
En plena tormenta perfecta por la escasez de semiconductores, la factoría de Ford en España quiere dar una nueva vuelta de tuerca para no quedar fuera de la próxima revolución del fabricante norteamericano. La dirección de Almussafes (Valencia) y el comité de empresa ya han iniciado las conversaciones para buscar un pacto que garantice la continuidad de las instalaciones que emplean a cerca de 6.800 trabajadores.
Por un lado, Ford puso en marcha en 2019 su estrategia para reducir su estructura en Europa con la llegada de Stuart Rowley a la presidencia de su filial. Además de recortar 12.000 empleos contempla fabricar menos modelos, como el Mondeo que Valencia dejará el próximo año. Por otro, ha dejado claro que en 2030 todos sus modelos serán completamente eléctricos.
Una declaración que pone fecha de caducidad a su actual sistema de producción y subraya la necesidad de fuertes inversiones en las plantas que se mantengan. Por el momento, de sus cuatro plantas en Europa solo tiene asegurada esa transformación Colonia, donde invertirá 1.000 millones de dólares en su electrificación.
Una de las peculiaridades de las instalaciones de Almussafes es que cuenta con una planta de motores de explosión, que emplea a cerca de un millar de trabajadores. Su futuro es uno de los grandes interrogantes abiertos ante ese futuro electrificado.
Tomar posiciones
Con estos antecedentes y con la incertidumbre generada la escasez de los semiconductores que ha forzado un nuevo Erte, la dirección de la filial española ha transmitido a los representantes de los trabajadores que serán necesarios nuevos deberes para superar ese examen. "Se trata de que cuando Ford tenga que tomar esas decisiones, Almussafes pueda estar bien posicionado", explican fuentes del comité de empresa.
La dirección y los sindicatos han acordado reunirse una vez por semana para tratar de cerrar un acuerdo que permita mejorar la competitividad de la factoría, por el lado de Ford, y "generar estabilidad" por la parte de los trabajadores. Precisamente el actual convenio colectivo de la fábrica vence a final de año y a nadie se le escapa que el marco laboral será clave para aspirar a los modelos eléctricos.
Toque de atención
Aunque de momento el fabricante no ha concretado sus peticiones para ganar eficiencia, lo cierto es que la negociación a contrarreloj del último Erte evidenció su intención de revisar a la baja las condiciones actuales. Tras encadenar varios expedientes, la compañía planteó reducir los complementos, de forma que los empleados pasaran a tener garantizado el 70% del sueldo, frente al 80% aprobado hasta ahora. Finalmente Ford volvió a firmar las mismas condiciones, pero quiso dar un toque de atención a los representantes de los trabajadores para que fuesen conscientes de la situación.
Las sombras sobre el futuro de Almussafes han crecido tras la pandemia con los continuos recortes de fabricación. En la primera mitad del año la planta valenciana redujo su producción un 23% respecto a 2020 y un 56% frente a 2019, antes del Covid-19.
De los modelos que actualmente fabrica, el Kuga, que ya supone más de la mitad de sus producción, es el único que tiene garantizada su continuidad más allá de 2023.