
A medida que la economía de la zona euro se enfría, la subida de tipos del Banco Central Europeo (BCE) se aleja. Y con ello, el miedo de los inversores a comprar deuda pública europea. En un año en el que las grandes plazas del Viejo Continente colorean de rojo sus balances anuales, con pérdidas de doble dígito, el papel soberano que emiten países core de Europa, como Alemania o Francia, pero también la de periféricos como España o Portugal, ha actuado de refugio para muchos.
Y lo ha hecho tanto que, en un contexto en el que con la mayoría de activos de renta fija se pierde dinero este año, con la deuda pública de estas regiones se vuelve a ganar. En conjunto, las compras de bonos soberanos vistas en la última parte del año permiten que un inversor gane de media un 1,8% desde enero con el papel de estos cuatro países. La excepción la encarna Italia, con cuyo bono a 10 años se pierde más de un 6%, a pesar de que el acuerdo al que llegó ayer con Bruselas sobre sus presupuestos propició que su interés bajase 16 puntos básicos.
"El mercado está previendo una ralentización económica", explica Enrique Lluva, subdirector de gestión de renta fija de Imantia, gestora en la que prefieren seguir alejados de este activo porque consideran que los malos datos de la zona euro son temporales, provocados por la incertidumbre italiana -que, en su pulso con Bruselas, optó por rebajar su objetivo de déficit del 2,4% del PIB al 2,04%-, la problemática de los chalecos amarillos en Francia y la de los motores diésel en Alemania.
Todo este sentimiento, detalla Lluva, arranca cuando el presidente de la Fed, Powell, después de la reunión de noviembre, traslada al mercado que la previsión de subidas de tipos para 2019 podría pausarse. "Esto fue asumido como un aviso de posible ralentización del crecimiento ya en 2019. Todo esto ha sido acompañado de una batería de datos europeos por debajo de lo esperado, como los PMIs de diciembre, con clara desaceleración en Italia y Francia. Esto ha llevado al mercado a ver todavía más alejado el proceso normalizador en Europa, lo que ha redundado en el apetito por la deuda soberana".
La última encuesta a gestores realizada por Bank of America Merrill Lynch refleja que en diciembre se ha producido la mayor rotación en un mes hacia los bonos. El porcentaje de profesionales que infrapondera ahora la deuda global en sus carteras se ha reducido del 60% de noviembre al 35% (la cifra más baja desde que Reino Unido decidió escindirse de Europa, en junio de 2016).
Lejos de los máximos del año
El interés de la deuda pública a diez años de estos países cotiza lejos de los máximos del año. En el caso de los bonos a diez años alemán y francés lo tocaron en febrero. Entonces, la rentabilidad del Bund llegó al 0,76%, frente al 0,23% actual y la del francés al 1,01% frente al 0,7% al que cerró ayer. "Un buen punto de entrada en el Bund podría ser cuando el rendimiento real estuviese en 1%", opina Alex Fusté, economista jefe de Andbank. "Dado que nuestras previsiones para el IPC están en el 1,7%o, el rendimiento del Bund debería alcanzar el 2,7% para posicionarnos en comprar", dice.
En el caso de la rentabilidad del papel emitido por España, su interés se ha relajado del 1,56% de principios de año al 1,37% actual -su pico más alto lo tocó en octubre, en el 1,735%-; mientras que las compras de deuda portuguesa han reducido su rentabilidad del 1,94% en enero al 1,64% actual, aunque llegó a tocar el 2,19% en mayo. Este papel, que ya fue uno de los más rentables entre los bonos europeos, va camino de revalidar título en 2018, con ganancias del 2,7% (ver gráfico).