
ENAGAS
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La principal debilidad de Enagás está unida a su mayor virtud. A la compañía que preside Antonio Llardén no le queda dónde invertir para crecer en España, donde la red de infraestructura de gas y regasificadoras son más que suficiente para la demanda. Como tiene que invertir poco, el dinero se queda en caja y esto se traduce en su principal fortaleza: la capacidad de generar caja y que utiliza para retribuir a sus accionistas, reducir deuda e invertir fuera de nuestras fronteras. Consulte el calendario de los próximos dividendos.
Precisamente los tres ejes en los que se encuentra centrado Enagás son el compromiso de un dividendo creciente y sostenible, la búsqueda de oportunidades de crecimiento y creación de valor en otros países y la visibilidad y seguridad que ofrece un negocio regulado como el suyo. En este sentido, 2019 está siendo un punto de inflexión para la compañía, año en el que se anota una subida del 7,5% en bolsa tras haber tocado en en marzo máximos de tres años.
En los últimos meses la firma ha dado un contundente paso en la diversificación de su negocio internacional con su entrada en la estadounidense Tallgrass Energy y ha actualizado su plan estratégico hasta el horizonte de 2023, reafirmando su política de retribución al accionista. Por otra parte, ha visto cómo la incertidumbre que acompaña a negocios regulados como el suyo se ha atenuado después de que las competencias regulatorias y tarifarias del Gobierno se hayan traspasado a la Comisión Nacional del Mercado de Competencia (CNMC), lo que en opinión de expertos como Ángel Pérez, de Renta 4, "dota al órgano regulador de independencia".
No obstante, la renovada hoja de ruta de la compañía no está calando en las valoraciones de los analistas del consenso de mercado que recoge FactSet, para quienes la compañía ha agotado su potencial alcista -la valoran en 23,5 euros frente a los 25,38 euros a los que cotiza actualmente- y aconsejan vender sus títulos, lo que ha deteriorado su recomendación hasta la peor de su historia y carga con el peor consejo del Ibex 35.
Un dividendo que no se cuestiona
Pocas compañías de la bolsa española tienen una política de retribución comprometida para los próximos años en la que ofrezcan una alta rentabilidad por dividendo que no esté reñida con un crecimiento anual de los pagos. No es el caso de Enagás, que ha hecho del dividendo su bandera y pilar fundamental en la última década: la revalorización de la acción más los dividendos repartidos en los últimos diez años ha generado una rentabilidad total para los accionistas que supera el 100 por cien.
La apuesta de la compañía por ofrecer un pago visible, sostenible y creciente, con independencia de lo que pueda ocurrir en una reforma regulatoria, es otra de las fortalezas en las que se apoya Enagás. Muestra de ello es que en la junta general de accionistas celebrada en marzo aprobó un pago total por acción de 1,53 euros con cargo al ejercicio 2018, lo que supone un incremento del 5% respecto al de 2017, y se renovó el compromiso de seguir incrementando el dividendo un 5% anual hasta 2020, y de un 1% anual como mínimo para 2021, 2022 y 2023. Así, la rentabilidad de su dividendo actual se sitúa en el 6,6%, la cuarta más alta del Ibex tras Mediaset, Ence y Repsol, y la mayor entre sus comparables. Una rentabilidad que se espera supere el 7% de cara a 2021.
"La creciente contribución de las inversiones internacionales, la ausencia de inversiones relevantes en la red, la sostenibilidad financiera del sistema gasista y la holgura en las métricas crediticias del grupo, permiten estas mejoras", recuerdan desde el equipo de análisis de Bankinter. Asimismo, Enagás se sitúa entre las compañías del índice español -junto a Técnicas, Repsol, Naturgy, Indra, Acciona, ACS y Cie- que más verán crecer sus márgenes en el trienio si se cumplen las previsiones del consenso de mercado. Su margen bruto pasará del 71,8% que declaró en 2018 al 80,1 que se espera en tres años, un incremento que se explica por el endeudamiento que requieren sus inversiones. Unos múltiplos muy similares a los de la italiana Snam, pero muy superiores a los de Italgas y la compañía británica National Grid.

La tensión renovada por la guerra comercial y la incertidumbre que genera la situación económica a nivel global se ha llevado en los últimos tiempos el dinero de los inversores hacia activos refugio como las utilities, lo que ha elevado las valoraciones de estas compañías en bolsa respecto a otras industrias como la banca o las automovilísticas que cotizan a precios de saldo. Sin embargo, en el caso concreto de Enagás, con un PER (veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción) de 13/14 veces, cotiza en línea con su media histórica.
Estrategia internacional
El desembarco de Enagás en EEUU es la continuación del proceso de internacionalización que arrancó en 2011 y que, de cara a los próximos cuatro años, seguirá teniendo entre sus principales líneas el desarrollo de su negocio principal a través de la inversión en los mercados de mayor potencial de crecimiento: Europa, México, Perú, Chile, Colombia y más recientemente, EEUU.
La operación se cerró en marzo con Tallgrass a través de una filial de Blackstone y el fondo soberano de Singapur (GIC) con una inversión de 590 milones de dólares para una participación indirecta de casi el 11% de la compañía y en la que la española se ha comprometido a invertir 300 millones de euros en el desarrollo de nuevos proyectos. Según las estimaciones de la firma, al final del periodo 2019-2023, la contribución del resultado de estas participadas al beneficio después de impuestos será de en torno al 40%. En 2018 este porcentaje representó un 20%.
En este sentido, la nueva estrategia internacional impulsará el crecimiento de Enagás en el extranjero y aumentará su potencial para la creación de valor en opinión de los expertos, sin embargo, el mercado no ha recogido en precio el anuncio de la operación. Para Víctor Peiro, analista de GVC Gaesco Beka, "la inversión en Tallgrass es por el momento poco relevante porque la aportación va a ser muy pequeña, y no se empezará a valorar hasta que empiecen a concretarse nuevos proyectos de desarrollo en EEUU".
No obstante, "es una diversificación que me gusta más que las de otras compañías porque está invirtiendo en otro país pero haciendo lo mismo que en España. Nos parece que tiene un potencial del 20% y es una de las firmas más atractivas del sector respecto a Iberdrola, Endesa, Naturgy o Red Eléctrica, con potenciales reducidos", añade.
Nuevo periodo regulatorio
El tercer tema que más preocupa a los inversores es la incertidumbre que plantea el cambio en la remuneración de las redes y transporte más allá de finales de 2020, uno de los asuntos que más está penalizando a la compañía en bolsa. A la espera de que se presente a finales de junio la propuesta de remuneración de la CNMC para el periodo regulatorio que comienza en 2021, la determinación de los parámetros para la aplicación de la metodología -distinta de la eléctrica-, no se conocerá hasta 2020. La compañía sostiene que el retorno seguirá siendo "adecuado" porque la estabilidad del sistema gasista reduce la presión para acometer recortes y por la necesidad de uso de la red, teniendo en cuenta que el Gobierno quiere reducir el papel del carbón y las nucleares, lo que beneficia el uso del gas.
Para el cálculo de su guía, Enagás plantea un escenario sin cambios en materia regulatoria. "Sin embargo", observan desde Renta 4, "la sostenibilidad del sistema gasista, donde el superávit neto anual que presenta permitirá la devolución de la deuda antes de lo previsto, nos lleva a contemplar una reducción más moderada de la retribución regulada de Enagás de hasta 60 millones de euros anuales según nuestros cálculos". Un número que para los analistas de Sabadell, será de 40 millones.
Por su parte, Víctor Peiro sostiene que aunque "puede haber ajustes de regulación, van a ser asumibles, ya que hay una rentabilidad para los activos fijados".