Bolsa, mercados y cotizaciones

EEUU empieza a temer al monstruo de dos cabezas... de la deflación a la estanflación

  • La Fed actualizará sus previsiones y dará pistas sobre cuando subirá tipos

A finales del mes de mayo, Richard Turnill, estratega principal de inversiones globales de BlackRock, era claro con sus clientes al dar por muerta la deflación en EEUU. Por aquel entonces, muchos de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal azuzaban el mercado con declaraciones y mensajes velados que implicaban que el banco central de EEUU estaba listo para volver a girar la tuerca de su política monetaria.

El oráculo inflacionista comenzó a centellear con el Índice de Precios al Consumidor estadounidense, publicando en abril su mayor aumento desde febrero de 2013 mientras los precios del crudo escalaban a marchas forzadas tras los mínimos de febrero.  

La propia presidenta de la Fed, Janet Yellen, se dejó llevar por la voracidad de halcones como la presidenta del banco central de Kansas City, Esther George, o sus homólogos en Cleveland y San Luís, Loretta Mester y James Bullard, que junto a otros colegas del FOMC hicieron que Yellen agregase una inusual coletilla en su comparecencia del 27 de mayo, cuando aseguró que una subida de tipos sería "apropiada en los próximos meses". Entonces, las perspectivas del mercado se resistían a un alza de 25 puntos básicos en la reunión que acaba hoy, pero se concienciaron de que llegaría el próximo 27 de julio.  

Sin embargo, el dato de empleo de mayo, cuando EEUU sólo generó 38.000 puestos de trabajo, cayó como un jarro de agua fría. La propia Yellen cambió su discurso el 6 de junio, al considerar el dato como "preocupante" y volver a su aséptica retahíla sobre una subida progresiva de los tipos que olvidaba el añadido de "los próximos meses".  

"Pese a los efectos de la huelga de trabajadores de Verizon, el dato de empleo de mayo evidencia una economía enferma", avisa John Normand, estratega de J.P. Morgan Chase en Nueva York. "No considero que el país sufra una estanflación en estos momentos, pero podría ocurrir eventualmente", señala. En este sentido, Normand define este estancamiento como dos trimestres consecutivos en los que el crecimiento económico se mantiene por debajo de la tendencia. Desde la década de los 70, la economía mundial ha sufrido una estanflación en 11 ocasiones, pero en tres, la situación desató una recesión mundial: 1973, 1979 y 2009.  

La energía

Los factores fundamentales entre la oferta y la demanda de energía han pasado de ser un viento en contra a convertirse en un impulso para la inflación. El suministro de crudo se ha restringido y la demanda está en aumento. Esto sugiere que los precios actuales parecen ser cada vez más sostenibles, a menos que ocurra una importante reapertura en la producción ralentizada de petróleo de esquisto. Esto da indicios de que comienzan a bajar las presiones negativas de la energía sobre la inflación, en línea con la perspectiva de las actas de la reunión de la Fed de abril. 

De hecho, Turnill, estratega de BlackRock, sigue defendiendo que "las presiones inflacionistas persistirán" en la mayor economía del mundo a medida que se traspasan los aumentos de precios de fábrica a los consumidores. Al respecto matiza que no sólo influye la recuperación en los precios del petróleo sino también la desaceleración del dólar. "Los componentes más estables del IPC han aumentado sus precios, los salarios aumentan moderadamente, al igual que las expectativas de inflación para el consumidor", explica. 

Precisamente, antes de que conozcamos el desenlace de esta reunión, el mercado y los funcionarios de la Fed recibirán la lectura del Índice de Precios de Producción de mayo, que ofrecerá pistas sobre el deflactor de precios al consumo, una referencia importante al que Yellen presta especial atención. El próximo viernes se darán a conocer los datos de inflación, donde se espera que los precios de la energía estimulen un alza moderada. 

"Esperamos que la Fed mantenga su pausa a la hora de subir tipos", asegura Joseph Lavorgna, economista jefe de Deutsche Bank, quien considera que el comunicado será algo más pesimista tras el decepcionante dato de empleo de mayo. Aún así, advierte que "sólo harán cambios cosméticos a sus previsiones económicas, por lo que su hoja de ruta permanecerá intacta permitiendo así una o dos subidas de tipos en lo que queda de año".  

Desde J.P. Morgan, Normand estima que el dólar estadounidense seguirá perdiendo valor frente al yen y el euro a medida que la Fed se replantea una subida de tipos antes de que termine el verano.  

En Europa y Japón

Mientras tanto, en la Eurozona, el BCE mejoraba su pronóstico sobre la inflación, que hace tres meses redujo drásticamente del 1% al 0,1%, pero que en su última reunión fue revisado al alza hasta el 0,2%. Dicho esto, su presidente, Mario Draghi, admitió que la inflación seguirá en niveles "muy bajos o negativos" en los próximos meses pero comenzará a subir en la segunda parte de 2016.  

En Japón, donde esta semana también se reúne su banco central, "aún queda mucho por hacer si se quiere mantener alguna oportunidad para alcanzar el objetivo del 2% para la inflación", reconoce Ethan Harris, economista jefe de Bank of America Merrill Lynch. "Esperamos que Kuroda utilice las tres dimensiones de política monetaria: elevando la compra de activos, ampliando la calidad de estos, especialmente absorbiendo más ETF y rebajando más los tipos interés".

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