Nacional

La pesadilla navideña de Illa: España tendrá 17 navidades distintas con restricciones a la carta

  • El Gobierno apuesta por mayores restricciones, pero evita el coste de tomarlas
  • La curva de contagios ha repuntado en España a una semana de las fiestas
  • El ejemplo de Holanda no ha sido tenido en cuenta por las autoridades
Salvador Illa, ministro de Sanidad.

Es oficial. La pesadilla navideña del ministro de Sanidad, Salvador Illa, tiene luz verde. Paradójicamente, encendida por él mismo. Pese a haber señalado con rotundidad a finales de noviembre que no serían toleradas 17 navidades distintas en España, a capricho de cada presidente autonómico, el aumento de contagios ha provocado un nuevo giro de guion, igual de confuso que todos los relacionados con la gestión de la pandemia. Tras la reunión de este miércoles del Consejo Interterritorial de Salud, el ministro ha invitado a las comunidades autónomas a endurecer las restricciones pactadas a nivel nacional, que pivotan en torno al número de personas en las reuniones, los horarios de toque de queda y la libre circulación de los ciudadanos. La conclusión se muestra cristalina: habrá 17 celebraciones distintas en la Navidad de nuestro país.

Hace tres semanas se desconocía cómo se podría celebrar la Navidad en España, pero un objetivo parecía claro: evitar un agravio comparativo que diferenciara los derechos y libertades en pleno estado de alarma de un andaluz con respecto a un cántabro. "No habrá 17 navidades distintas", advertía Salvador Illa el pasado 26 de noviembre, pidiendo a todos los territorios un último esfuerzo para "remar en la misma dirección" y decidir unas medidas de consenso. 

Días después, la petición cristalizaba en el Consejo Interterritorial de Salud del 2 de diciembre, cónclave en el que los 17 territorios del Estado firmaron cómo serían las fiestas de este año: desplazamientos por todo el país permitidos entre el 23 de diciembre y el 6 de enero para visitar a familiares y allegados, toque de queda a la 1.30 horas y reuniones de diez personas en las fechas señaladas. En realidad, el levantamiento de medidas suponía un cheque en blanco para las celebraciones y reuniones. La tendencia de contagios se encontraba consolidada a la baja aunque cerca de los 200 casos por 100.000 habitantes, muy lejos de los 25 que marcan un control de la pandemia de coronavirus, según la Organización Mundial de la Salud. 

A falta de una semana para la celebración de la Navidad y, sospechosamente, tras el puente de diciembre -en el que la mayoría de las comunidades autónomas apostó por cierres perimetrales-, la tendencia se ha roto. La incidencia acumulada supera los 201 casos por 100.000 habitantes, los contagios han aumentado un 43% en las últimas horas y la positividad roza el 8% con tendencia al alza. El número de test positivos es un elemento clave para medir la temperatura de la pandemia: un dato por encima del 5% se considera malo. Y, por supuesto, las muertes diarias. Solo en las últimas 24 horas, 195 personas han perdido la vida. En las últimas semanas, la media ha rondado los 200 muertos por jornada. 

La curva de contagios en España ha repuntado en los últimos días. Fuente: Our World in Data.

Las experiencias de Alemania, que alcanzó ayer su pico de muertes desde el inicio de la pandemia -superó las 900 en un día-, Reino Unido o Italia, con mayores restricciones que España y el virus en pleno descontrol, planean como una alerta roja a días de que se abra la veda a desplazamientos masivos y reuniones múltiples. El caso de Holanda, uno de los países con menor incidencia de coronavirus durante el confinamiento duro de la primavera, resulta singular: tras la celebración de San Nicolás -6 de diciembre- y el fin de semana del Black Friday, entre los días 30 de noviembre y 9 de diciembre, la incidencia acumulada de infecciones se disparó un 32%. En España, aún tendremos que esperar tres o cuatro días más para que los datos sanitarios reflejen el impacto del puente de la Constitución, ya que estos números no se aprecian hasta 10 días más tarde de que se produzcan las situaciones de riesgo. 

Los muertos parecen estar amortizados, especialmente los calculados para el mes de enero, cuando las cifras recojan el impacto de las reuniones de la Navidad

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aprovechó su comparecencia de ayer en el Congreso, destinada a hacer balance del nuevo estado de alarma, para mostrar su preocupación ante el quiebro ascendente del SARS-CoV-2. "Si hay que endurecer el plan de Navidad no les quepa duda de que el Gobierno de España propondrá a los gobiernos autonómicos endurecer ese plan de Navidad. Porque no podemos relajarnos, no podemos bajar la guardia", afirmó. Dicho y hecho. Horas más tarde, el ministro Illa concluía la reunión con las consejerías de Salud de las comunidades autónomas dando vía libre a que fuesen ellas las que endurecieran las restricciones a la carta, "en los términos que consideren oportunos". "Se mantiene el plan de Navidad, que se resume en una línea: en Navidad, nos quedamos en casa", aseveró el ministro. El mensaje entraña confusión: nadie se queda en casa si el plan concede libres desplazamientos por el país para visitar a familiares y amigos, el principal motivo de movilidad en estas fiestas. Y añadió: "Aquellos que todavía tengan que ser más estrictos, lo pueden ser". 

Con esta frase, el ministro sentenció la vía libre para la asimetría y aquellas 17 navidades distintas que no quiso tolerar a finales de noviembre. En resumen: el Gobierno apuesta por más restricciones, pero que sea otro quien las ordene. 

La pelota vuelve a pasar a las comunidades autónomas, como ya sucedió en otros episodios de la gestión de la pandemia. La preocupación del Gobierno es alta, pero no existe ninguna renuncia ni un movimiento de marcha atrás a la laxitud pactada hace dos semanas. Los muertos parecen estar amortizados, especialmente los calculados para el mes de enero, cuando las cifras recojan el impacto de una celebración que pone en bandeja la transmisión del coronavirus.

La población se ha acostumbrado a 200 fallecimientos diarios y los gobernantes lo saben. Sin embargo, nadie está dispuesto a asumir el coste de auténticas restricciones, como alertan los científicos en los últimos días. Epidemiólogos y expertos en Salud Pública no dejan de realizar advertencias graves. La última, la de Elvis García, doctor de Salud Pública en la Universidad de Harvard: "¿A que si nos dijeran que podemos evitar que cada día se estrelle un avión y mueran todos sus pasajeros, haríamos algo para evitarlo? Pues eso es exactamente es lo que está ocurriendo en España desde hace mucho tiempo. Estamos estrellando un avión cada día".

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