
El todavía confuso futuro de Seat como marca, eclipsada en favor de Cupra, puso para muchos un punto y aparte en la historia de las marcas automovilísticas españolas. Ahora, a la espera de ver cómo se concreta la evolución de la filial del grupo Volkswagen, lo que sabemos es que en las carreteras próximamente habrá otra firma con carácter español; aunque igual solo lo será por el nombre.
Hablamos de Ebro, la marca recuperada por el gigante chino Chery en su entrada en España. Desde septiembre de 2023, el grupo chino comenzó a preparar su desembarco en nuestro país, algo que concretó en abril de 2024 cuando dio un paso decisivo al anunciar la adquisición de las antiguas instalaciones de Nissan en Barcelona.
Este movimiento estratégico permitirá a Chery fabricar en España los modelos de sus marcas Omoda y Jaecoo, con el objetivo de competir en el mercado europeo, pero, además, llega con planes ya firmes de revivir la histórica marca española con el nombre del río nacido en Fontibre.
Esta marca, conocida en su día por sus tractores y vehículos de transporte agrario de bajo coste, se prepara para un renacimiento con nuevos modelos de SUVs eléctricos e híbridos y también con una pick-up eléctrica.
Chery planea introducir al mercado europeo el Ebro S700 y S800, un SUV híbrido enchufable construido sobre la base de los Chery Tiggo 7 Pro y Tiggo 8 Pro. Este vehículo promete una autonomía eléctrica de 80 km y una potencia de 350 CV, posicionándose como un competidor directo del Toyota Rav4 en su versión híbrida enchufable. La estrategia de Chery es ensamblar los vehículos en Barcelona a partir de kits de piezas producidos en China, una táctica similar a la utilizada por SAIC con la marca MG, cada vez más popular.
El origen de Ebro
Ebro fue fundada en 1954 por Motor Ibérica, S.A., tras la nacionalización de las fábricas de Ford en España. La empresa se especializó en la producción de una amplia gama de vehículos, desde todoterrenos y furgonetas hasta camiones y maquinaria agrícola. Sus primeros modelos, basados en los Ford Thames Trader, se fabricaban en la planta de Barcelona y rápidamente se convirtieron en una vista común en las carreteras y campos españoles.
Durante las décadas de 1960 y 1970, Ebro vivió su época dorada. La compañía expandió su producción y sus productos comenzaron a exportarse a varios países. En 1976, Ebro obtuvo la licencia para fabricar sus vehículos en Marruecos y llegó a acuerdos con DAF para la fabricación de camiones. Motor Ibérica creció hasta tener 20 fábricas en 13 provincias españolas, empleando a 11.000 personas.
Declive y desaparición
En 1979, Nissan adquirió una participación en Motor Ibérica, lo que marcó el comienzo del fin para la marca Ebro. A mediados de los años 80, la producción de vehículos bajo la marca Ebro comenzó a disminuir, y en 1986, Nissan Motor Ibérica tomó el control total de Motor Ibérica, renombrando la compañía. Los vehículos Ebro fueron reemplazados gradualmente por modelos Nissan, y la marca desapareció del mercado.
La estrategia de Chery con Ebro
La estrategia de Chery con Ebro es similar a la que SAIC ha estado utilizando con MG. SAIC revitalizó la marca británica MG para ganar aceptación en el mercado europeo, utilizando un nombre conocido para eliminar los prejuicios contra los automóviles chinos. Chery pretende hacer lo mismo con Ebro, aprovechando su legado para ganar terreno en Europa.
A pesar del legado de Ebro en España, su reconocimiento fuera de nuestras fronteras es limitado en comparación con marcas como MG. Sin embargo, Chery ve esto como una ventaja, ya que el riesgo financiero es menor. La clave del éxito estará en la calidad del producto y en la capacidad de la marca para conectar con los consumidores europeos.
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