no tocará la reforma laboral, además del placet del Gobierno a la fusión entre Bankia y Caixabank? Todo indica que así es y así parece, aunque Sánchez ha dado ya sobradas muestras de lo poco que vale su palabra.

Y la reflexión apunta a que estos mismos directivos y empresarios del Ibex, todavía no se creen al PP de Pablo Casado como alternativa seria de gobierno. Algo que debería ocupar y preocupar a la oposición mayoritaria y a ese centro derecha dividido en tres marcas y que por ello es el principal aliado para la perpetuación de Sánchez en Moncloa. Pero ellos, los políticos y el empresariado de salón, siguen a lo suyo y el país como un solar.

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