
Cuando un coche es nuevo, todo funciona correctamente, pero con el paso del tiempo el sistema se comienza a desgastar. Un error muy común entre los conductores es no realizar un mantenimiento adecuado de su vehículo. Y es que para alargar su vida útil, es necesario revisar con cierta frecuencia que todo funciona correctamente, porque además de favorecer la eficiencia en la circulación, sirve para ir con más seguridad al volante.
En este sentido, hay quienes hacen el trabajo, pero solo a medias. Comprobar el estado de las ruedas, la potencia de las luces y el desgaste de los frenos no es suficiente. Los coches son un conjunto de decenas de piezas, y algunas de ellas, aunque parecen irrelevantes, son esenciales para que todo funcione sin fallos.
Cuidado con esta pieza
El mejor ejemplo son los amortiguadores, que son esenciales para el sistema de suspensión del vehículo al controlar el movimiento de las ruedas y la carrocería. Su función principal es absorber los impactos de los neumáticos, las vibraciones y las irregularidades de la calzada. De esta forma, hacen que el coche esté siempre en contacto con el asfalto y que no haya rebotes si el terreno no es completamente plano.
Por un lado, ayudan a la comodidad de los pasajeros, pues cuanto mejor sea el sistema de suspensión más estable es el viaje. Por otro lado, contribuyen a aumentar la seguridad de la conducción porque reducen la distancia de frenado y facilitan el control del coche. De hecho, tal y como explica el RACE, compone junto con los neumáticos y los frenos el 'triángulo de la seguridad', del que depende la estabilidad y control del coche.
La importancia de cambiar con cierta regularidad los amortiguadores reside en que si están en mal estado pueden aumentar la distancia de frenado hasta un 35% y aumentar el desgaste de otras piezas. La clave está en que con el deterioro no oponen suficiente fuerza para frenar los rebotes de los resortes o la suspensión. El problema es que muchos conductores pasan por alto su sustitución, y se dan cuenta demasiado tarde de que están totalmente desgastados.

Cuándo hay que cambiarlos
Que los amortiguadores se desgasten es completamente normal, más aún si se circula por carreteras en mal estado, con demasiada carga en el vehículo o en lugares con temperaturas muy extremas. Sin embargo, su deterioro no se puede ver a simple vista, sino que comienzan a aparecer algunos síntomas.
Hay varias señales que indican que necesitan una sustitución. Entre ellas, que el vehículo comience a vibrar al circular, que la distancia de frenado aumente, que los neumáticos se desgasten de forma irregular, que sea difícil controlar la dirección o incluso que se claven en baches muy pronunciados en los casos más extremos.
Si se notase cualquiera de estos síntomas, la mejor idea es acudir a un experto. Sin embargo, lo más recomendable según el RACE es realizar revisiones cada 20.000 kilómetros y sustituir los amortiguadores cuando se alcanzan los 65.000 kilómetros, sin superar nunca los 90.000 kilómetros.