Opinión

Hacia un gobierno de emergencia nacional

Los dirigentes catalanes recrean con Sánchez la escena de El Pelele, el famoso cuadro de Goya.

La formación del Gobierno que tan cuidadosamente fueron tejiendo Pedro Sánchez con Pablo Iglesias y Oriol Junqueras saltó por los aires este jueves con la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Como señalamos la semana pasada en esta tribuna, la investidura se complica y mucho.

El Alto Tribunal ha sentado nueva doctrina. A partir de ahora, un diputado europeo es elegido por los ciudadanos de su país y no hay que tener en cuenta las "circunstancias añadidas" o las cuestiones prejudiciales que invocó el Supremo para impedir que Junqueras acudiera a recoger su acta de eurodiputado. Pero eso no es lo importante.

Lo peor es que Esquerra Republicana, el socio que Sánchez pretendía atraer para su investidura, reclamará ahora a la Justicia europea la liberación de su líder, que cumple condena en la cárcel de Lledoners.

Puigdemont planea encabezar el cartel a la Generalitat para barrer a ERC en los comicios catalanes

Junqueras adquirió el acta de eurodiputado el 13 de Junio y el Supremo lo condenó a 13 años de prisión el 14 de octubre. Primero la Abogacía del Estado y después la Fiscalía dijeron que la consulta "no tendría incidencia". Eso es así desde el punto de vista jurídico, pero en política abre una fosa insalvable con Moncloa.

Desde ERC han comenzado ya a preguntarse: "¿el Estado español desobedecerá a la Justicia europea? Y el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés, lanzó poco después de conocer la sentencia el lema "Junqueras vuelve".

Los nervios que se vivieron el jueves en el Palacio, que aún habita Pedro Sánchez, demoraron la respuesta a ERC siete horas. Al final, el comunicado oficial aboga por continuar con la negociación "desde el respeto mutuo" a las ideas de cada uno, que es como no decir nada.

La situación se complica porque Puigdemont adquirió este sábado la acreditación de eurodiputado y los efectos de la Euroorden, que lo situaban en busca y captura por toda Europa, quedan en suspenso."La próxima reunión será en Cataluña", dijo el jueves Puigdemont a sus seguidores. Y estos contestaron: "Perpiñán, Perpiñán".

El expresidente prófugo no se atreve a volver a pisar Barcelona, donde podría ser detenido a petición de un juez, pero planea situar su nuevo cuartel general a unos metros de la frontera francesa, para recibir por miles a los fieles en peregrinación al nuevo santuario.

Casado rehúsa un pacto PSOE, PP, C's porque si Sánchez es reelegido, no hay manera de echarlo

Antes de ese momento, queda el circo mediático de su entrada triunfal en el Parlamento europeo para asistir a las sesiones a comienzos de enero. La institución cerró sus puertas este viernes hasta después de Reyes.

Con la credencial de eurodiputado en la mano y la residencia a pocos kilómetros de su casa de Girona, Puigdemont planea presentarse como cabeza de lista a la presidencia de la Generalitat por JxCat para intentar arrebatar la mayoría dentro del mundo independentista, que los sondeos dan a ERC.

Los astros parece que se configuran, de momento, en su favor. JxCat aprovechará la inhabilitación de Quim Torra, que se producirá como máximo en un año, para adelantar la convocatoria de elecciones y barrer en Cataluña. Puigdemont encabezará el cartel electoral, aunque obviamente luego cederá el bastón de mando a un subalterno para no perder la inmunidad.

Con este calendario, ERC tendrá que subir el precio del pacto con Sánchez. Como mínimo exigirá un referéndum de autodeterminación, un coste que los socialistas no pueden aceptar. Los peores temores del secretario de organización y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, se han cumplido y la hoja de ruta que desgranamos aquí la semana pasada, también.

¿Y ahora qué hacemos para salir de este lío? Esa es la cuestión que se preguntan tanto en Génova como en Ferraz. La solución sería un pacto de emergencia nacional entre PSOE, PP y C's si se quieren evitar unas terceras elecciones que fragmenten aún más el electorado.

Pablo Casado se resiste a esta fórmula con uñas y dientes porque sería poner en bandeja el poder a Sánchez sin ninguna garantía de que vaya a poder echarlo en caso de que desvaríe. Una moción de censura requiere la mayoría de la Cámara y los tres partidos de derecha juntos no llegan a 160 diputados.

VOX, el que mayor ventaja sacará de todo esto, ha lanzado el hastag #Spexit para fomentar la eurofobia y ha acusado a la Justicia europea de humillarnos y apoyar al golpismo. Pero el sentimiento proeuropeo aún es muy arraigado y aunque se desgaste, tardará tiempo.

La única manera de evitar el desprestigio de la Justicia española es que Sánchez se deje de componendas y desde la Abogacía del Estado y desde la Fiscalía se plantee una batalla sin cuartel contra las decisiones de los tribunales europeos. Sin enfrentarse al independentismo no logrará jamás atraerse el apoyo de Casado y terminará con su partido fragmentado. Su destino es acabar como un pelele en manos de los independentistas, como la famosa pintura goyesca.

El único aspecto positivo es que salte el pacto con Podemos, que ha comenzado a generar temores antes incluso de instaurarse entre los empresarios.

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, no aguantó más y estalló contra la posible subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI ) de 900 a 1.000 euros, después de haberse encarecido casi el 23 por ciento el año pasado.

Garamendi rompió su silencio tras percatarse de que la mesa de diálogo con los sindicatos que le prometían en Moncloa antes de tomar la decisión sobre el SMI era una trampa, porque ya está decidido por los sindicatos. Y además, probablemente, ya no se llegue a celebrar nunca.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) señaló esta semana que los costes laborales medios crecen a un rimo del 2,2 por ciento hasta octubre, el mayor alza en una década. En esta línea, los convenios colectivos mejorar un promedio del 2,3 por ciento, más del doble de la inflación, que no llegará al 1 por ciento.

Los empresarios están indignados. Al SMI se suma el alza del 7 por ciento de las cotizaciones sociales en enero. Bruselas advirtió esta semana a España del crecimiento de los costes laborales, pese a que la productividad no está mejorando, lo que aboca a una pérdida de competitividad y a una caída del empleo a medio plazo, como explicamos hoy en elEconomista. En resumidas cuentas, que volvemos a tirar la casa por la ventana.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky