
Bruselas celebra la intención de EEUU de no elevar los aranceles autorizados por la OMC que, desde 2019, aplica a productos agrícolas europeos.
Por contra, la reacción del campo español es, lógicamente, mucho menos entusiasta. Washington no sube esos impuestos, pero los seguirá aplicando en una forma muy semejante a la vista hasta ahora.
Así, el vino o el aceite de oliva españoles continuarán penalizados, mientras que esos mismos productos no sufren castigo cuando proceden de Italia o Grecia. La diplomacia de Roma o Atenas, a diferencia de la española, tuvo rapidez de reflejos y supo negociar bilateralmente con EEUU para evitar los aranceles. Casi un año después, la ineficacia en esta labor de la ministra González Laya hace que la situación del campo español sea aún la contraria.