
Es preciso que en toda medida de política económica se tengan en cuenta, para acertar, un conjunto de enlaces que existen con otras realidades socioeconómicas y políticas que se encuentran siempre forzosamente enlazadas, y que por ello, generan problemas unas veces inmediatos o a medio plazo, que deberían haberse previsto. El saldo de las ventajas y desventajas, cuando todo esto se tiene en cuenta, debería alterar mucho la actividad inmediata de la política económica. Todo esto, por supuesto, lo ha colocado en la actualidad, la decisión de incrementar el salario mínimo interprofesional sin tener en cuenta cuestiones relacionadas con la estructura sociopolítica del sector rural.
Y no es la primera vez que, como consecuencia de las decisiones de la política salarial, existen choques evidentes. Basta recordar una famosa polémica desarrollada en El País entre Enrique Barón y Álvarez Rendueles, entonces Gobernador del Banco de España. Este advirtió en aquel momento las complicaciones negativas que se iban a derivar como consecuencia de pretendidas subidas salariales, que resultaban ajenas a lo que sucedía con la productividad. Cuando ahora se repasa aquella polémica, se observa que Álvarez Rendueles adivinó en aquellos momentos consecuencias fundamentales que no se estaban considerando por parte de los que propugnaban aquellos cambios. Concretamente subrayó una evidente relación con la evolución de nuestro saldo por cuenta corriente, así como también en el nivel de empleo. Desde luego, desgraciadamente, aquellas advertencias no se tuvieron en cuenta.
La subida del SMI impacta en la creación de empleo y en el saldo por cuenta corriente
El ignorar toda la serie de enlaces que existen derivados de hechos económicos, es echar a un lado datos macroeconómicos y planteamientos derivados de ellos. Desde los años cuarenta, se han puesto en marcha multitud de orientaciones y de modelos que muestran hasta qué punto, concretamente cuando se actúa pensando sólo en el corto plazo, no se puede plantear una política seria. Precisamente esa fue la muy importante aportación de Fuentes Quintana como base esencial, apoyada por multitud de economistas. Fue lo que hizo que una serie de políticos inteligentes pusieran en marcha los Pactos de La Moncloa. Efectivamente, existen siempre resistentes a admitir ese papel clave de la advertencia seria. En ese caso de los pactos de la Moncloa, al lado de la aceptación por Felipe González del mensaje que venía de los puntos de vista económicos de Fuentes Quintana, se encuentra la resistencia, en el campo del socialismo, con separación política inmediata, de Tierno Galván. Herencias de los planteamientos de Tierno Galván existen siempre, y ahora los vemos colaborando con el gobierno actual, y ello perjudica de modo instantáneo la marcha de la vida económica.
En España tenemos en nuestra historia económica multitud de datos que muestran lo que ocurre cuando no se escucha este planteamiento adecuado, y también lo positivo de atenderlo. Pensemos, por ejemplo, en la ofensiva de economistas críticos de la política económica que se desarrollaba en España en el periodo que transcurre de 1939 a 1953. Las feroces críticas de Manuel de Torres, por ejemplo, acabaron siendo atendidas y, automáticamente, la mejoría general fue evidente. O, por otro lado, ya desde el año 1941, en la Revista de Estudios Políticos, Valentín Andrés Álvarez había señalado que, si se pretendía progresar, era necesario incrementar el papel de la libertad económica empresarial. Al fin fue escuchado a partir de 1959 y, ampliamente, en la Transición.
Los mayores costes salariales pueden generar un cataclismo económico
En el caso concreto actual, se ha ignorado, referente a las condiciones salariales en el campo, lo ocurrido en 1931, como consecuencia de las disposiciones emanadas del Ministro de Trabajo Francisco Largo Caballero, precisamente en el terreno de la política contra el desempleo, planteada de tal modo, que originó un auténtico cataclismo económico y, desde luego, que el estudio de la sociología, a más del de la historia, es absolutamente necesario.
En el caso concreto actual, se ha ignorado algo que la historia tiene registrado sobre la reacción de los pequeños propietarios agrarios cuando ciertas disposiciones amenazan su futuro, con lo cual siempre reaccionan. Sería suficiente ahora haber revisado la historia de España antes de 1936 y recordar lo que había detrás de esta frase, en caracteres muy destacados, que aparecían en el periódico clandestino de Falange, No importa, en el número del 20 de mayo de 1936: "Un ejemplo para los pueblos de España, Carrión de los Condes".
Estos conocimientos o ignorancias de lo que saben exponer historiadores serios, economistas competentes, sociólogos que están al día de reacciones importantes españolas, explican éxitos y fracasos. Cuando contemplamos que ahora no vemos que se escuche a maestros como aquellos que existieron, tanto en la etapa final de la II República como en la Transición, o sea primero los Olariaga, Perpiñá, y Torres, y más adelante los Fuentes Quintana, Luis Ángel Rojo, o Álvaro Rendueles, multitud de realidades quedan explicadas.