
Desde su llegada al mercado, siempre ha existido una rivalidad entre los fanáticos de los coches de gasolina y los coches eléctricos. Un enfrentamiento que ha ido ganando fuerza gracias a la prohibición por parte de Europa a la venta de coches nuevos con motor de combustión en 2035 o los recientes incendios en parkings de vehículos electrificados.
Ahora, y según recoge el estudio de S&P Global (los mismo del índice S&P 500), se ha revelado el tiempo promedio que los conductores de uno y otro vehículo tienden a conservarlo, y el resultado es, cuanto menos, reseñable.
Gasolina vs eléctricos
Este estudio, realizado en Estados Unidos, revela notorias disparidades entre los coches con motor de combustión interna y los eléctricos, debido a una serie de factores identificables. Mientras que un conductor de un vehículo de gasolina lo conserva, de media, 12,5 años (cifra que se eleva a los 13,6 en el caso de los turismos), un automóvil eléctrico lo hace únicamente 3,6 años.
En el caso concreto de España, la edad media del parque móvil es de 14,2 años, según recogen los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC). Esto hace que nuestro país cuente con uno de los parques más envejecidos de Europa, superando considerablemente la edad media del continente de 12,3 años.
Entre los principales factores factores que indican esta mayor vida útil de los vehículos de gasolina y diésel destaca la fiabilidad de los mismos para realizar viajes largos. Son muchos los hogares que conservan al menos un coche de combustión, aunque se conduzca con menor frecuencia.
Otro causante es la inflación, la cual afecta tanto a vehículos de gasolina como a los eléctricos. En España, entre 2020 y 2023, este fenómeno económico ha sido de un 15,2%, por lo que el precio ha pasado de, por ejemplo, 25.000 euros a casi 29.000 en tan sólo tres años.
En el caso del coche eléctrico, la renovación frecuente se explica por su mayor coste de adquisición, que atrae a un perfil de consumidor completamente diferente que el de combustión. Estos clientes disponen de un mayor poder adquisitivo que están dispuestos a cambiar de modelo más frecuentemente y que optan por modalidades de leasing o renting.
¿Y por qué existe una mayor proporción de renting en el mercado de los eléctricos? Pues muy sencillo, por el miedo a tener un vehículo con una batería que pueda perder autonomía o incluso fallar. El coste de sustitución de este elemento es muy elevado (entre 7.000 y 15.000 euros según la marca), por lo que los clientes prefieren transferir ese riesgo a la empresa del renting.
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