
Tesla ha sufrido una fuerte caída en sus ventas globales de automóviles durante el segundo trimestre de 2025, con un total de 384.000 vehículos entregados entre abril y junio, frente a los 444.000 del mismo período en 2024. Esta disminución de aproximadamente un 13,5 % profundiza una tendencia descendente que comenzó el año pasado, en medio de una creciente competencia y un cambio estratégico hacia el desarrollo de tecnología de conducción autónoma.
La limitada y envejecida línea de modelos de Tesla no ha logrado mantenerse competitiva frente a nuevos actores del mercado como la china BYD, así como frente a gigantes consolidados como General Motors, Volkswagen y BMW. Este estancamiento ocurre mientras el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, parece mostrar escasa preocupación por la caída en ventas, apostando decididamente por un futuro dominado por los robotaxis autónomos.
A pesar de la merma en entregas, muchos inversores continúan respaldando la visión futurista del director general de la compañía, Elon Musk, elevando la capitalización bursátil de Tesla a más de 940.000 millones de dólares (unos 875.000 millones de euros), una cifra desproporcionada si se compara con los resultados financieros actuales de la empresa.
Un paso hacia el taxi sin conductor
En junio, Tesla inició pruebas públicas con vehículos Model Y adaptados para funcionar como robotaxis sin conductor en Austin, Texas. Los trayectos, aunque limitados a usuarios seleccionados —en su mayoría entusiastas de Tesla con alta presencia en redes sociales— generaron reseñas positivas en internet. Sin embargo, los videos publicados por los mismos pasajeros revelaron problemas preocupantes: frenazos bruscos, pasajeros dejados en intersecciones y momentos en que fue necesaria la intervención de monitores de seguridad ubicados en el asiento delantero.
Un hito adicional se produjo la semana pasada cuando un Tesla completamente vacío recorrió en modo autónomo la distancia entre la fábrica de la empresa en Austin y la casa de un cliente a unos 30 minutos de trayecto. "¡Completamente autónomo! Sin personas ni operadores remotos", escribió Musk en la red social X. Sin embargo, los críticos rápidamente señalaron que el vehículo se estacionó en una zona prohibida marcada con la leyenda "No Parking Fire Lane" (Prohibido estacionar - Vía de emergencia).
Impacto en las finanzas
La caída en ventas inevitablemente afectará los beneficios de Tesla, que ya se encuentran en niveles preocupantemente bajos. La empresa habría registrado pérdidas en el primer trimestre de 2025 si no fuera por los 447 millones de dólares (unos 416 millones de euros) que obtuvo vendiendo créditos de emisiones limpias a otras compañías automotrices que superaron los límites de contaminación. La administración Trump, sin embargo, ha iniciado acciones para eliminar ese sistema de créditos, lo que pondría aún más presión sobre los resultados financieros de Tesla.
Otro factor negativo es la subutilización de sus plantas de producción. Tesla posee fábricas en California, Texas, China y Alemania con una capacidad combinada para fabricar 2,35 millones de automóviles al año —aproximadamente 590.000 por trimestre. En el primer trimestre, sin embargo, solo se produjeron 362.615 vehículos, lo que representa un uso del 62 % de su capacidad instalada, por debajo del promedio del 65 % en la industria automotriz de EE. UU., según datos de la Reserva Federal de St. Louis.
La subutilización de capacidad es especialmente perjudicial para Tesla debido a su alto grado de automatización y al elevado costo de mantenimiento de su maquinaria, como señaló Ferdinand Dudenhöffer, director del Center Automotive Research en Alemania: "No se puede despedir a las máquinas. Hay que seguir pagándolas aunque no las uses".
Retrocesos globales
Las señales de alarma para Tesla ya se venían encendiendo. En Europa, las matriculaciones de vehículos nuevos de Tesla cayeron un 28 % en mayo, pese a la introducción de una versión actualizada del Model Y. En Estados Unidos, las ventas descendieron un 21 % en el segundo trimestre, según estimaciones de la firma Cox Automotive.
Parte del problema parece estar vinculado a la figura polarizadora de Elon Musk. Su abierto apoyo a la derecha política y al expresidente Donald Trump ha alejado a muchos consumidores progresistas, que históricamente han sido más proclives a comprar vehículos eléctricos.
La relación entre Musk y Trump, sin embargo, se ha deteriorado drásticamente en las últimas semanas. La causa principal ha sido la oposición de Musk al nuevo paquete legislativo de Trump, que recorta sustancialmente los subsidios federales para productos que Tesla fabrica, como paneles solares, baterías y automóviles eléctricos.