
El éxito de EELV, partido ecologista francés, en las últimas elecciones municipales ha vuelto a poner sobre el tapete la posibilidad de una entente verde francoalemana que pudiera dar un vuelco a la política tradicional en las próximas elecciones generales (en 2021 en Alemania y en 2022 en Francia).
En Francia los ecologistas se han hecho en las últimas municipales con las alcaldías de Marsella, Burdeos y Estrasburgo, entre otras. Según el politólogo belga Pascal Delwit, el éxito puede resultar engañoso al llevar a pensar en un efecto contagio en el resto de Europa.
La eurodiputada verde Karina Delli cree que el virus chino ha propiciado un cambio de hábitos y que eso tendrá de inmediato su traslado a las urnas, también en el sur. "Con el confinamiento la gente se ha dado cuenta de que la contaminación del aire es una cuestión relevante", y también es tomada por los separatistas de En Comú Podem.
Ser de izquierdas y votar por el ecologismo es optar por una opción que está coja
El especialista Delwit describía así esas resistencias: "Los verdes son importantes en países con una renta per cápita más elevada. (Alemania aporta 25 y Francia 13 diputados verdes en el Parlamento europeo). Y dentro de esos Estados ricos, en ciudades universitarias fuertemente desarrolladas. Es en esos sectores donde ha disminuido al usar la bicicleta en lugar del coche, y también se presta más atención a lo que se come".
Los verdes por ahora han sido incapaces de penetrar en países del sur: Grecia, Italia, España y Portugal. En efecto, Italia y Grecia no aportan ningún parlamentario al grupo verde en la Eurocámara; Portugal sólo uno y España tres, que se presentaron dentro de listas no sólo verdes. En el sur de Europa, la línea divisoria izquierda-derecha sigue fuerte.
Es indudable que el discurso verde, es decir, ecologista, ha penetrado en las sociedades más desarrolladas, y a este respecto no deja de ser sorprendente lo que ocurrió el año pasado, con gran cantidad de marchas juveniles en los países más ricos del planeta tras el liderazgo de una adolescente sueca.
Mas, sea como sea, el ecologismo sí es hoy influyente también en el sur de Europa, aunque esté subsumido en los partidos de izquierda, pero esa influencia no se ha consolidado como opción política independiente. ¿Por qué? El ecologista español Florent Marcellesi (portavoz de Equo) cree que la debilidad de su partido se debe a cuestiones históricas (la tardía salida de la dictadura, por ejemplo). Desde luego, es una explicación demasiado simple para ser válida, pues España, aparte de la salida tardía del franquismo, se ha transformado radicalmente: Constitución, derechos sociales, fuerte presencia sindical, entrada en Europa, crecimiento del PIB per cápita, buenas infraestructuras, etc., etc. Y todo se ha hecho de la mano de los viejos partidos de corte europeo, se llamaran UCD, PSOE o PP.
Estando de acuerdo, por ejemplo, en la lucha contra el cambio climático, lo que no puedo apoyar es que el ecologismo se olvide no sólo de donde más crece la contaminación (China e India, por ejemplo) y también y con tanta frecuencia de los aviones, que contaminan lo suyo. Ser de izquierdas y votar por el ecologismo es votar por una opción que está coja.
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