
Cuando arrancó 2018 el consenso se mostraba claro: este iba a ser el año en el que por fin la renta variable de Europa iba a superar a la de EEUU. Sin embargo, a medida que han pasado los meses la brecha entre ambas regiones no ha dejado de ampliarse y el inversor del otro lado del Atlántico se ha cansado de esperar una recuperación de la bolsa del Viejo Continente.
Según los datos de UBS, durante el año 2017 entraron unos 17.000 millones de dólares (14.600 millones de euros) en ETF de bolsa de EMEA (Europa, Oriente Medio y África) listados en Estados Unidos y desde febrero han salido casi 16.000 millones de dólares (13.700 millones de euros) de estos mismos productos. Esta circunstancia ha pesado sobre la renta variable del Viejo Continente: "El pico de compras [de bolsa europea por parte de inversores estadounidenses] en el mes de mayo de 2017 coincidió con un máximo en el comportamiento relativo de la región frente a EEUU", inciden en la entidad helvética.
Estampida general
De hecho, no solo han sido los inversores norteamericanos los que han decidido salir de la renta variable europea. Según los datos de Barclays, en lo que va de año han huido cerca de 35.000 millones de dólares (30.000 millones de euros) de la bolsa de Europa excluyendo a Reino Unido. Con estas cifras, se convierte en la única región que ha sufrido salidas sustanciales: en Estados Unidos apenas se han evaporado 2.000 millones, en Reino Unido 5.500 millones y en Japón y emergentes han entrado 42.900 y 35.900 millones, respectivamente.
"Los mercados emergentes y el Viejo Continente son los que tienen peor comportamiento en lo que va de año, pero solo el último ha visto salidas de dinero", explican desde la entidad británica, al tiempo que resaltan que "el posicionamiento en el mercado de divisas también apunta a un incremento de la aversión al riesgo europeo".
En este sentido, los especuladores han pasado de construir en el arranque del año su mayor posición alcista en el euro de los registros históricos a pasar a ser prácticamente neutrales, según los últimos datos de la Commodity Futures Trading Commission (CFTC).
Y es que más allá de los tambores de una guerra comercial que afectarían a la economía global, la región afronta sus propios problemas. El desenlace del Brexit todavía es una completa incógnita y el nuevo Gobierno formado en Italia amenaza con un aumento del gasto en una economía que ya está atenazada por la deuda.
Con todos estos ingredientes, son muchos los inversores que temen que la bolsa europea pueda seguir cayendo ante la perdida de apoyo. Sin embargo, desde Barclays aseguran que "los flujos de dinero no adelantan el comportamiento de la bolsa, si no que coinciden con el mismo. En otras palabras, las recientes salidas de dinero no quieren decir necesariamente que su peor comportamiento frente a Estados Unidos vaya a empeorar".
El euro y los emergentes
Durante buena parte del año, la bolsa de la eurozona -con un fuerte componente exportador- se ha visto penalizada por la fortaleza del euro y luego ha sido incapaz de remontar pese al descenso de la divisa común. Los analistas de UBS explican esta situación por la exposición de la renta variable de la región a los emergentes: "Las cotizadas europeas se han movido al son de los mercados emergentes, que se han visto penalizados por un dólar más fuerte. El impacto negativo de la guerra comercial y el contagio de la bolsa emergente han superado el impulso a los beneficios que ha dado la debilidad del euro".
Según los datos de la entidad helvética, el 30% de la facturación de las cotizadas europeas procede de mercados emergentes, el doble de la exposición que tienen las compañías estadounidenses. Los problemas que atraviesa Turquía se han contagiado en los mercados financieros al resto de economías en desarrollo, lo que ha supuesto un lastre para las cotizadas del Viejo Continente.
Aún así, la debilidad de los mercados emergentes apenas se ha reflejado en las estimaciones de beneficio de las compañías de la eurozona. El beneficio por acción (bpa) estimado para el Eurostoxx apenas retrocede un 1,3% en lo que va de año.
"Hasta ahora el momentum de ganancias en Europa ha sido bastante resistente. Aunque no esperamos que aumenten más que en Estados Unidos, sí que prevemos que crezcan a un dígito alto durante este año", destacan desde el equipo de Barclays.
Apuntes técnicos
Al cierre de la sesión en Europa, el interés del bono estadounidense a 10 años subía 5 puntos básicos, hasta romper la barrera del 3%. Aunque ahora apenas haya sido una anécdota para el mercado, la principal preocupación de los inversores hace apenas unos meses era que la rentabilidad del bono norteamericano superase el 3%, lo que -según muchos vaticinaban- podría provocar un derrumbe de las bolsas.
En lo que va de año el rendimiento del 'T-Note' ha subido en 63 puntos básicos, provocando pérdidas en el precio del 5,2%. La Reserva Federal ha subido tipos en dos ocasiones en lo que va de año hasta situarlos en la horquilla de entre el 1,75 y el 2% y el mercado descuenta otras dos alzas en el precio del dinero antes de que acabe el año.
"La Fed parece en camino para subir dos veces más los tipos en septiembre y diciembre, lo que también está en el consenso de analistas y descontado por el mercado (...). También esperamos que la Fed siga elevando el precio del dinero el próximo año, ya que la expansión parece continuar en marcha", señalan en Danske Bank.