
Si algo reflejan los flujos de fondos este 2019 es la preferencia de los inversores por la deuda frente a la bolsa y el cansancio con Europa, la región de la que más dinero sale. Sin embargo, esta tendencia podría estar a punto de cambiar. Según datos de UBS, por primera vez en 15 meses los norteamericanos han dejado de vender ETF de bolsa del Viejo Continente.
De acuerdo con los cálculos del banco helvético, durante 2017 entraron 17.000 millones de dólares de inversores americanos en ETF de bolsa europea, pero desde comienzos de 2018 las ventas habían sido una constante. Desde el pico de entradas de inicios del pasado ejercicio se ha producido una sangría de 26.000 millones de dólares (23.000 millones de euros) que parece haber llegado a su fin.
Más allá del caso concreto de los inversores de Estados Unidos, en lo que va de año los productos de renta fija han registrado entradas por 166.183 millones de dólares (casi 150.000 millones de euros) y los de renta variable salidas de 114.314 millones de dólares (algo más de 100.000 millones de euros), según datos de Jefferies. En medio de esta estampida en los fondos de bolsa, Europa se ha llevado la peor parte con salidas de 64.000 millones de dólares.
En lo que va de año los productos de renta fija han registrado entradas por 166.183 millones de dólares y los de renta variable salidas de 114.314 millones de dólares.
"Los inversores norteamericanos no están comprando todavía acciones europeas, pero han dejado de venderlas por primera vez en 15 meses. Esto concuerda con el feedback que recibimos la semana pasada en EEUU: Europa no es la inversión clara a la que ir, pero hay consciencia del valor subyacente y, más importante, de la estabilización del entorno macroeconómico y de las perspectivas de ganancias", señalan desde la entidad suiza.
Invertir en Europa
Durante la última década elegir las bolsas del Viejo Continente en lugar de las de Estados Unidos ha tenido un gran coste de oportunidad para el inversor. Mientras el Stoxx 600 ha logrado un rendimiento del 80%, el S&P 500 se ha anotado una rentabilidad del 211%, una diferencia de 131 puntos porcentuales.
Esta brecha es aún peor para aquel que hubiese invertido en dólares a consecuencia de la depreciación del euro frente al billete verde, ya que esta se habría comido buena parte de una revalorización ya de por si escasa en términos comparables del índice europeo. La caída del euro dejaría la subida en el 45%, una brecha de 166 puntos porcentuales. Este año en moneda local la bolsa norteamericana adelanta en un punto porcentual a la europea, pero en dólares el diferencial se amplía a 4 puntos porcentuales.
De fondo en este mejor comportamiento sistemático de la bolsa estadounidense frente a la europea está el diferencial de crecimiento en las ganancias a uno y otro lado del Atlántico. En términos de beneficio por acción (bpa), los resultados del S&P 500 en 2018 estuvieron un 57% por encima del pico marcado en el año 2007. Por contra, el Stoxx 600 se queda aún un 9% por debajo de sus máximos históricos.
Eso sí, con las perspectivas actuales esta tendencia podría revertirse. Los analistas estiman un crecimiento del 5% este año en el beneficio de las firmas europeas, frente al 4% que prevén para EEUU. "La desaceleración del crecimiento del beneficio en el S&P 500 debería ser significativa y preferimos la bolsa de Europa", explican desde Morgan Stanley, donde prevén un aumento de las ganancias del 4% para el Viejo Continente y que se mantengan planas al otro lado del Atlántico.
De cara al próximo ejercicio los analistas estiman aumentos de los beneficios del entorno del 10% para ambas regiones. "Algunos inversores de Estados Unidos piensan que estas perspectivas hacen que la balanza esté más nivelada al comparar ambas bolsas como inversión. Como dato de interés, las únicas dos veces que hemos visto a los inversores de EEUU comprando acciones europeas en los últimos años ha sido en 2015 y 2017, los únicos periodos posteriores a la crisis en los que el crecimiento de beneficios fue mejor en Europa", concretan en UBS.

Eso sí, habrá que ver cómo evolucionan las perspectivas de beneficio durante los próximos meses. En lo que va de año el consenso ha rebajado un 3,6% la expectativa de beneficio del Stoxx 600 para 2019 y un 2,9% para 2020. Mientras, en el S&P 500 el recorte en las estimaciones de este ejercicio es del 1,4% y las del que viene del 1,2%.
"Hay signos de estabilización en las expectativas, con casi las mismas revisiones al alza que a la baja en mayo, el mejor dato en 8 meses. Las previsiones de facturación están mejorando, aunque los márgenes están bajo presión por la subida de los salarios", explican en el banco.
Con este escenario de fondo, el Stoxx 600 cotiza a un PER (veces que se recoge el beneficio en el precio de la acción) a 12 meses de 13,6 veces, lo que supone un descuento del 16% con respecto a las 16,2 veces a las que lo hace el S&P 500. Esta cifra está algo por encima de la rebaja histórica que ha ofrecido Europa, frente a Estados Unidos, que se sitúa en el 14%.
Los inversores buscan emergentes
Este 2019 muchos inversores se han perdido el 'rally' que han vivido las bolsas de prácticamente todo el mundo. Los fondos de renta variable han registrado importantes salidas de dinero, pero estas se han concentrado en los mercados desarrollados. De los 114.314 millones de dólares que han salido de productos de bolsa, 113.916 son de fondos de renta variable desarrollada. Por contra, de bolsa emergente apenas han huido 398 millones de dólares. Por países, los productos que invierten en bolsa española han registrado salidas de más de 4.500 millones de dólares, según datos recopilados por Jefferies.