
El conflicto comercial con EEUU por las ayudas de la UE a Airbus -el viernes el presidente Donald Trump decidió mantener los aranceles al aceite de oliva español en el 25%- ha ocupado buena parte del debate sobre la situación del campo español organizado por elEconomista, con la denuncia de todos los participantes de su "indefensión" ante fuerzas y políticas internacionales que superan su capacidad de actuación, y ante una actuación del Gobierno que consideraron insuficiente en comparación con lo que están haciendo otros países de la UE, como Italia, Francia o Alemania.
El presidente de Asaja, Pedro Barato, por ejemplo, ha reclamado que se separe la agroindustria de las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y no mezclar sus problemas con los de otros sectores económicos.
Así, un problema de suministro de gas entre Rusia y Ucrania termina desembocando en la prohibición de la exportación de frutas y hortalizas españolas a Rusia. El sector agrario europeo y español, por lo tanto, no debe ser considerado una moneda de cambio para solucionar otros problemas.
Una segunda vertiente tiene que ver directamente con la actuación del Gobierno español. Otros países han trabajado intensamente con la secretaría de Estado de Agricultura de Washington, de modo que el aceite italiano no sufre aranceles, tampoco el champán francés, ni algunos productos alemanes, mientras que los productos españoles sufren un severo castigo. Y la creencia del sector es que podía haber empeorado sensiblemente la semana pasada, aunque al final el Gobierno de Trump optó por dejar las cosas como estaban.
A pesar de que no haya sucedido nada, la amenaza sigue cerniéndose sobre el sector. Mientras otros países lo están sabiendo solventar, la sensación es que nosotros no. Y un buen ejemplo de ello es que tenga que ser la propia industria española la que se defienda directamente en los tribunales norteamericanos, como ha sucedido con la aceituna negra, mientras que el Gobierno español no ha logrado nada.
Dejarse llevar por la UE
La impresión del sector es que mientras otros países de nuestro entorno han decidido dar la batalla por sus intereses, el Gobierno español ha optado por plegarse a la actuación de la Comisión Europea, que tampoco está resultando eficaz. Por eso otros países han decidido actuar directamente, como ha hecho Alemania con el gas de ruso. Y toda la cuota de aceite que pierde España en EEUU lo está consiguiendo Italia.
La industria alimentaria, según declara el director general de Fiab, Mauricio García Quevedo, está "perpleja" por la ausencia de una posición común en la UE ante un problema de gran grandes dimensiones, tanto al defender el sector contra las medidas de EEUU, como a la hora de aplicar medidas compensatorias mientras dura el conflicto.
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