
En medio de la parálisis económica de Alemania, del marasmo de su históricamente fuerte industria y de los negros titulares que da cada día el sector automovilístico, la noticia esta semana del retraso en la construcción de la gran planta de chips de Intel ha supuesto un gran revés que ha quitado foco a los problemas derivados de otra gran planta de un gigante estadounidense en el país. Se suponía que la primera fábrica de Tesla en Europa revitalizaría la región cercana a Berlín con miles de puestos de trabajo y millones en ingresos fiscales adicionales. Y es verdad que ha tenido éxito en ambos aspectos, pero el descontento por el emplazamiento podría contribuir a que el estado de Brandeburgo se decante por la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) en las elecciones regionales del domingo, lo que agitaría de nuevo el tablero político de la primera economía del euro semanas después de la otra victoria regional de la formación en el estado de Turingia.
Las instalaciones de Grünheide, valoradas en 5.500 millones de euros, han sido un foco de polémica desde su inauguración en marzo de 2022, tras meses de batallas judiciales. Los vecinos han acusado a la fábrica de agotar y contaminar las aguas subterráneas de la zona, y una propuesta para ampliar la fábrica fue rechazada por una gran mayoría de residentes en un referéndum no vinculante celebrado en febrero.
Sin embargo, cuando el Parlamento local aprobó una versión reducida de ese plan en mayo, solo la AfD y el partido más a la izquierda votaron en contra. Todos los partidos mayoritarios le dieron su apoyo. "Fue una bofetada en la cara de la gente", afirma a Bloomberg Manuela Hoyer, directora de un grupo activista local que se opone a la ampliación de Tesla. "El gobierno estatal de Potsdam le extendió la alfombra a Elon Musk, mientras se contamina nuestro agua potable".
AfD aventaja a los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz por 28% a 27%, según una encuesta publicada el jueves por la cadena pública ZDF. Si el grupo de extrema derecha es capaz de aprovechar la indignación pública contra Tesla en una victoria el domingo, sería un duro golpe para el partido gobernante, que ha mantenido el poder ininterrumpido en el estado del este de Alemania desde 1990. También podría aumentar la presión sobre Scholz para que reconsidere su plan de presentarse a un segundo mandato como canciller el año que viene. El SPD ya sufrió importantes derrotas en las elecciones estatales de Sajonia y Turingia hace tres semanas.
"La gente votará a AfD como protesta", avisa Hoyer. "AfD suele saltar sobre cualquier tema que le aporte votantes". Es cierto que aunque el partido de extrema derecha ganara, no acabaría gobernando, ya que ninguno de los partidos mayoritarios está dispuesto a gobernar con él. Eso no quita que la sacudida sea de impredecibles consecuencias en el plano nacional.
La reacción contra Tesla ha revuelto el panorama político de Brandeburgo y ha creado extraños 'compañeros de cama'. En primavera, activistas de izquierdas y simpatizantes de AfD unieron sus fuerzas para manifestarse contra el plan de expansión de Tesla. Los políticos de todo el espectro también han sido juzgados por sus posturas hacia Musk, que se ha desacreditado ante gran parte de la opinión pública alemana al expresar repetidamente su simpatía por Donald Trump y la propia AfD.
Esto ha llevado a la inusual situación en la que la oposición de AfD a Tesla -a pesar del apoyo de Musk al partido- le ha ayudado en las encuestas, mientras que el apoyo del SPD a Tesla amenaza ahora con socavar sus perspectivas electorales. "No tengo nada en contra de Elon Musk personalmente", ha dicho Lars Guenther, el candidato regional de AfD en Brandenburgo, añadiendo que incluso admiraba al empresario. "Pero su planta de Tesla es una catástrofe para la gente de esta región. Desperdicia enormes cantidades de agua y se ha convertido en una amenaza para el medio ambiente".
Además de la oposición local, la planta de Grünheide se enfrenta a otros retos. La caída masiva de las ventas de vehículos eléctricos en Alemania ha hecho que miles de Teslas recién construidos languidezcan en un aeropuerto en desuso porque nadie los quiere. En los últimos meses, la empresa ha despedido a cientos de los 12.000 empleados de su planta de Brandeburgo y ha paralizado sus planes de expansión.
La polémica visita de Musk en 2021
El fundador de Tesla tampoco ha hecho mucho por ganarse a la población local. Cuando Musk visitó la planta en 2021, un reportero local le preguntó si el proyecto agotaría los recursos hídricos de la región. Musk respondió entre risas: "Esta región tiene tanta agua: mira a tu alrededor. Aquí hay agua por todas partes. ¿Le parece esto un desierto? Es ridículo. Llueve muchísimo".
Declaraciones como ésta son la razón por la que Ulf Kuehnel, uno de los candidatos regionales del SPD, piensa que el polémico propietario de la central -más que las preocupaciones medioambientales- es el principal problema. "Estos informes sobre contaminación y escasez de agua son exagerados", afirma. "Grünheide nunca ha tenido unos ingresos por impuesto de actividades económicas tan altos".
La economía de Brandeburgo creció un 2,1% el año pasado, según la oficina de estadística del estado, la segunda mayor tasa de crecimiento de los 16 estados alemanes. El dato es especialmente impresionante si se tiene en cuenta que la economía alemana en general está al borde de la recesión y no ha logrado registrar dos trimestres consecutivos de crecimiento desde que Scholz asumió el cargo.
La planta también ha creado quebraderos de cabeza político al partido de Los Verdes, miembro de la coalición de gobierno que obtendría menos del 5% de los votos en Brandeburgo, según encuestas recientes. El ministro de Medio Ambiente de los Verdes, Axel Vogel, aprobó toda la deforestación durante la construcción de la fábrica de Tesla. "Nunca se han talado más bosques en la historia de Brandeburgo que bajo el mandato de su primer ministro verde de Medio Ambiente", declara el activista local Steffen Schorcht.
Recientemente, en Grünheide, la candidata de Los Verdes Antje Toepfer acusaba los efectos de la caída de su partido en las encuestas. Su puesto de campaña cerca de la plaza del mercado sólo había atraído a unos pocos transeúntes. "Quizá se deba a la hora", dijo Toepfer. "Pero las políticas del gobierno federal tampoco ayudan mucho en estos momentos".
Dado el giro de Brandeburgo del centro izquierda a la derecha, "esto ya parecen unas elecciones nacionales a pequeña escala", observa Michael Burg, de la CDU regional. Esto ha puesto a los políticos del SPD en una situación especialmente difícil, admite Kuehnel, candidato socialdemócrata de Brandenburgo. Con el canciller luchando por ganar votos, "hay aquí varios miembros del SPD que ya no quieren hacer campaña por Scholz en las próximas elecciones nacionales", confiesa.
Dietmar Woidke, el popular primer ministro estatal de los socialdemócratas en el gobierno, ya se ha negado a hacer actos de campaña con Scholz por esa misma razón. Por ahora, eso significa que AfD es la fuerza más fuerte en Brandeburgo, aunque su candidato no se atreva a hablar mal de Musk. "Estoy seguro de que Musk también se ha dado cuenta de que esta no es la ubicación ideal para su fábrica", ha declarado Guenther.