Bolsa, mercados y cotizaciones

EEUU es el correcaminos de los parqués, mientras la bolsa europea sigue siendo el coyote

  • Por mucho que intente atrapar a Wall Street, Europa corre con el viento en contra.
  • EEUU ha creado un contexto mucho más favorable para sus empresas gracias a la reforma fiscal
  • En el último año el s&p se revaloriza un 12% y el Nasdaq un 24% frente a las pérdidas del 1% del eurostoxx

"Bip, bip!". Europa lleva años escuchando el grito burlón de un correcaminos que avanza mucho más rápido. ¿Lo cogerá algún día? En los dibujos animados no lo hace, desde luego, pero en términos bursátiles tampoco parece que el Viejo Continente se encuentre mucho más cerca. Aunque en los últimos meses, las gestoras de fondos que hablan de un fin de ciclo próximo en EEUU se han multiplicado, por el momento Wall Street es quien sigue tirando de los mercados internacionales. En el último año, índices como el S&P 500 y el Nasdaq suman revalorizaciones del 12 y 24 por ciento, respectivamente, en Europa el EuroStoxx 50 pierde un punto porcentual y el Dax Xetra germano cotiza a los mismos niveles a los que arrancó el verano pasado.

El mercado, en definitiva, descuenta los grandes números de las dos mayores economías del mundo. De ahí, la distancia que EEUU mantiene respecto a Europa, incapaz de alcanzarle. El país gobernado por el errático Donald Trump crecerá este año un 2,8 por ciento, según las estimaciones elaboradas por la Reserva Federal, que espera, además, incrementos del PIB del 2,4 y 2 por ciento para los dos próximos años. Lo hará con una tasa de desempleo que rondará el 3,5 por ciento este trienio, mínimos de los últimos casi 20 años, y, sobre todo, con una política de su banco central que va cuatro años por delante de la hoja de ruta que maneja Mario Draghi. La comparativa es claramente desfavorable para la zona euro para la que el consenso estima crecimientos del PIB del 2,2 por ciento este año, y del 2 y 1,9 por ciento hasta 2020, aunque el paro de la Unión Europea es casi estructural y se situará en porcentajes sobre la población activa superiores al 7 por ciento.

Pero, más allá de los datos macroeconómicos, en el lado más micro EEUU sigue también por delante. En lo que va de año las estimaciones de beneficio para las compañías que forman el S&P 500 repuntan casi un 10 por ciento de cara a lo que ganarán este año -en conjunto, 1,4 billones de dólares- cuando marcarán un nuevo registro histórico. En el caso europeo el consenso tan sólo ha mejorado un 1,4 por ciento el beneficio que esperan para el Stoxx 600 -sin incluir Reino Unido- hasta superar los 551.000 millones de euros que de cumplirse será la primera vez desde la crisis financiera -en 2007- en la que el selectivo europeo bate los 500.000 millones de beneficio. De cara al próximo bienio la escalada de los beneficios será mucho más similar, en tasas de crecimiento de entre el 9 y el 8 por ciento anual a ambos lados del Atlántico. La doble velocidad a la que circulan EEUU y Europa ha hecho que a lo largo del año el S&P 500 se haya abaratado algo más que el Stoxx 600, los dos índices de referencia, si bien éste último sigue ostentando un PER (número de veces que la acción recoge en precio el beneficio) inferior. Europa cotiza hoy con un descuento del 14,7 por ciento respecto al multiplicador de ganancias del S&P en las 16,9 veces. A comienzos de año, el descuento alcanzaba el 18 por ciento, con datos de PER de 18,3 veces en EEUU frente a las 15 veces a las que se estaba comprando en la bolsa europea.

Motivos para creer en EEUU

Un día después de que se hayan activado los aranceles comerciales entre EEUU y China, las consecuencias de la guerra comercial que lleva meses alentando la Administración Trump todavía son difusas. Muchos expertos coinciden en que EEUU podría haber cometido un error de cálculo, subestimando los lazos comerciales del gigante asiático y su capacidad de influir en el resto de economías. Pero, al margen de los últimos acontecimientos, el contexto en el país americano es mu-cho más favorable para sus compañías, sobre todo, tras la aprobación de la reforma fiscal que entró en vigor este año. "Las estimaciones siguen siendo muy fuertes gracias a la rebaja impositiva y a los estímulos" anunciados por el Gobierno de EEUU y se mantendrán así hasta bien entrado 2019. Dejando de lado las preocupaciones que genera el proteccionismo, la tendencia de crecimiento de los beneficios es robusta y ayudará a la renta variable", sostienen los analistas de Citi. En un informe elaborado por el Comité de Impuestos que recoge el BCE se calcula que los estímulos fiscales en EEUU aportarán 1,46 billones de dólares al país y a las compañías durante la próxima década, a una media anual de mejora del 0,7 por ciento del PIB.

Y a todo ello hay que sumarle el plan de infraestructuras que finalmente logró aprobar el Ejecutivo de Donald Trump el pasado mes de febrero dotado con 1,5 billones de dólares, mucho más modesto de lo que se esperaba en un principio. Aún así, desde Goldman Sachs calculan que "tendrá su reflejo pronto en la mejora de estimaciones de las compañías".

Departamentos de análisis nacionales, como los de Banco Sabadell y Bankinter, reconocen abiertamente haber aumentado su exposición a EEUU en detrimento de Europa en la primera mitad de año con la previsión de que esta distribución se mantendrá también en la segunda parte de 2018. "EEUU acelera y Europa decelera. Por eso, revisamos a la baja nuestra estimación de PIB para la zona euro en 2018, desde el 2,5 hasta el 2,1 por ciento, con una pérdida de ritmo especialmente apreciable en el segundo trimestre, que se publicará durante la segunda mitad de julio", apuntan desde el banco naranja. "Contrariamente, la reforma fiscal americana y otros factores inerciales podrían elevar el PIB del segundo trimestre en EEUU hasta el rango del 4-5 por ciento, lo cual supondrá una sorpresa positiva para el mercado, ya que no está en absoluto descontado".

En la Unión Europea, entretanto, no solo faltan catalizadores que animen a las bolsas sino que, además, hay riesgos palpables que pervierten los ánimos alcistas. Está la crisis política en Italia, la reciente incertidumbre generada en las filas del Gobierno alemán por la cuestión migratoria, el futuro plan de salida del Brexit... y un BCE que no ayuda a uno de los sectores más ponderados en la bolsa española, como es el bancario. Por no mencionar el calendario electoral en Latinoamérica, tras la victoria del izquierdista López Obrador en México y los comicios de octubre en Brasil.

El mercado teme que la llegada de una pronta desaceleración -resulta prematuro hablar de recesión- pueda pillar a Mario Draghi sin herramientas para combatirla ya que todavía no ha arreglado lo que, tras la crisis, se propuso solucionar. Para cuando se produzca la primera subida de tipos -en octubre de 2019- el precio del dinero en EEUU podría estar ya en cotas cercanas al 3,25%.

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