
Los bancos más grandes de Wall Street están analizando los datos financieros y económicos de EEUU en busca de señales de una recesión inminente. En general, han concluido que aunque aún no es probable que una nueva crisis llegue en 2019, cada vez es más posible.
La expansión actual está a ocho meses de convertirse en la más larga en la historia desde la posguerra, y la mayoría de los indicadores siguen siendo lo suficientemente sólidos como para sugerir que así será. Sin embargo, la venta masiva de acciones y una inversión parcial en la curva de tipos en los bonos del Tesoro tienen a los analistas que diseccionan datos con la 'mosca detrás de la oreja' ante el posible advenimiento de una contracción en 2019.
Economistas de JPMorgan, Goldman Sachs , UBS Group y Bank of America se encuentran entre los que se han unido a la búsqueda de señales que puedan revelar la llegada de una recesión antes de lo esperado, según muestran en sus recientes notas de investigación. El escenario base no prevé una crisis en 2019, todo hace indicar que la economía se encuentra en la fase final del ciclo expansivo, pero la muerte del mismo aún podría tardar en llegar más de doce meses. No obstante, JP Morgan ve ya una posibilidad de recesión del 35% para el próximo año, por encima del 16% que pronosticó en marzo.
Los riesgos se multiplican
Los riesgos se han multiplicado en los últimos meses (tensiones comerciales, volatilidad en los mercados financieros, ralentización del crecimiento en países clave como Alemania o Japón...) lo que impide descartar la posibilidad de presenciar una recesión, aunque no sea el escenario base. Aunque varios indicadores clave están mostrando cierta debilidad, por ahora están lejos de desplomarse.
Alarma 1: Datos de empleo
Según los economistas de Bank of America, las reclamaciones de subsidios por desempleo se encuentran entre los cinco indicadores más relevantes para vaticinar una futura recesión. "En las últimas siete recesiones, la tasa de crecimiento de las reclamaciones ha subido, de media, dos dígitos durante los 6 meses previos a la desaceleración económica", aseguran los expertos.
Las reclamaciones semanales han subido levemente, según datos publicados el jueves, pero han estado en niveles extraordinariamente bajos, y su reciente estallido ha sido relativamente pequeño.
Para Bank of America, otras señales de recesión son las ventas de automóviles, la producción industrial, el índice de la Fed de Filadelfia y las horas agregadas de trabajo. Algunos de ellos se están debilitando, pero ninguno se está desplomando.
Alarma 2: Encuestas a empresas
"Los indicadores de confianza empresarial se han suavizado recientemente, y esa es una de las razones por las que el índice de predicción de recesión de JP Morgan ha aumentado y "se acerca a su punto más alto hasta el momento", según el analista Jesse Edgerton. El pico del ciclo llegó en 2016.
"Los riesgos se están desviando hacia una economía más suave", explica Edgerton, aunque agrega que no todas las encuestas muestran debilidad y su equipo aún no predice una recesión en 2019. Para obtener una imagen actualizada de la actividad, se centrará en datos de alta frecuencia, incluidos los informes sobre actividad empresarial que realiza la Fed a nivel de distritos.
Alarma 3: curva de tipos
Mucho se ha escrito sobre la capacidad de predecir recesiones a partir de la inversión de la curva de rendimientos: una situación en la que los tipos de los valores de deuda a corto plazo se mueven por encima de las de los bonos de vencimiento más largo. La brecha entre los rendimientos de 2 y 10 años –controlada muy de cerca– se ha ido reduciendo, mientras que una parte de la curva ya se ha invertido.
Cuando la curva de tipos se invierte, generalmente llega una desaceleración. "Casi no tenemos ninguna evidencia empírica de que esto sea regular", aseguró la presidente de la Fed de San Francisco, Mary Daly, en una entrevista de noviembre.
Dicho esto, los funcionarios de la Fed no parecen demasiado preocupados por la curva, por ahora. La están estudiando y controlando, pero no están dispuestos a centrarse en ella mientras que los datos económicos reales se mantengan.
Las inversiones de la curva son una "bola de cristal defectuosa", sostiene el director de inversiones de UBS Global Wealth Management, Mark Haefele, en una nota del 5 de diciembre. A pesar de estas declaraciones, la historia revela que cada una de las últimas siete recesiones ha estado precedida por un cambio en la curva, en las últimas dos ocasiones la recesión tardó en llegar unos 24 meses.