
Los bancos españoles generalizan la exigencia de que las empresas paguen a cambio de tener depósitos en las entidades. Esta política de cobrar por el pasivo no es tan novedosa como a primera vista pueda parecer. Las grandes corporaciones llevan años pagando a la banca por aparcar en ella sus excesos de liquidez.
Además, países como Alemania, Bélgica y Holanda hace tiempo que extendieron esta medida a la mayoría de las empresas. De hecho, el mismo BCE recomienda que se dé este paso para reforzar los efectos de su propia política monetaria. Ante la anemia que muestran el crecimiento y la inflación en la eurozona, Fráncfort se afana por que toda la liquidez disponible se ponga en movimiento. Para ello, ya rebajó la llamada facilidad de depósito a niveles negativos, lo que implica que las entidades que aparcan recursos en el banco central tienen que pagar por ello. Es más, todo apunta a que esa obligación se endurecerá, ya que se prevé que la facilidad de depósito baje del 0,4 por ciento actual al 0,7 por ciento, ambos negativos. Custodiar liquidez, por tanto, cada vez saldrá más caro a los bancos españoles y es lógico que demanden un pago a cambio de ese servicio. Máxime considerando que la medida se aplica con moderación (el interés medio que las entidades aplican es del 0,15 por ciento) y no afectará a los particulares.
Custodiar liquidez cada vez será más caro para las entidades
Pero, sobre todo, debe considerarse que el sector financiero europeo afronta aún un horizonte crítico, después de que el BCE confirmara que la situación económica es tan grave que serán necesarias nuevas bajadas de tipos. Ante esa realidad, las previsiones de beneficio de la banca volverán a disminuir, por lo que las entidades están abocadas, no solo a hacer más ajustes internos, sino también a buscar nuevas vías de ingresos.