Motor

Del Tipo 26 al Alfieri: 100 años de apasionante historia de Maserati

La marca del tridente cumple esta misma semana un siglo de vida. Pocas marcas de automóviles en el mundo pueden presumir de ser centenarias y, además, con una historia tan apasionante como la firma de deportivos italiana. Historia que sin embargo no ha estado exenta de momentos de gran desorden financiero y erráticas decisiones industriales.

Maserati vive un momento dulce en su aniversario ya que, en contra de la tendencia general, experimentó en 2013 un incremento espectacular en sus ventas cifrado en casi un 150 por ciento. Y el mercado español no es ajeno al éxito ya que en nuestro país se han cuadruplicado las ventas respecto al ejercicio anterior. Estos resultados han animado a los responsables ha fijar como objetivo de volumen de ventas para 2015 las 50.000 unidades vendidas en todo el mundo.

Una renovación completa de la gama, con la gran primicia de este año al incorporar una motorización diésel en el Ghibli, y la expectación que ha causado para el año que viene la llegada del SUV Levante que rivalizará con el Porsche Cayenne (y que llegará al mercado al final de 2015), avalan estas previsiones.

El tridente de Neptuno

La sorprendente y singular trayectoria de la marca comenzó tal semana como ésta en Bolonia, cuando los hermanos Maserati fundaron la "Officine Alfieri Maserati", un taller de preparaciones de competición, especializado en la marca Isotta-Fraschini. No fue sin embargo una época de lo más adecuada para venderles a los entonces aristócratas del volante coches de carreras. La Primera Guerra Mundial acababa de estallar e Italia, y sobre todo el Norte del país no iba a tardar en sufrir sus devastadoras consecuencias bélicas e industriales.

Sin embargo la semilla de los emprendedores y apasionados hermanos estaba echada y doce años más tarde se atrevieron a lanzar su primer modelo de desarrollo propio. Se trataba del Tipo 26, un biplaza de carreras, de color rojo y con el emblema de la marca en su frontal. Para distinguirse sobre la pista, los hermanos Maserati eligieron como emblema el tridente que porta la estatua de Neptuno de la plaza mayor de Bolonia.

En los años 30, Maserati pasa a manos de la familioa Orsi, que la traslada hasta Modena y prosigue con la producción hasta los años 50 de codiciados deportivos y coches de carreras. Como los que lucirán sobre los circuitos pilotos míticos de la categoría de Juan Manuel Fangio o Stirling Moss. Con la aparición del GT 3500 de calle en 1957, la marca se consagró entonces definitivamente en el olimpo de las firmas deportivas.

Por delante de Ferrari

Los avatares de Maserati la llevaron a pasar a estar luego bajo el control de Citroën, a finales de los 60, dando lugar a uno de los coches más espectaculares del fabricante francés, el SM, con motor Maserati V6.

Con los 70 llegaría la crisis del petróleo y las convulsiones generales de la industria automovilística llevaron a Maserati a pasar a manos del empresario italo-argentino Alejandro De Tomaso, antiguo piloto de la marca, que aprovechó la coyuntura económica para comprar varias firmas de coches y motos italianas. La reducción de inversión y costes de fabricación, redundó en la calidad de los Maserati, perjudicando durante aquellos años su imagen.

En 1993 Maserati volvió a sus orígenes, al ser adquirida por el grupo Fiat y comenzó un lento pero mantenido reflotamiento como marca. Cuidando como siempre el diseño y aprovechando las sinergias mecánicas y tecnológicas con Ferrari, la marca otrora rival y ahora aliada, Maserati ha conseguido volver a ser competitiva. No en los circuitos como antaño, pero sí en el mercado exclusivo de deportivos genuinos. Con los actuales GranTurismo, Ghibli y Quattroporte, más el esperado Levante y el futuro deportivo de altas prestaciones Alfieri esperado en 2016, la tendencia parece estar garantizada.

Con su afianzamiento en el mercado europeo y su expansión en China y Estados Unidos, Maserati cumple su centenario en el mejor momento de su historia, superando puntualmente incluso en resultados comerciales a su vecino de Maranello y rival secular, Ferrari, que para más escarnio le suministra sus idolatradas mecánicas V8 de gasolina.

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