
El Maserati Quattroporte cumple 60 años como el precursor del concepto de la berlina grande de cuatro puertas deportiva, un vehículo que interpreta el ADN de la máxima deportividad de Maserati en una berlina de lujo y representación.
Fue en el año 1963 cuando con motivo del Salón del Automóvil de Turín la marca italiana presentó en su Stand el modelo Quattroporte, un vehículo con el que reinterpretaba el concepto de la berlina en un coche de casi 5 m de longitud pero con la deportividad propia de la marca del tridente. Una berlina con su salpicadero de madera, con su impresionante motor V8 alojado en posición delantera, que era capaz de unas prestaciones como las de los modelos deportivos de la época, entre ellos los Mistral, México, Indy o el más conocido Ghibli.
Este Quattroporte ha sido, desde su creación a mediados de los años 60, un vehículo icónico paera la marca. No solo ha inspirado a las sucesivas generaciones del vehículo sino, sobre todo, a otros fabricantes a lanzar vehículos comparables. El concepto creado por Maserati en 1963 era el de la berlina de lujo para altos ejecutivos. Personas que necesitaban, no solo un coche rápido, sino también un vehículo en el que pudieran viajar de manera confortable en las plazas traseras con un conductor profesional al volante.

Fruto de la audacia que siempre forma parte de los grandes sueños, la primera generación del Quattroporte fue pionera gracias a un motor de ocho cilindros derivado de la competición. A este punto de partida se sumaba un diseño dinámico pero elegante y sin olvidar un refinamiento en el interior propio de una berlina de lujo, comparable con Rolls Royce o con las mejores berlinas de Mercedes de la época.
Limusina deportiva
Pero sobre todo era una limusina con espíritu de carreras ya que la primera generación podía superar la barrera de los 230 km/h, que en los años 60 era mucha velocidad. Esto le convertía en un deportivo más de Maserati, pero más grande.
En el proyecto del Quattroporte han trabajado algunos de los mejores diseñadores del mundo, que siempre han sido italianos, al menos en el mundo del automóvil. Frua fue el que hizo el primer diseño del vehículo pero otros más conocidos, como Bertone, Giugiaro, Gandini o el propio Pininfarina, participaron en el diseño de alguna de las versiones y generaciones del modelo de Maserati.

Haciendo un repaso por las diferentes generaciones, la llegada de la primera generación fue la creación de un modelo completamente nuevo partiendo de una hoja en blanco. En el caso de la segunda generación podría hablarse de un reto más audaz y quizás no tan memorable y reconocido. El famoso Quattroporte III, cuando la compañía cayó en manos de Alejandro De Tomaso tras su venta por Citroën, fue un éxito rotundo. También se le recuerda como un nuevo reto que se superó hacia finales de la década de 1990, cuando el modelo estuvo cerca de su desaparición.
El nuevo rompió lazos con el pasado, sin dejar de ser fiel a su fórmula ganadora de berlina de lujo deportiva, fue la premiada generación de 2003, la quinta del modelo. O como ha vuelto a subir al escenario en su versión más moderna tantos años después, tras un profundo restyling que le sentó muy bien o con notables avances en la ingeniería.
Varios propietarios
Y todo ello en medio de los cambios en la estructura corporativa de la marca que tras De Tomaso cayó en poder del Grupo Fiat, de ahí a integrarse en Ferrari y posteriormente en el Grupo Stellantis. Conviene no olvidar, además, que se trata de una marca centenaria, creada en el año 1914 por los hermanos Maserati. En estos casi 110 años de existencia, se cumplen en menos de un año, ha vivido momentos muy complejos a nivel financiero, pero ha sabido mantener encendida la llama de la deportividad italiana.

En los garajes de los automovilistas más exigentes, de reyes y príncipes, en escenas de películas memorables, fotografiado en alfombras rojas o acompañando a los funcionarios de más alto rango en solemnes eventos y a personalidades de la industria, el Quattroporte fue un pilar del panorama automovilístico en el siglo XX y sigue siéndolo en el nuevo milenio.