El precio del oro ha tocado nuevos máximos plurianuales, a lo que contribuye las mayores expectativas de inflación, que han llevado los tipos de interés reales a largo plazo en EEUU a nuevos mínimos. Además hemos actualizado al alza la perspectiva de precios del petróleo y el riesgo de aumento de expectativas de inflación a los niveles pre pandemia ha aumentado. Otros factores también pueden apoyar al oro, especialmente la enorme cantidad de liquidez inyectada en los sistemas financieros por los principales bancos centrales y el aumento de la deuda pública. Hay que tener en cuenta que el oro no conlleva riesgo crediticio y que cuenta con un probado historial como almacén de valor. A ello se añade la demanda de inversión, por compras de oro de fondos cotizados ETF, que sigue fuerte. Incluso la demanda de joyería puede mejorar los próximos meses por estacionalidad.
Dado este estado de cosas, prevemos que el precio del oro en tres meses ahora se sitúe en 1,890 dólares la onza, en seis meses en 1,950 y en un año alcance los 2.000 dólares la onza.
Efectivamente, aunque anteriormente hemos estado cautelosos respecto el precio del oro a corto plazo, los acontecimientos han cambiado la situación. Así el oro, tras cierta consolidación de precios de mediados de abril a mediados de junio, moviéndose entre 1,670 y 1,750 dólares la onza, ha tocado máximos de varios años. En concreto se ha mostrado muy sensible a los menores tipos de interés reales de la deuda a diez años en EEUU, que ha llegado a nuevos mínimos. El principal impulsor de esta disminución de tipos de interés reales ha sido el aumento de las expectativas de inflación, pues los tipos nominales han seguido estables. Así, aunque en nuestro escenario macroeconómico central prevemos una lenta recuperación económica, las expectativas de inflación han aumentado tras el fuerte repunte del precio del petróleo desde mínimos de abril, así como algunos datos económicos positivos en EEUU. Hay que tener en cuenta que hay signos alentadores de recuperación, a pesar del reciente aumento de nuevos casos de Covid-19. Además las restricciones a la oferta del petróleo (voluntaria o no) apuntan a mayor precio del crudo, para el que tenemos una previsión en cuanto al barril Brent de 40 dólares para fin de año.
Es poco probable que los tipos de interés nominales a largo plazo en EEUU vayan a disminuir mucho más
Más aún, la Teoría Monetaria Moderna está ganando fuerza entre economistas relevantes. Esta teoría adopta un enfoque experimental de la economía, subrayado por la creencia de que el dinero es creado por el gobierno mediante gasto presupuestario y no, como dice la teoría tradicional, a través de los bancos centrales y privados. Sostiene que los cambios en impuestos y gastos afectan a la economía más rápidamente y de manera más predecible que los tipos de interés. Sus defensores en EEUU interpretan los bajos niveles actuales de inflación como indicación de que no hay suficiente dinero en el sistema, es decir, de que el gasto presupuestario es insuficiente.
Dicho esto, es poco probable que los tipos de interés nominales a largo plazo en EEUU vayan a disminuir mucho más. Además la presión inflacionaria seguirá siendo baja en nuestro escenario central y la posibilidad de que las expectativas de inflación aumenten mucho parece limitada. Aun así, solo con que lleguen a los niveles anteriores a la crisis del Covid-19, alrededor de 1,65% anual, pueden fomentar un aumento del precio del oro hacia alrededor de 1,900 dólares la onza.
En lo que se refiere de la demanda de oro como inversión, las tenencias mediante fondos cotizados ETF siguen en aumento. Han disminuido desde abril, pero todavía están en niveles altos en comparación con años anteriores. Además el sentimiento sigue firmemente optimista respecto al oro por las posiciones netas en los mercados de futuros.
También vale la pena subrayar que la debilidad del dólar amortiguó la caída de los precios del oro de mediados de mayo a mediados de junio. Pero el oro muestra actualmente una fuerza renovada tanto en euros como en francos suizos, hasta nuevos máximos. A ello se añade que prevemos debilitamiento del dólar los próximos doce meses. De hecho los bajos tipos de interés reales en EEUU presionan al dólar, que está sobrevalorado, a lo que también puede contribuir la perspectiva de recuperación económica global, con la correspondiente reducción de la demanda de dólares
Asimos hay que tener en cuenta la tradicional estacionalidad en la demanda de joyas de India y China, lo que puede apoyar los precios del oro para finales de año, aunque su asequibilidad puede limitar tal impulso.