
La reunión de productores de petróleo ha terminado con los representantes de estos países levantándose de la mesa sin llegar a un acuerdo concreto. Las diferencias entre Arabia Saudí e Irán son insalvables, algo que auguraba un día de desplomes para el crudo... y para las bolsas. Sin embargo, el precio del oro negro se estabilizó sorprendentemente durante la jornada, contagiando a la renta variable, debido a que el mercado está dando credibilidad a que la sobreoferta de crudo tiene los días contados, con o sin acuerdo entre los grandes productores para congelar la producción.
La bolsa europea no sólo ignoró, en los primeros momentos con tímidas ventas, un desplome del crudo que llegó a rozar el 7%, sino que cerró en tono positivo y al calor de un crudo que terminó sin grandes cambios, con un descenso inferior al 1%, cerca de los 43 dólares el barril, en el caso del Brent europeo. Incluso, el recurso energético llegó a estar en positivo en el día.
Tras la apertura alcista en Wall Street, Europa viró, entonces, al alza. Y, al cierre, el Ibex 35 se anotó un 0,35% de subida, hasta los 8.881,6 puntos. La bolsa alemana fue, por su parte, la más alcista del Viejo Continente, con un avance del 0,68% para el Dax, que terminó la sesión en los 10.120,60 puntos.
Equilibrio a final de año
¿Por qué el crudo y la bolsa fueron impermeables a la falta de acuerdo en Doha? Los expertos apuntan a que, a pesar del desacuerdo entre los grandes productores, la oferta y la demanda de petróleo siguen equilibrándose; tanto es así que a final de año puede ser el momento en el que ambas se armonicen. Esa es la opinión de la Agencia Internacional de la Energía -IEA, por sus siglas en inglés-, quien destacó la semana pasada que, en un escenario en el que la OPEP produzca 33 millones de barriles al día durante los dos últimos trimestres -incluso por encima de los 32,58 millones que ha generado de media en el primer trimestre-, "la sobreoferta caerá hasta los 200.000 barriles, durante los dos últimos trimestres. Incluso, si esta previsión fuese excesivamente alcista, no hay duda de que el mercado del petróleo se dirige hacia un balance en la oferta y la demanda". La caída de la producción de crudo que está teniendo lugar fuera de la OPEP es la responsable, según apunta la IEA.
Incluso, barajando un escenario en el que Irán alcanza su objetivo de aumentar su producción hasta los 4 millones de barriles al día, y se tiene en cuenta el incremento de la demanda previsto por la Agencia, de 1,2 millones de barriles, en los niveles de producción actuales la sobreoferta terminaría dentro de 17 meses, como ya contó la semana pasada elEconomista.
Son varios los analistas que apoyan el escenario de equilibrio entre la oferta y la demanda a final de año. Óscar Anaya, subdirector de Carax-Alphavalue, explica que "en teoría, a finales de año habrá un ajuste suficiente como para que se equilibren la oferta y la demanda, o al menos que estén muy cerca". Eso sí, el experto advierte de lo complicado que resulta hacer previsiones en este mercado, destacando que "da grandes bandazos; seis meses es un periodo largo para las materias y pueden cambiar muchas cosas".
Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB, considera, en el mismo sentido, que "es difícil que se estreche la diferencia tan rápido como para llegar a un equilibrio a final de año, pero sí espero que en ese momento el balance esté próximo".
Otro de los detonantes que pudo afectar a los inversores fue el inicio de una huelga de trabajadores del petróleo en Kuwait. El país fue el cuarto mayor productor de la OPEP en marzo, gracias a los 2,81 millones de barriles que generó; sin embargo, la huelga ha paralizado un 60% de su extracción, es decir, 1,7 millones de barriles al día. Así, mientras dure la protesta en el país, el mercado del crudo estará equilibrado, ya que la sobreproducción actual se mantiene en los 1,6 millones de barriles, según la IEA.
Un castigo excesivo
Con el petróleo como telón de fondo, los expertos apuntan a una excesiva penalización que venía azotando a las bolsas. "Es cierto que el escenario catastrofista que había hace dos o tres meses se basaba en dos pilares: la debilidad de la economía china y el desplome del precio del crudo que, además, arrastraba a las materias primas", apunta Javier Barrio, analista de BPI. Hoy "esos dos aspectos", continúa, "se han corregido sensiblemente. Y China evoluciona mejor de lo esperado, lo que ha generado un rebote de las bolsas". Subida que apunta, incluso, a cierta fortaleza. En palabras de Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader, "lo que ha cambiado ahora es que ya no consideramos que vayamos a volver a ver los mínimos del año". "Ésta", considera Cabrero, "sería una oportunidad inmejorable para volver a incrementar exposición a bolsa europea, principalmente a la alemana".
Pero, más allá del gigante asiático, "los datos macroeconómicos siguen siendo los que son", asegura José Luis Martínez Campuzano, de Citi. ¿Qué significa esto? "Ni mejoran, ni empeoran", arguye, "lo que nos traslada a una situación de cierta calma, con un escenario de crecimiento lento, pero no de recesión".
Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis, añade que "hemos tenido noticias muy pesimistas sobre la economía real durante los últimos meses, y al Brent le ha costado bajar de 30 dólares. Desde ahí, incluso sin cambios macroeconómicos significativos, su precio ha rebotado con fuerza. Así, salvo que haya noticias muy negativas, el crudo tiene un suelo sólido en los 30/35 dólares por barril".
La industria japonesa 'tiembla' en la bolsa de Tokio
El terremoto y las sucesivas réplicas que provocaron la muerte de decenas de personas en uno de los epicentros industriales de Japón -la isla de Kyushu y, más concretamente, la región de Kumamoto- durante el fin de semana se dejó notar también en el principal índice bursátil del país, el Nikkei, que se dejó el lunes un 3,4%, y fabricantes como Sony, Honda o Toyota, que tuvieron que paralizar las plantas que tienen en la zona afectada por los seísmos.
Las acciones de Sony cerraron con una caída del 6,78%, su mayor desplome desde febrero. La tecnológica cuenta con una factoría de chips para smartphones en Kumamoto y que se vio obligada a frenar su producción en un momento "crítico", según coinciden los analistas, por la desaceleración que sufre la demanda y el obstáculo que supone la apreciación del yen frente a sus principales cruces.