La factoría de Ford en España encara un examen crucial para su futuro tras casi dos años de continuos ajustes temporales de empleo. La multinacional estadounidense agota los plazos para decidir dónde fabricará los nuevos modelos eléctricos que lanzará en los próximos años en Europa. Almussafes y la factoría alemana de Saarlouis, las dos a las que aún no se han asignado vehículos 100% eléctricos, son las alternativas no oficiales.
Ambas plantas deben presentar a final de este mes sus propuestas para lograr un encargo que garantizará el futuro de la factoría elegida mas allá de 2030. A partir de esa fecha la marca prevé comercializar solo coches eléctricos, un escenario nada halagüeño para la factoría que se quede fuera. Y es que, según los datos que manejan en ambas plantas, esos nuevos modelos "no garantizarán la carga de trabajo para las dos fábricas que optamos", según explicó UGT, sindicato mayoritario en Almussafes, a los propios trabajadores.
El proceso se ha convertido en una especie de subasta que ha desatado el nerviosismo en ambas instalaciones a medida que se aproxima la fecha límite. Una carrera en la que los costes de producción, la productividad y las inversiones necesarias son fundamentales para convencer a la cúpula de Detroit.
En el caso de Almussafes, la dirección de la planta ha puesto el foco en una de las bazas de Valencia frente a Saarlouis: sus menores costes laborales. La filial española considera imprescindible para inclinar la balanza a su favor una rebaja salarial, aumentar las horas de trabajo y reducir las vacaciones. Ese es el mensaje que repite machaconamente a los sindicatos desde octubre para negociar un acuerdo que garantice la electrificación. La dirección insiste en que "será difícil" presentar "un acuerdo ganador" sin más concesiones, según reconoció en un boletín remitido a los trabajadores.
Diferencias de sueldos
La remuneración media de un trabajador de Ford España es de 35.118 euros, por lo que refleja la memoria de la propia empresa de 2019. Según fuentes sindicales, los sueldos son inferiores en más de un 30% a los de Saarlouis. La planta de montaje alemana cuenta con alrededor de 5.000 trabajadores, después de la última reestructuración de Ford. Almussafes por su parte emplea a cerca de 6.200 personas, incluyendo su planta de motores.
Hasta ahora la única oferta clara de la empresa es que no se aplique la subida del IPC con carácter retroactivo pactada en el anterior convenio. Un alza del 7% que se traduciría entre 1.680 y 2.400 euros brutos por empleado en función de la categoría, según las estimaciones de los trabajadores. Aunque todos los sindicatos rechazan tocar sueldos, UGT, que ha pactado en solitario los convenios en la última década, se ha mostrado dispuesta a negociar más flexibilidad.
Valencia se lleva años trabajando para atraer una instalación similar
En cuanto a la productividad, la planta valenciana se ha convertido en la única que produce cinco modelos simultáneamente. Una versatilidad que contrasta con Saarlouis, que en los últimos años se ha concentrado en un único modelo, el Focus, y se ha visto más afectada por el parón de las ventas por el Covid y el problema de suministro de componentes.
Frente a las opciones valencianas, la principal carta que Saarlouis muestra en público es la instalación de una factoría de baterías eléctricas por parte de la china SVolt, que ya en 2019 anunció una inversión de más de 2.000 millones de euros. Las sinergias por proximidad de un proveedor fundamental para los futuros coches eléctricos son claras. Aunque en Valencia se lleva años trabajando para atraer una instalación similar, sigue sin haber un compromiso concreto a la espera de los fondos Next Generation.
El peso político
Precisamente el factor político es el que despierta más incertidumbre en el entorno de Almussafes ante el peso de las autoridades alemanas y de las ayudas europeas. Desde el Gobierno valenciano insisten en que Ford cuenta con el respaldo total y el compromiso tanto suyo como del Gobierno de España para producir coches eléctricos en Valencia.
Precisamente los sindicatos STM Intersindical, CCOO y CGT, al margen de UGT, han iniciado una ronda de contactos para tratar de movilizar a la partidos políticos. Unos encuentros que han iniciado este viernes con el conseller de Economía, Rafael Climent, y continuarán la próxima semana con los partidos políticos que forman parte del Gobierno valenciano.