"Que finge o engaña con apariencia de verdad". Así define la Real Academia el vocablo impostor. Descripción que cuadra plenamente con la trayectoria política de Pedro Sánchez y que ha alcanzado su máxima expresión durante la homilía mediática que le habían preparado para enaltecer su vuelta al trabajo, tras 21 días de holganza mientras el país se debatía entre el drama de los rebrotes del COVID y la deriva de una economía que navega sin rumbo hacia el abismo.
Una perorata de más de hora y media, en la qué como es habitual el Presidente no dijo nada interesante, y lo poco que contó fue para darse autobombo y a intentar explicar la dejación de funciones y responsabilidades que supone dejar en manos de las autonomías todas las decisiones claves sobre la pandemia y la vuelta al colegio. Una renuncia que justificó aludiendo a un escrupuloso respeto al estado de las autonomías, en evidente contradicción con sus decisiones entre marzo y junio cuando decretó el mando único y recurrió a los sucesivos estados de alarma invadiendo claramente las competencias autonómicas.
Sánchez se escuda en el respeto a las autonomías para evitar que la escalada del virus salpique sus expectativas electorales y para contentar al PNV y a ERC a los que necesita para aprobar los presupuestos y seguir en La Moncloa
Impostura, porque detrás de esa apariencia de acatamiento constitucional lo que de verdad se esconde es una estrategia de responsabilizar a los gobiernos regionales de la nueva escalada del virus y sus consecuencias, evitando así que le salpique en su imagen y en sus expectativas electorales, además de una sumisión a las voluntades del PNV y ERC, a los que necesita para aprobar los Presupuestos, para ratificar la mayoría de los Frankestein en la moción de censura de Vox y para continuar en La Moncloa.
Como impostura es también erigirse en paladín de la transparencia mientras se convierte en cómplice de su socio Iglesias al impedir que comparezca ante el Congreso para explicar las acusaciones de corrupción por las que está investigado su partido y escudarse en el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros para callar como Judas cuando se le inquirió sobre el comunicado de Unidas Podemos atacando a la ministra de Educación. Un silencio que, además, puede interpretarse como una traición a su compañera de gabinete y de partido.
Mientras el Presidente calla sobre iglesias e impide que comparezca ante el Congreso el Podemita utiliza el Gobierno para desgastar a los ministros socialistas y el PSOE
Secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros que, por cierto, ni respetó, ni respeta, Pablo Iglesias. Otro experto en imposturas, como demuestra con su negativa a explicarse sobre sus problemas con la Justicia, con sus mentiras y denuncias sobre los presuntos escarches que padece cuando antes él los alentaba, con sus falsas acusaciones al exabogado de UP, José Manuel Calvente; y, lo que es más grave con su doble juego en el Gobierno al que utiliza en su estrategia de desgaste del ala socialista y del PSOE, dentro de la que se enmarca la huelga anuncia por el llamado Sindicato de Estudiantes, organización próxima, manipulada y al servicio de Iglesias y los podemitas.
Y también suenan a imposturas las justificaciones de Pablo Casado y su equipo para explicar el cese de Cayetana Álvarez de Toledo, o los compadreos de Arrimadas y Ciudadanos con un Sánchez del que no se fían y al que dicen haber jurado odio eterno, o el juego de Vox manteniendo esa división de marcas en el centroderecha que es la mejor arma del sanchismo para perpetuarse en el poder.
Esto es en lo que, entre unos y otros, han convertido la política española. En un sainete en el que sólo faltaba la portada de Irene Montero en Diez Minutos. La calificada como "marquesa de Galapagar", que parece confirmar que su principal aspiración era ser Belén Esteban, y lo ha conseguido aunque con menos vergüenza y menos gracia.
Pues eso, un sainete con tintes de tragicomedia en el que los protagonistas rivalizan entre las maldades y los despropósitos y las víctimas somos todos los espectadores.