Opinión

La cadena de pagos, en grave riesgo

  • La crisis de 2008 enseña lo que la falta de liquidez provoca
  • La falta de flexibilidad en ámbitos como los Ertes perjudica a las firmas
Las empresas se enfrentan a importantes dificultades.

Las empresas de múltiples sectores muestran importantes recelos ante el plan de desescalada del Gobierno. Como en anteriores iniciativas, la hoja de ruta adolece de la ausencia de consenso. Las patronales y sindicatos fueron consultados pero faltó una negociación real con ellos.

Esa falta de un verdadero diálogo puede explicar las dificultades que las empresas vislumbran a la hora de adaptarse al proceso de reactivación.

Tiendas, hoteles o restaurantes ven cómo deben respetar estrictas limitaciones de aforo, e invertir en medios para delimitar las nuevas distancias, sin tener noción de cuáles serán las homologaciones a las que se sujetarán sus mamparas, trajes aislantes y otros equipos de esta índole.

Pero, en el corto plazo, aún más letal es la escasez de liquidez que les impide solucionar la falta de circulante para sus costes fijos de alquileres o suministros.

Los problemas en su tesorería, tras largas semanas de inactividad, se ven agravados por la falta de flexibilidad en los Ertes por fuerza mayor. Las empresas tendrán que ponerles fin, y reincorporar a toda su plantilla, aun cuando su actividad no esté recuperada por completo.

Además, el programa de avales para crédito del Gobierno liberó hasta ahora sólo dos tramos, y las discrepancias entre los bancos y el ICO plantean más obstáculos. En paralelo, sigue pendiente un mayor apoyo en el ámbito fiscal, mediante la extensión de los aplazamientos en el pago de tributos y cuotas a la Seguridad Social.

Mientras sectores especialmente golpeados disponen de ayudas específicas de corto alcance. Se trata de una situación que pone en apuros la cadena de pagos de la economía, y la experiencia de la crisis de 2008 evidenció la gran amenaza que ese hecho supone.

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