
Por primera vez en la historia del euro, los intereses que ofrece la deuda alemana a diez años -la de referencia en Europa- ha llegado a caer por debajo de la tasa de depósitos fijada por el BCE, actualmente en el -0,4%. La rentabilidad del bund ha rozado el -0,41% durante la sesión, lo que significa que Alemania cobra más a los inversores que el BCE a los bancos por guardar los excesos de liquidez.
Hace tiempo que los tipos cero en Europa son un eufemismo para no hablar de tipos negativos. Aunque la oficial de intereses lleva en el 0% desde marzo de 2016, el BCE ya había llevado al sistema financiero al terreno de los intereses negativos, dos años antes. En junio de 2014, el banco central decidió situar al -0,1% la tasa de depósito. Es decir, el BCE iba a comenzar a cobrar a los bancos comerciales por el dinero depositado en sus arcas y penalizar a las entidades que jugaban a obtener rentabilidad a costa del propio banco central.
Fue la última vuelta de tuerca del presidente Mario Draghi para canalizar a la economía real todo el exceso de liquidez inyectado a los bancos tras el estallido de la crisis financiera. La débil recuperación de la economía llevó al BCE a dejar la tasa de depósito al -0,4% en 2016. Desde entonces no se ha tocado y durante este tiempo los intereses reales se han movido en estos límites. Pero hoy por primera vez, el mercado ha empujado los intereses de la deuda alemana por debajo de este límite. La última vez que pasó algo parecido fue en diciembre de 2008, justo después del estallido de la crisis financiera. El pánico llevó a los inversores a refugiarse en la deuda alemana y la rentabilidad del bund cayó por debajo de los tipos oficiales del dinero.
Desde el punto de vista teórico, un bund por debajo del -0,4% significa que la deuda alemana ofrece mayor seguridad que las propias arcas del BCE. Pero la realidad es distinta. Los inversores apuestan claramente porque el BCE tendrá que recortar tipos en breve. Desde el pasado mes de mayo se está produciendo un intenso rally de los bonos de deuda, cuando parecía que los intereses negativos de la deuda alemana iban a quedar atrás. Pero las tensiones comerciales y un frenazo de la economía global que hace temer una inminente recesión ha provocado que el dinero fluya hacia la renta fija.
El mercado ya descuenta que la bajada de los tipos de interés se producirá a partir de septiembre. Hasta el -0,5% en septiembre y al -0,6% en diciembre. Pero con el bund viajando más allá de la tasa de depósito supone un pulso abierto entre el mercado y el BCE para que el recorte de tipos sea ya inminente en la próxima reunión del próximo 25 de julio.
El actual escenario supone forzar la posible estrategia del BCE para los próximos meses en pleno proceso de sucesión. Draghi cederá el mando el próximo 31 de octubre a Christine Lagarde, actual directora del FMI. La nominación del pasado lunes aceleró el rally de bonos soberanos. El precio se disparó desde entonces hundiendo las rentabilidades de la deuda todavía más, ante la perspectiva de que a la nueva presidenta no le importará asumir las políticas monetarias ultralaxas de Mario Draghi.
No solo se espera que el BCE baje tipos, también que adopte nuevas medidas como la reactivación del programa de compra de deuda, que finalizó el pasado mes de diciembre. El conocido como Quantitative Easing sirvió para romper con la crisis de riesgo soberano y salvar a países como Irlanda, Portugal y España de la quiebra abriéndoles de nuevo los mercados.
Actualmente, el programa de compra de deuda está en stand-by. El BCE sigue adquiriendo deuda con la reinversión de los vencimientos. De reanudar el programa, el BCE ahora mismo no podría comprar deuda alemana porque los intereses están por debajo de la tasa de depósito. En Alemania, quedan pocos títulos en esa categoría teniendo en cuenta que incluso la deuda a 20 años ya cotiza con tipos negativos. El BCE tendrá que cambiar sus reglas para aumentar su capacidad de compra de deuda soberana.